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El gas se dispara más de un 40% desde el ataque de Hamás y el posible sabotaje en el Báltico

Las petroleras y los fabricantes de armas cierran la semana con fuertes subidas en Bolsa, mientras que las empresas turísticas y las aerolíneas se resienten por el conflicto

Un buque de los guardacostas finlandeses, este miércoles en el lugar donde se ha producido la fuga en el Balticconnector.
Un buque de los guardacostas finlandeses, este miércoles en el lugar donde se ha producido la fuga en el Balticconnector.LEHTIKUVA (via REUTERS)

El mercado del gas natural en España echa el telón a una semana particularmente tensa, con un sinfín de frentes abiertos. El precio de este combustible —esencial para la industria y las calefacciones en Europa— supera este viernes los 55 euros por megavatio hora (MWh) en el mercado holandés TTF, el que sirve de referencia para todo el continente. Es un 44% más que a cierre del viernes pasado, horas antes del ataque de Hamás y de la posterior respuesta israelí. El domingo, el gasoducto que une Finlandia y Estonia quedó inoperativo tras una fuga que el Gobierno del país nórdico investiga como un sabotaje, añadiendo más picante sobre los precios. Todo, a las puertas de la temporada de frío en el hemisferio norte, cuando el consumo se dispara. Estos eventos han impulsado la volatilidad en los mercados, que han cerrado este viernes con las grandes empresas de defensa y las petroleras como ganadoras de la semana, mientras que los valores relacionados con el turismo se han resentido.

“Las tensiones geopolíticas siempre afectan negativamente al mercado de gas con incrementos de precio, y cualquier evento que afecte a la oferta de gas en Europa, ya de por sí bajo tensión desde el año pasado, se traslada rápidamente al precio”, analiza Pedro Cantuel, de Ignis Energía, en referencia a la guerra abierta entre Israel y Hamás. El norte del continente, dice, es clave para las llegadas por gasoducto, dado que Noruega es un suministrador clave —el año pasado, la cuarta parte del gas que consumieron los Veintisiete salió de sus yacimientos, una cifra que crecerá en 2023—, “y es normal que cualquier problema en esa zona que también se traslade al precio, a pesar de que el gasoducto afectado esta semana tiene poca influencia en el sistema gasista europeo”. Pese a la subida, el gas sigue lejos de los más de 300 euros por MWh que alcanzaron en el peor momento de la crisis energética, en agosto del año pasado.

Volatilidad y especulación

Lo ocurrido en el Balticconnector —el nombre que recibe el tubo presuntamente saboteado en la madrugada del sábado al domingo pasados— es ilustrativo de los riesgos a los que está expuesta la infraestructura europea de suministro de gas. Y devuelve a la memoria las imágenes del Nord Stream, otrora principal vía de entrada del gas ruso en la UE, cuando el 26 de septiembre de 2022 registró varias explosiones y posteriores fugas submarinas de gas natural. El escenario es compartido: el mar Báltico.

Hay más. “Una parte de las importantes subidas de precio tienen detrás el componente de la especulación, al ser el mercado de gas europeo muy líquido y con mayor volumen de negociación”, subraya Cantuel. El analista español observa, también, una cierta “exageración” en la reacción del mercado: “Los fundamentales de mercado siguen siendo robustos; las reservas están en máximos; la demanda y las importaciones, estables; y las temperaturas están siendo más altas de lo normal en este inicio de octubre...”. Esta última variable es clave: el invierno pasado fue particularmente suave, y eso mejoró —y mucho— las condiciones de suministro. Pero tratar de adivinar qué ocurrirá en los próximos meses es como echar una moneda al aire.

Armamentísticas y petroleras, al alza

Esta especulación ha marcado especialmente esta semana en los mercados: a las grandes petroleras europeas —cuyas cotizaciones se han disparado de la mano del crudo, que ya supera los 90 dólares tras subir un 5% este viernes— se han sumado las empresas armamentísticas, que han cerrado este viernes una semana de grandes subidas. Al cierre de los mercados en el Viejo Continente, las cinco mayores petroleras europeas —Shell (+5,4%), BP (+8,3%), Total (+4,7), Repsol (+4%) y Eni (+5,8%)— han cerrado la semana con grandes avances, impulsadas, también, por el miedo a que el conflicto pueda alcanzar a Irán, productor más del 3% de la producción global de petróleo.

La posibilidad de que el conflicto en Palestina pueda alcanzar una mayor dimensión también ha llevado en volandas a las grandes compañías de defensa, tanto europeas como estadounidenses, los mayores proveedores de armas de Israel. Los valores relacionados con defensa han seguido a las petroleras en estas cinco jornadas marcadas por el recrudecimiento de la respuesta israelí: la británica BAE Systems sube un 10% en la semana; la italiana Leonardo, casi un 8%; las francesas Thales y Safran, un 12,8% y un 2,9%; y la alemana Rheinmetall, fabricante de los tanques Leopard, más de un 14%. Al otro lado del charco, Lockheed Martin, el fabricante estadounidense detrás del avión de combate más avanzado del mundo, el F35, subía más de un 9% en la semana al cierre de los mercados europeos.

La otra cara de la moneda de esta semana marcada por la volatilidad y la especulación ha sido el turismo. El índice que reúne a las principales aerolíneas comerciales europeas se hundió casi un 5% el lunes, primera jornada de Bolsa tras el ataque de Hamás. IAG, que engloba a British Arways e Iberia, se ha dejado más de un 7% de su valor, y en España, la operadora turística Amadeus ha perdido un 3% de su valor. Durante la semana, las principales aerolíneas han cancelado miles de vuelos a Israel.

Daño a corto plazo, pero no a largo

El conflicto en Oriente Próximo “podría seguir afectando a los precios del gas a corto plazo”, constata Shinwoo Kim, de la gestora de fondos T. Rowe Price, en un informe para clientes. “Israel ha manifestado su intención de cerrar sus yacimientos, que suponen aproximadamente el 1,5% del suministro mundial, y la reducción podría repercutir en los mercados fuera de la región [Oriente Próximo]”.

Estas renovadas presiones sobre los precios, avisa Kim, amenazan también con encarecer tanto el gasóleo como los fertilizantes —dos productos que han sufrido con especial intensidad la escalada inflacionista a raíz de la invasión rusa de Ucrania—, puesto que el gas es un ingrediente clave en su producción. Con todo, el gestor de T. Rowe Price cree que si algo demuestra la historia es que conflictos como el de Israel y Gaza “suelen afectar a los precios de las materias primas a corto plazo cortos, pero no suelen desbordar los motores a largo plazo que sustentan los ciclos”.

Más cerca de la reactivación de la excepción ibérica

La escalada de los últimos días tiene consecuencias más allá del propio mercado de gas. La excepción ibérica, el efectivo cortafuegos ideado el año pasado por los gobiernos de España y Portugal para evitar el contagio de precios de ese combustible sobre el precio de la luz y que permanece inactivo desde principios de 2023, está un paso más cerca de entrar en funcionamiento.

Según la senda pactada con Bruselas la primavera pasada, cuando se amplió el mecanismo hasta el próximo 31 de diciembre, el sistema volvería a entrar en vigor si el precio del gas en España alcanza 62,8 euros por MWh en octubre, 63,9 euros en noviembre y 65 en diciembre. Unas cotas todavía lejanas —el mercado español Mibgas ronda hoy los 50 euros, algo menos que el TTF—, pero nada descabellada si la actual tendencia alcista continúa en las próximas semanas.

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