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Bruselas avala el apoyo financiero a la extensión de las nucleares en su reforma del mercado eléctrico

La Comisión Europea plantea un rediseño no estructural de las reglas del sector, aunque incluye medidas de protección al consumidor

La comisaria de Energía, Kadri Simson, este martes en Estrasburgo. Foto: JEAN-FRANCOIS BADIAS (AP) | Vídeo: epv
María R. Sahuquillo

Bruselas avala en su propuesta de reforma del mercado eléctrico el apoyo financiero de los Estados miembros para prorrogar la vida de las centrales nucleares. En su nuevo esquema para contener la escalada, presentado este martes, la Comisión Europea dispone que los llamados contratos por diferencia —en los que se acuerda un “precio de ejercicio” fijo con independencia del mercado a corto plazo, para estabilizar los precios, evitar fluctuaciones y ganancias desequilibradas— se pongan en marcha para las nuevas inversiones renovables que reciban apoyo público —desde proyectos eólicos, solares o hidroeléctricos—, sino que se extiendan también a la nuclear. Y no solo a las nuevas instalaciones, sino también las que ya existen y se quieren repotenciar, lo que fortalecerá el sistema.

La guerra de Rusia en Ucrania y la utilización de Vladímir Putin del gas como arma ha impulsado a la Comisión Europea a trazar una reforma del mercado eléctrico que busca alejarse de las energías fósiles. En su renovación de las reglas del mercado eléctrico para proteger a los consumidores de los picos de precios y las disparadas facturas que muchos hogares han sufrido durante meses, Bruselas tratar de aumentar el uso de contratos de energía de precio fijo y acelerar la transición a las energías renovables, según la reforma, que adelantó EL PAÍS la semana pasada.

Dentro de esos esquemas, la nueva regulación —que busca sacar el gas de a combinación energética de Europa lo más rápido posible—, opta por los enfoques más conservadores de miembros como Países Bajos o Alemania y no altera el sistema marginalista, que implica que el precio lo marca la última tecnología empleada para producir electricidad; y se aleja de la reforma estructural que había propuesto España. También recoge las propuestas a la medida de Francia en cuanto a la energía nuclear. El aval de Bruselas a que las plantas existentes se puedan beneficiar de estos llamados contratos por diferencias puede sembrar la duda en España sobre la extensión de nucleares, que sin ayudas no tienen viabilidad económica para una prórroga.

Tras muchos meses de trabajo, la propuesta de la Comisión —que aún deben aprobar los Veintisiete y el Parlamento Europeo— parece, sin embargo, mucho menos ambiciosa que lo inicialmente planteado por la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, cuando los precios de la energía estaban por las nubes. Los precios ahora son más bajos y la presión es menor. Aunque fuentes diplomáticas advierten que la nueva reforma no evitaría que se repitiera una crisis de precios similar a la de 2022.

La reforma, opina el eurodiputado socialista Nicolás González Casares, miembro de la comisión parlamentaria de Industria, Investigación y Energía, no va mal encaminada, pero también destaca su falta de ambición. “Tenemos buenas sensaciones sobre los contratos a largo plazo y los contratos por diferencia, que deben permitir que ellas renovables den señales de precio asequible a los consumidores”, señala Casares, que también ve “demasiadas concesiones” a las nucleares.

La nueva regulación, con puntos algo farragosos que ha tratado de explicar la comisaria de Energía, Kadri Simson, incluye incentivos para los contratos que fijan los precios de energía a largo plazo para evitar la volatilidad y así proteger a los consumidores. “La crisis energética provocada por el ataque de Rusia a Ucrania expuso una serie de deficiencias en el sistema actual”, ha señalado Simson, que ha reconocido que los fundamentos del mercado no se tocan en la reforma. “El marco actual se ha centrado demasiado en los mercados a corto plazo”.

Con los mimbres de la crisis de precios y el impacto sobre el bolsillo de hogares e industria, Bruselas propone que los consumidores tengan derecho a solicitar contratos de precio fijo de los grandes proveedores de electricidad y recomienda la combinación de dos tipos de contratos: los variables, que aprovecharían las horas más baratas para cargar dispositivos, por ejemplo, y los de tarifa fija, para el consumo cotidiano. Los Estados miembro tendrán que poner en marcha, además, medidas para evitar que los proveedores corten el suministro a los consumidores vulnerables que no pueden pagar.

Además, para que los consumidores no se vean afectados por los problemas de los proveedores, los Estados tendrán que nombrar un “proveedor de último recurso” para que estas personas tengan un respaldo si su proveedor de energía falla.

“Satisfacción” en el Gobierno español

Horas después de que se hiciera pública, fuentes del Gobierno español han afirmado “acoger con satisfacción” el borrador de la Comisión Europea. “Lo que hace un año se nos decía que era imposible, hoy se plasma en una propuesta legislativa que se inspira y recoge buena parte de las soluciones propuestas por España para mejorar el diseño del mercado eléctrico”, afirman. En concreto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico cree que el Ejecutivo comunitario ha “asumido como propia” la propuesta española de refuerzo de los contratos de largo plazo y de capacidad. Y reconoce el “ánimo constructivo” de Bruselas “a la hora de preservar el interés de desacoplar el del gas y el carbón del mercado marginalista sin que por ello se elimine”, informa Ignacio Fariza.

El Gobierno de Pedro Sánchez tiene muchas esperanzas depositadas en la presidencia de turno de la UE, un periodo en el que, dice, España “jugará un rol determinante de cara a enriquecer el texto de la Comisión y generar un consenso entre los Veintisiete”. “Se abre una nueva etapa que debe culminar con la adopción de la reforma del mercado antes del final de la legislatura europea”, sentencian estas fuentes.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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