Las panaderías apagan sus hornos para reclamar ayudas: “Lo peor es no saber cuánto vas a abonar de luz cada mes”
Los negocios artesanos piden tarifas reducidas de la electricidad después de que hayan desaparecido 600 negocios en 2022
“Van bien las cosas, tenemos un pan de calidad y clientes que compran, pero nos encontramos con que nuestro modelo de negocio ha pasado a ser deficitario de la noche al día”. Este es el balance que hace Mónica Gregori sobre la situación de su establecimiento de panadería artesana. Ella, como muchos otros panaderos en España, ha decidido apagar las luces durante 15 minutos este martes para protestar por los altos costes de las materias primas y la energía que han sufrido a lo largo de 2022. “Ha sido un muy buen año de ventas, pero al descontar los gastos, no llegamos”, lamenta.
Esta jornada de protesta ha sido convocada por la Confederación Española de Panaderías (Ceoppan) para reclamar un paquete de ayudas que amortigüe el aumento de los gastos en las más de 12.000 microempresas y pymes del sector. Según los datos de Ceoppan estos negocios dan empleo a 190.000 personas y, durante 2022, alrededor de 600 han cerrado definitivamente.
Mónica Gregori regenta en Barcelona L’Obrador dels 15, un negocio familiar que ya va por la quinta generación. Explica que pese a que las ventas han sido buenas durante 2022, la factura de la luz y el aumento en el precio de las materias primas se han llevado gran parte de sus márgenes empresariales. La empresaria cuenta que su factura mensual de luz solía rondar los 4.000 euros, pero ha llegado a pagar 23.000 en algunos tramos del año. “Aunque ahora los precios de la luz están mejor, lo que más daño hace es la imprevisión, que no sepas el importe que te va a llegar cada mes, porque el precio de la energía fluctúa mucho”, afirma.
Darío Marcos regenta en Madrid el obrador artesano Panadariø. Para Marcos los costes energéticos son uno de los problemas fundamentales: “Da igual la facturación que consigas o el volumen de trabajo que tengas: el porcentaje de la energía sobre el total de los costes fijos siempre es altísimo”, señala. El trabajo de estos artesanos está alejado de las cifras de producción industrial, pero piden que se proteja a los negocios pequeños haciendo una adaptación de los parámetros para que se puedan acoger a las tarifas reducidas que tienen las grandes industrias electrointensivas. Argumentan que las materias primas con las que trabajan requieren de cámaras de frio, fermentadoras y hornos que disparan sus facturas de la luz.
Desde Ceoppan señalan que las medidas que se han tomado hasta ahora, como la eliminación del IVA del pan —que pasa del 4% al 0% —, son importantes para ayudar a los consumidores, pero piden ayudas más específicas para la supervivencia de los pequeños negocios. Además de tarifas de luz y gas adaptadas, también piden que se les aplique el descuento de 20 céntimos en el gasoil, que actualmente ha quedado restringido a los transportistas. Para Carles Cotonat, secretario general del gremio de panaderos de Barcelona, “el gran problema, además del encarecimiento de las materias primas, es la energía”. Cotonat valora positivamente la reducción del IVA, pero advierte que esta medida “no va a solucionar el problema del incremento del precio del pan”. Para solucionarlo, el representante de los panaderos apunta: “Habría que atacar al problema principal, que es el aumento de los costes”.
Otro de los frentes abiertos es el aumento de precio en las materias primas que se utilizan en la panadería y repostería. “El azúcar costaba 80 céntimos y ahora cuesta 1,50 euros; la mantequilla costaba entre 7 y 8 euros, ahora llega a los 11 o 12. Es todo un poco insostenible” asegura el gerente de Panadariø. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el azúcar había subido de media en diciembre un 50,2%, el aceite, un 31,5% y los huevos, un 27,1%. Según los artesanos, repercutir el gasto en un producto como el pan es imposible. “Nuestro cliente final son familias y sus rentas no se han incrementado sino todo lo contrario”, apunta el secretario general de los panaderos de Barcelona.
Mónica Gregori asegura que reclaman ayudas porque sus problemas de rentabilidad no se pueden atajar desde dentro del propio gremio. “No es un tema de modelo de negocio”, apunta, “es que se ha juntado una inflación espectacular con unos precios altísimos de la energía y con un aumento de los gastos financieros para aquellos que han pedido préstamos”, sostiene. Desde Ceoppan también advierten que el recorte de los márgenes de beneficio vuelve a los pequeños negocios menos competitivos: “Si no se nos apoya no podremos competir con las grandes empresas que han fabricado sus roscones congelados a lo largo de todo el año, con plantillas de costes pactadas antes de la crisis energética”, concluyen.
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