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Las conserveras españolas se quedarán sin aceite de girasol en solo tres semanas por la guerra en Ucrania

El sector, que es líder en Europa, busca alternativas en otros aceites vegetales como el de soja, mientras alerta de la inminente subida de precios

Aceite girasol España
Istock

La industria de conservas de pescado y marisco, sector estratégico en el que España es primer productor de la UE y segundo del mundo, se ve obligada a replantearse el futuro inmediato como consecuencia del conflicto bélico en Ucrania. La escasez de aceite de girasol pone en jaque al 56% de su producción, el porcentaje de conservas elaboradas con este producto procedente en una gran parte del país invadido por Rusia. “Tenemos capacidad para dos o tres semanas más”, alerta el secretario de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados Anfaco-Cecopesca, Juan Manuel Vieites. El grueso de la producción está implantado en Galicia.

El representante de la patronal conservera señala que de momento no se puede hablar de desabastecimiento. No obstante, Vieites avanza la posibilidad “inminente” de que las latas en aceite de girasol alcancen precios superiores a las envasadas con aceite de oliva e incluso a las que llevan oliva virgen extra, como consecuencia inmediata del desajuste entre la oferta y la demanda. “Es la tormenta perfecta, no sé cómo saldremos de esta”, resume Vieites la situación generada por la ofensiva rusa en Ucrania para un sector liderado por Galicia, que emplea 98.000 toneladas anuales de aceites vegetales y que ahora tiene reservas para un pequeño periodo de tiempo.

Las conserveras españolas tenían comprometidas compras de aceite de girasol para seis meses, pero “con las refinerías ucranianas paralizadas, los barcos sin navegar por el estrecho del Bósforo y sin seguros para una situación de guerra, el desabastecimiento es inminente”, explica el portavoz de Anfaco-Cecopesca. Lo que está claro es que la subida de precios de las conservas en aceite de girasol en los lineales de los supermercados es inevitable y le seguirán, señala el representante de Anfaco-Cecopesca, las elaboradas con el de oliva.

Pero el problema para el sector va más allá, toda vez que España exporta a muchos mercados internacionales en los que, explica Vieites, “no hay costumbre” de consumir aceite de oliva. La producción de girasol de países como Argentina, Moldavia o Bulgaria, entre otros, es insuficiente, añade, y sería todavía más cara. “De momento estamos planteándonos el uso de otros aceites vegetales, como el de soja, pero tenemos que garantizar la misma calidad para el producto final”, sostiene el portavoz del sector.

El sector conservero tuvo en 2020 una producción estimada de 359.081 toneladas valoradas en 1.745 millones de euros, lo que supone un 4,8% de crecimiento respecto a 2019. Sin embargo, ya cerró 2021 alertando de la situación límite como consecuencia de la subida de precios de la energía, la falta de aprovisionamientos o la crisis logística que atravesaban las navieras.

Ahora, las conserveras han comenzado a pedir la intervención de la Administración española y la europea porque no se trata solo de la escasez del aceite de girasol derivada del conflicto bélico, explican, sino de una escalada de precios generalizada y anterior a la invasión de Ucrania. “No solo se han disparado los [costes] energéticos, sino también, para esta industria, los de abastecimiento, logística y envases como el acero o el aluminio”, apunta el representante de la patronal conservera. “Todo se ha desbocado; en algunos casos, como el de los contenedores de carga, el precio ha subido incluso hasta en un 600% y esto inevitablemente recaerá en los bolsillos de los consumidores”.

Vieites destaca que la prioridad del empresariado ha sido siempre el empleo y señala que, con 15.000 trabajadores en España, la industria conservera aporta riqueza en zonas costeras que son dependientes de su actividad, ahora golpeada por la guerra. “Las previsiones son de gran incertidumbre, ya no solo en términos económicos, sino ahora también en lo que respecta al abastecimiento”, concluye el representante de la industria conservera.

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