El BBVA pronostica dos años de crecimiento para España por encima de la media europea
El departamento de análisis del banco rebaja la progresión del PIB en 2021 al 5,1%; mantiene la estimación del 5,5% en 2022 y vislumbra un incremento del 4,9% en 2023; Funcas cree que este año la subida será del 5,6%
España ha sido hasta ahora un alumno atrasado en la recuperación de la crisis del coronavirus. Fue la economía avanzada más golpeada en los primeros compases de la pandemia y en 2021 el crecimiento no ha sido tan boyante como se esperaba. De acuerdo con las últimas previsiones de BBVA Research, la economía española progresó en el año que se acaba de cerrar un 5,1%, lo que recorta en una décima la estimación de tres meses atrás. Los analistas, en España y en el mundo, se han acostumbrado en los últimos tiempos a ir rebajando sus expectativas conforme algunos factores que lastran los mercados (precios de combustibles, cuellos de botella en las cadenas de suministro, inflación...) aparecen inesperadamente o se muestran más persistentes de lo previsto.
La incertidumbre sobre esos riesgos, agravada por el temor a un conflicto en Ucrania con consecuencias económicas difíciles de medir, no impide sin embargo que 2022 se plantee para España como un año de inflexión. Si el crecimiento del 5,1% en 2021 calca el de la previsión del departamento de análisis del BBVA para la eurozona; en 2022 los indicadores españoles ya estarán claramente por encima. Para este año se prevé un 5,5% de crecimiento económico, frente a la media del 3,7% entre los socios de la moneda única. Y algo similar pasará en 2023, cuando el banco espera una progresión del PIB del 4,9% (mucho más optimista que la de otros analistas y organismos económicos), frente al 2,7% de la eurozona.
Jorge Sicilia, economista jefe de la entidad, ha lanzado un mensaje contundente este jueves al presentar los resultados del último informe Situación España. “El crecimiento va a seguir siendo robusto”, ha afirmado, “no podría ser de otra manera con todo el ahorro embalsado, los estímulos que están en marcha y el retorno de la movilidad”. Sicilia incluso ha reconocido que en la previsión del banco para este año hay “un sesgo al alza a corto plazo”. Es decir, que en próximas actualizaciones podría elevar su previsión si se confirma lo que las últimas cifras del mercado laboral y los datos de uso de tarjetas en tiempo real que maneja el banco sugieren: que la economía española, y el consumo, están resistiendo este principio de año mucho mejor de lo esperado ante la expansión de la variante ómicron.
Pero también hay temor a que, una vez más, las cosas se tuerzan en la senda trazada. Todos los economistas observan atentamente la evolución de la inflación, y el peligro de los denominados “efectos de segunda ronda” se ha convertido en un mantra de las casas de análisis en los últimos tiempos. Se alude así a la posibilidad de que la carestía de la vida provoque efectos inesperados (como subidas salariales por encima de lo esperado) y que estos entren en un círculo vicioso que alimente a su vez la subida de precios. BBVA cree que la inflación media será similar a la de este año (3,2%, una décima más que en 2021) pero que a diferencia de lo sucedido en 2021, cuando ha ido de menos a más para alcanzar en diciembre un crecimiento del 6,5%, ahora irá de más a menos y a finales de año estará en tasas interanuales del entorno del 1%.
A eso se añade la persistencia de los riesgos asociados a la pandemia, que sigue provocando sucesivas olas de infecciones, así como los cuellos de botella que complican el comercio mundial y la carestía de la electricidad y los combustibles. Estos deberían empezar a aflojar a partir del segundo semestre. Pero nadie espera que vuelvan a los niveles previos a la pandemia y nadie descarta la posibilidad de que este factor se complique si escala el conflicto entre Rusia y Ucrania. La situación actual, ha explicado Sicilia, “ya eleva las tensiones en los mercados de gas y petróleo”. Y del gas ruso dependen en buena medida los sistemas eléctricos europeos.
Funcas: más optimista este año, y menos el que viene
También este jueves ha presentado sus previsiones para la economía española Funcas (el centro de estudios de las antiguas cajas de ahorros). Su pronóstico para 2022 es ligeramente más optimista que el del BBVA, con un aumento del PIB del 5,6%, aunque supone un recorte de cuatro décimas respecto a las predicciones anteriores (un movimiento que el servicio de análisis del banco ya había anticipado el pasado otoño). Para 2023, sin embargo, Funcas cree que la economía española crecerá solo un 3,5%, lo que no impedirá que a principios de año recupere el nivel que le correspondería de no haberse producido la pandemia.
El cuadro macroeconómico de Funcas deja, además, una estimación de paro por debajo del 13% a finales de 2023, cuando también se normalizaría la inflación en torno al 2% (para este año prevé un crecimiento medio del 3,7%, por encima del de 2021). El análisis es menos complaciente en cuanto a la evolución del déficit público en este año y el que viene, con un 5,7% y un 4,8%, respectivamente, sobre el PIB (el BBVA prevé una senda más rápida de bajada y en 2023 España podría alcanzar el objetivo de dejarlo en el 3%).
En los factores que impulsan a la economía española por encima de la de sus vecinos europeos hay consenso. La baja ejecución hasta ahora de los fondos europeos de recuperación hace presagiar que ese estímulo va a comenzar a notarse sobre todo a partir de ahora. Funcas estima que en 2022 el dinero llegado de Bruselas elevará el gasto en 24.000 millones, espoleando la demanda interna, que será la gran protagonista del crecimiento de la economía. En 2023 ese gasto será de otros 19.000 millones, pero para entonces las tendencias expansivas y el margen de rebote del sector turístico serán menores. Todo ello sobre la base de una “relajación” de los precios energéticos y de los cuellos de botella que atenazan al comercio. Y a expensas, claro está, de lo que suceda con la inflación “y sus efectos de segunda ronda”, sobre los que también alerta Funcas.
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