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El bloqueo de China a la carne brasileña supone pérdidas de 1.800 millones de dólares para el país

El historial de roces entre Bolsonaro y los chinos y el precio del vacuno perjudican el negocio desde hace ya dos meses

Producción de carne en Brasil
Sala de despiece de una empresa cárnica de Xinguara, en el Estado de Pará (Brasil).Bruno Cecim/Ag.Pará/ Fotos Públicas

La suspensión de las exportaciones de carne bovina a China puede suponer pérdidas de hasta 1.800 millones de dólares para Brasil si se prolonga hasta finales de año. En el mejor de los casos, la Confederación de Agricultura y Ganadería (CNA por sus siglas en portugués) calcula que los productores brasileños perderían 1.200 millones de dólares. El historial de roces entre Bolsonaro y los chinos y el precio del vacuno perjudican el negocio desde hace ya dos meses. China compra el 56% de la carne bovina que exporta Brasil. El motivo oficial del bloqueo fue la detección de dos reses que podrían tener la enfermedad de las “vacas locas” el 3 de septiembre en los Estados de Minas Gerais y Mato Grosso. Los chinos suspendieron la importación de carne al día siguiente y aún no han revocado esa decisión, ni siquiera después de que la Organización Mundial de Sanidad Animal declarara que, con relación a la enfermedad, la carne de Brasil representa un riesgo insignificante para el consumo humano.

Además de la cuestión técnica y sanitaria, hay al menos otros tres elementos que influyen en este asunto, tal y como han informado a EL PAÍS algunos analistas y diplomáticos: el alto precio de la carne, el intento del Gobierno chino de estimular el consumo tradicional de cerdos en lugar de ganado bovino y, en menor medida, una represalia al Gobierno de Jair Bolsonaro por su hostilidad hacia los chinos. “En algunos momentos, el presidente y su entorno fueron muy duros con China. Ahora todo son elogios. Pero tal vez el pasado haya interferido en que las negociaciones tarden en reanudarse”, dijo un diplomático a EL PAÍS.

Hasta mediados de este año, el presidente brasileño mantenía una relación conflictiva con China. Llegó a insinuar que el país creó el coronavirus y puso en duda la fiabilidad de sus vacunas, pero recientemente cambió de postura. En la cumbre de los BRICS, el 9 de septiembre, Bolsonaro se deshizo en elogios hacia Xi Jinping y dijo que la colaboración entre los países había sido esencial para controlar la pandemia de covid-19.

La estimación de la pérdida para los productores brasileños la realizó el director técnico de la CNA, Bruno Lucchi. Su cálculo tiene en cuenta la media de las exportaciones realizadas a China en los tres últimos meses del año, que oscilan entre 400 y 600 millones de dólares al mes. “Es el periodo en el que China compra más carne bovina, para abastecerse de cara al Año Nuevo chino [que se celebra en febrero]”, detalló el dirigente.

Una de las quejas de los chinos es el precio del ganado. El precio por arroba alcanzó los 59 dólares en junio de este año. Desde el veto a la carne brasileña, en septiembre, el precio de la arroba empezó a caer en picado. El 28 de octubre, llegó a 45,8 dólares. Es el valor más bajo desde octubre de 2020, según datos del Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada de la Universidad de São Paulo.

“Cuando se deja de comprar, se induce a una disminución del valor. Eso es lo que está haciendo el Gobierno chino”, afirma Charles Andrew Tang, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Brasil-China. En su opinión, cuando el mercado sea más estable y China sienta más seguridad en las cuestiones sanitarias, se restablecerá el comercio entre ambos países.

Alimentos caros y sequía prolongada

Lucchi explica que el precio del buey estaba alto porque el coste de la alimentación de los animales se ha disparado, como consecuencia de la intensa y prolongada sequía que ha atravesado el país en los últimos años, y también porque hubo una retención de hembras para generar nuevos terneros. En 2019, una serie de sacrificios de vacas provocó que disminuyeran los nacimientos y perturbó el ciclo de reproducción y reposición del ganado. “No hay tanta oferta como antes”, resume.

Ningún socio comercial brasileño tiene capacidad para ocupar el espacio de China. Según la CNA, los chinos compran anualmente 920.000 toneladas de carne brasileña. Juntas, todas las demás naciones compran 900.000 toneladas. En teoría, la carne que no se venda a China la deberían consumir los propios brasileños.

Este cambio en el destino de la proteína ha generado una reducción del precio al por mayor, que ha pasado de 3 a 2,5 dólares el corte. Sin embargo, hasta ahora, los minoristas han preferido aumentar sus márgenes de beneficio en lugar de trasladar esta reducción al consumidor final. En las estanterías de las carnicerías y los supermercados, esta reducción apenas se ha notado. El precio ha disminuido solo un 0,31% en octubre, tras 16 meses consecutivos de subidas. Los datos proceden del IPCA-15, la previsión de inflación publicada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

Ante la indefinición de los chinos, el pasado día 20 el Ministerio de Agricultura brasileño determinó que las cárnicas habilitadas para exportar a China debían suspender la producción para el país asiático. Así, aumentará la oferta en el mercado brasileño y el precio acabará bajando.

Producción de carne en Brasil
Empleados de una cárnica de Xinguara, en Pará.Bruno Cecim/Ag.Pará/ Fotos Públicas

En compás de espera

Sin embargo, según la CNA, con la reducción del valor de la arroba y el aumento de la materia prima para alimentar el ganado confinado, los productores han sufrido grandes pérdidas. Si antes ganaban unos 53 dólares por animal vendido, ahora pierden unos 88. “Los que puedan, dejarán el ganado en los pastos hasta que la situación se normalice, y solo después lo enviarán al matadero”, dice Lucchi. Esa retención, a medio plazo, debería aumentar el precio.

En un intento de revertir el bloqueo temporal de la compra, la ministra de Agricultura, Tereza Cristina Dias, consideró viajar a Pekín para negociar con el Gobierno local. Pero le dijeron que de momento no sería necesario. Mientras tanto, técnicos del Ministerio de Agricultura brasileño y de la Administración General de Aduanas china se reúnen a menudo para analizar el proceso para reanudar las exportaciones.

“Estas reuniones virtuales sirven para aclarar los procedimientos que se han implementado en Brasil para controlar la enfermedad y proporcionar la información complementaria que solicitan los técnicos chinos”, explicó el Ministerio en un comunicado. “Las relaciones entre Brasil y China son buenas, este problema se superará pronto”, afirmó Chang, de la Cámara de Comercio. De ello dependen más de la mitad de las exportaciones de carne bovina de Brasil.

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