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Bolsonaro abandona la austeridad fiscal y pierde a cuatro cargos del Ministerio de Economía

El ministro Paulo Guedes pretende romper el techo del gasto público en 5.400 millones de dólares para financiar un programa de ayuda social previo a las elecciones

Paulo Guedes economía en Brasil
Las fotos de un muro de São Paulo hacen referencia a las sociedades opacas descubiertas en los 'Papeles de Pandora' a nombre del ministo de Ecomomía de Brasil, Paulo Guedes.NELSON ALMEIDA (AFP)
Carla Jiménez

El mercado financiero de Brasil cayó en picado este viernes después de que el ministro de Economía, Paulo Guedes, anunciara el jueves su decisión de dejar de lado un plan de control de gasto fiscal, una tesis sagrada para los inversores. La Bolsa de São Paulo cerró con una caída del 2,94% —el peor desempeño en 11 meses—, después de que Guedes abriera un debate en Brasil por su intención de superar el techo de deuda previsto para financiar el programa de ayudas sociales Auxilio Brasil. Cuatro secretarios del ministerio de Economía, entre ellos Bruno Funchal, responsable de la cartera especial del Tesoro y Presupuestos, presentaron su dimisión este viernes, un día después del anuncio de Guedes.

El techo de gasto social es un consenso que ha guiado al país en los últimos cinco años, desde los últimos del Partido de los Trabajadores en el Poder. El anuncio del ministro impactó negativamente en los principales indicadores económicos del país. La B3, como se llama a la Bolsa de Valores de São Paulo, reabrió nuevamente a la baja el viernes. Por su parte, el dólar alcanzó este viernes los 5,70 reales ante la posibilidad de que el Gobierno de Bolsonaro no cumpla con el compromiso adquirido cuando llegó al poder de no tocar el techo de gasto. Ese límite se creó durante el gobierno de Michel Temer (2016-2018), como un antídoto fiscal para poner en orden las cuentas de Brasil.

La idea del ministro es sobrepasar ese umbral para pagar deudas, entre ellas las conocidas como precatório —que deben pagarse por decisión judicial— y que vencen el próximo año, y el nuevo programa social dirigido a familias en situación de vulnerabilidad. El asunto llevaba varios días siendo objeto de debate en Brasil, donde en las noticias se especulaba con el lanzamiento del plan esta misma semana. El temor de los inversores se confirmó el miércoles y provocó vuelcos en los mercados. El último Boletín Focus, que reúne las proyecciones semanales de más de 100 instituciones financieras de Brasil, elevó por 25ª semana consecutiva su previsión de inflación para 2021, que ahora está proyectada en 8,45%.

El miércoles, Guedes mencionó la posibilidad de gastar 30.000 millones de reales (unos 5.300 millones de dólares) por encima del techo de gasto para garantizar el apoyo a las familias afectadas por el aumento de los costes de los productos de la canasta básica. El ministro también planteó la posibilidad de adelantar la revisión del techo de gasto, que estaba programada para 2026. Para el economista João Leal, de hacerlo, el ministro sentará un peligroso precedente que empeorará una situación que ya es delicada. “Si le aumenta 30.000 millones de reales al techo, hay espacio y presión para que sean más”, advierte.

Los diputados, que ya están con la vista puesta en las elecciones del próximo año donde Bolsonaro buscará un nuevo mandato frente, previsiblemente, al expresidente Lula da Silva, han mostrado su interés en cambiar las reglas. En la noche del jueves, una comisión de la Cámara aprobó un proyecto para aumentar la brecha en las cuentas, lo que daría margen al Gobierno para pagar sus deudas (las de precatório), con otros 40.000 millones de reales fuera del techo de gasto.

Leal cree que ese cambio en el techo del gasto podría ser un incentivo para que los gobiernos estatales hagan lo mismo, lo que derribaría ese umbral para futuros gobiernos. “Esto solo aumenta la incertidumbre frente a una inflación galopante y a una retracción muy fuerte de la economía”, agrega.

Temor a una espiral inflacionista

También existe el temor de que Brasil entre en un círculo vicioso en el que el dinero que se inyecte en la economía aumente la demanda de los bienes de consumo y, en consecuencia, la inflación. A través del programa Auxilio Brasil, el Gobierno pretende pagar 400 reales por familia (unos 70 dólares) por familia, más que el actual proyecto de ayudas sociales Bolsa Familia, y el sector empresarial no está listo para atender ese crecimiento en la demanda.

El dinero se pagaría a partir de noviembre a millones de familias que pasan por dificultades económicas por la pandemia y la inflación que acumula dos dígitos en 12 meses. “El promedio de Bolsa Familia era de 192 reales y mucha gente recibía 40, 60, 80 reales al mes. Hemos acordado que el nuevo BF [ como se denomina al programa Auxilio Brasil] será 400 reales para todos, sin excepción”, dijo el presidente Jair Bolsonaro en un evento en el nordeste de Brasil el jueves.

Esa inyección de efectivo será muy bienvenida para los brasileños que están pasando hambre en medio de la crisis y para la economía en general. Pero, sin un plan a largo plazo, y dada la escasez de varios productos —debido a los problemas con las cadenas logísticas por la pandemia—, los precios podrían subir aún más. “Todo el mundo quiere que haya beneficios sociales. El problema es cómo se está planificando, sin responsabilidad”, dice Leal. Según el economista, las incertidumbres que genera la política económica del Gobierno pesan sobre las decisiones de las empresas a la hora de hacer nuevas contrataciones o inversiones en vísperas de un año electoral. “Ahora mismo, las empresas no toman decisiones, esperan a ver las pautas del próximo Gobierno”.

Para cambiar el techo sería necesario trabajar en una Propuesta de Reforma a la Constitución (PEC), que pasaría por la Cámara y el Senado. La proposición aún debe ser votada en dos rondas por el Plenario de la Cámara antes de pasar al Senado. El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, dijo este jueves que, de aprobarse, la medida será evaluada por los senadores con “la mayor prisa posible”, pero evitó tomar posición sobre esta alternativa y destacó la importancia de adecuar el programa social al techo de gasto.

Esta no es la alternativa considerada por el equipo económico del Gobierno. Guedes propuso la autorización de un crédito extraordinario de 30.000 millones de reales para el Auxilio Brasil, que evitaría un agujero aún mayor en el techo. El ministro reconoció, sin embargo, que la decisión será política. Y la inestabilidad que genera la noticia marca la pauta de las dificultades oficiales.

En la práctica, el ministro contradice el discurso que él mismo defendió desde los inicios del Gobierno y con el que se ganó el apoyo irrestricto del mercado. Agotado por el aumento de la inflación y las dudas para pagar las órdenes judiciales, el ministro ahora amplía su lista de maniobras criticadas por inversores cada vez más escépticos de que podrá poner al país en la senda de una recuperación sostenible. El ministro ya está en el candelero por mantener su dinero en el exterior, como mostró la investigación periodística de los Papeles de Pandora, publicada por este periódico, mientras que los brasileños están expuestos a la inestabilidad económica. La escasez de materias primas disparó los precios de muchos productos, tanto en el sector manufacturero como en el de servicios. El resultado de estas políticas se medirá en las elecciones presidenciales de 2022.

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Sobre la firma

Carla Jiménez
Directora de EL PAÍS en Brasil desde 2018. Trabajó en O Estado de S. Paulo, Agência Estado, revista Época e IstoéDinheiro. Nació en Chile, creció en Brasil. Es formada en Periodismo por la Universidad Cásper Líbero, con especialización en Economía en la Fipe/USP. Forma parte de EL PAÍS desde 2013.

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