Francia congelará la ‘tasa Google’ para evitar las sanciones de Trump
París se prepara para anunciar el miércoles en Davos que aplaza el pago del impuesto hasta diciembre si EE UU se compromete a no imponer nuevos aranceles
Nadie entierra aún el hacha de guerra, pero la idea es no agitarla demasiado y dejar así espacio para encontrar una solución en la larga batalla por la tasa Google que tiene de uñas a París y Washington. En un gesto conciliador, Francia ha ofrecido aplazar el cobro en 2020 del impuesto que aprobó el año pasado para las grandes compañías digitales extranjeras que operan en su territorio. A cambio, Estados Unidos estaría dispuesto a no imponer nuevos aranceles a productos franceses. La idea, que de aprobarse será anunciada el miércoles en el foro económico de Davos, es dar tiempo a que se logre pactar un impuesto internacional que debe proponer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) este mismo año.
“Es una posibilidad sobre la mesa de negociaciones”, confirmó a EL PAÍS una fuente francesa próxima a las negociaciones. La idea, explicó, es “posponer” los pagos de la tasa —los cobros se realizan en abril y noviembre— hasta diciembre, “para permitir hallar un acuerdo en el marco de la OCDE”, que siempre ha sido el objetivo declarado de París. Los contactos en los últimos días han sido “muy regulares” entre los equipos negociadores de Washington y París, pero las conversaciones son “complejas”, admitió.
Francia aprobó en 2019 un gravamen de cerca del 3% del volumen de negocios de las compañías tecnológicas en el país que obtengan ingresos anuales de al menos 750 millones de euros (unos 830 millones de dólares) en sus actividades digitales mundiales. El primer cobro se realizó en noviembre, pero si se acepta la propuesta de París, podría también ser el último. Francia, que niega tajantemente la acusación de Washington de que se trata de un impuesto para sancionar a empresas norteamericanas, se ha manifestado desde el principio dispuesta a acabar con su tasa Google si se acuerda un tipo de pago de forma internacional, tarea que ha sido encargada a la OCDE. Francia está dispuesta, incluso, a reembolsar a las plataformas afectadas la diferencia entre la tasa cobrada y la que se llegue a fijar.
A cambio de la congelación de los cobros, Estados Unidos no hará realidad su amenaza de imponer un arancel de hasta el 100% a productos franceses importados, como el vino, por valor de 2.400 millones de dólares (unos 2.200 millones de euros).
Que había aires de acuerdo lo dejó caer ya el presidente francés, Emmanuel Macron, la noche del lunes, cuando anunció por Twitter que había mantenido el domingo una “excelente” conversación con el estadounidense Donald Trump sobre la tasa Google (que en Francia llaman GAFA, por las siglas de las principales plataformas digitales: Google, Amazon, Facebook y Apple). “Gran conversación con Donald Trump sobre la tasa digital. Trabajaremos juntos en un buen acuerdo para evitar la escalada de los aranceles”, escribió Macron. "¡Excelente!", respondió el presidente estadounidense.
Los principales negociadores del acuerdo, el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, el secretario norteamericano del Tesoro, Steven Mnuchin, y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, se reunirán este miércoles en Davos.
En un evento como el Foro de Davos, dominado por las firmas estadounidenses y por el sector tecnológico, la tasa Google ocupa los primeros puestos de la agenda. La decisión de Francia de aplazar hasta diciembre su aplicación fue recibida con alivio, no solo por las empresas afectadas sino porque la decisión evita una nueva escalada comercial y un agravamiento de las tensiones entre EE UU y la Unión Europea.
Alivio en Davos
“Si es cierto que ocurre, es una buena noticia. La OCDE necesita más tiempo para articular una propuesta respecto a una tasa digital que sea aceptable para todos. Eso evitará que EE UU imponga sanciones por 2.400 millones de dólares a Francia y que eso desate una nueva escalada comercial”, sostiene Chad Brown, experto en comercio del Instituto Peterson en Washington. A su lado, el secretario general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, advertía: “Esto no va a quedar aquí, a esta cuestión le queda mucho recorrido”.
Trump mantuvo ayer un encuentro con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que expresó su deseo de trabajar con el presidente de EE UU. “Estoy convencida de que podemos comprometernos con una agenda positiva en el ámbito comercial, pero también en tecnología, energía y muchos otros ámbitos”, declaró en un comunicado tras el encuentro. "Llevamos trabajando un tiempo en ello y esperemos que podamos conseguir algo importante. Un acuerdo con Europa es algo que todos queremos conseguir", apuntaba el mandatario estadounidense. Poco después, Trump agradecía la decisión a su homólogo francés, Emmanuel Macron: “Estados Unidos está muy contento con el resultado y agradecemos mucho lo que ha hecho el presidente Macron”.
La encuesta de PwC a directivos publicada el lunes revela la elevada preocupación entre los ejecutivos ante el aparentemente inevitable fin del actual modelo de desarrollo tecnológico. La mayoría de directivos encuestados auguran que se empezarán a regular tanto el contenido como la estructura de la Red, la ruptura de las grandes compañías para reducir su poder y el establecimiento de algún tipo de compensación por el uso de los datos personales. “Si la economía global quiere poner en marcha las expectativas generadas por la cuarta revolución industrial, hará falta mayor coordinación en todos estos temas”, concluye el informe de la consultora.
España seguirá adelante con el impuesto si no hay pacto global
España es partidaria de seguir adelante con la implantación de la tasa Google si no hay un acuerdo mundial en el marco de la OCDE. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, abogó este martes por "una solución global en el marco de la OCDE cuanto antes". Si esta no llega, apostó por retomar el debate en la Comisión Europea. Y advirtió: "El Gobierno español no excluye que propongamos la creación de ese impuesto digital a nivel nacional". "De hecho, está dentro de nuestros planes y del plan presupuestario que habíamos enviado a la Comisión", añadió.
Los ministros de Economía de la UE arrancaron el año con una vieja carpeta: la tasa digital. A pesar de las tensiones entre EE UU y Francia, en Bruselas se ha instalado un cierto optimismo sobre los trabajos que se están desarrollando en el seno de la OCDE. Estos están divididos en dos bloques: una comisión se encarga de estudiar cómo asignar los beneficios de estos gigantes tecnológicos a una jurisdicción para que paguen impuestos en ella, mientras que otra trata de consensuar un tipo impositivo mínimo.
Tras la reunión con sus homólogos comunitarios, Calviño confió en que haya una propuesta a finales de mes en los dos ámbitos para alcanzar un pacto global. “De no ser posible este acuerdo en el corto plazo, la UE debe asumir que este es un asunto clave y que precisa de una acción conjunta de todos los Estados miembros”, sostuvo la vicepresidenta.
Sin embargo, la posición en la UE no es homogénea. El impuesto ya naufragó el año pasado por la oposición de cuatro países —Finlandia, Suecia, Dinamarca e Irlanda—. Estos Gobiernos alegaban que primero debían buscar un acuerdo a nivel global, para que no se pudiera alegar que no se había intentado primero un consenso internacional. Además, Suecia creía que la fórmula propuesta por Bruselas podía suponer un freno a la innovación, porque si se imponía un impuesto sobre la facturación se podría castigar a empresas en pérdidas.
Calviño defendió que la mayoría de países de la UE quieren ver avances en los dos pilares que se están abordando, aunque admitió que algunos Gobiernos tienen dudas sobre cómo fijar jurisdicciones y otros sobre cómo establecer un tipo mínimo. “Este es un asunto muy sensible y prioritario desde el punto de vista económico, fiscal y político”, añadió la vicepresidenta.
Más claro lo vio España, que presentó un proyecto para fijar un tipo del 3% a empresas con una facturación mundial superior a los 750 millones de euros y de más de tres millones en el país. Con ella, el Gobierno pretendía recaudar 1.200 millones de euros. “En todo caso, el Gobierno español no excluye que propongamos la creación de ese impuesto”, concluyó ayer Calviño. Su tramitación iría de forma paralela a los Presupuestos Generales del Estado de 2020.
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