¿Qué moto compartida madrileña se adapta mejor a tus necesidades?
Cuándo, cómo y dónde utilizar el ‘motosharing’ en la capital para ahorrar en tiempo de transporte
El 46% de los españoles se desprendería de su coche si tuviera garantizadas unas alternativas eficientes para efectuar sus desplazamientos profesionales y personales. Y, aunque el 56% utiliza el automóvil particular para acudir al trabajo o al lugar de estudio, entre las distintas alternativas de transporte el 30% preferiría el coche compartido, y el 9%, el motosharing, es decir, las motos eléctricas de alquiler de corta duración que ya se han implantado en muchas grandes ciudades españolas. Estas son algunas de las conclusiones del sexto estudio sobre nueva movilidad, elaborado por la consultora Pons Seguridad y la revista Autofácil.
En Madrid, la ciudad española en la que se ofrecen más alternativas de transporte al vehículo en propiedad, estos datos muestran de forma aún más evidente el rápido desarrollo del nuevo modelo de traslados intraurbanos, en el que la sostenibilidad del sistema de transporte se conjuga con la eficiencia y el ahorro. Un 47% de los encuestados en Madrid opta por el carsharing como alternativa al medio que utiliza actualmente, y un 12% escogería las motos compartidas. En muy pocos meses, estas han más que duplicado su presencia en las calles de la capital, al pasar de las 2.170 unidades circulantes en junio a las actuales 4.565.
La reciente aprobación de la ordenanza de movilidad por parte del Ayuntamiento de Madrid trajo consigo importantes consecuencias para los vehículos motorizados de dos ruedas, ya que establece que las motocicletas pueden aparcar en las aceras, siempre que dejen más de tres metros de ancho libre, y al menos cinco metros de distancia con los pasos de peatones. Cuando hay aceras de menos de seis metros, deben hacerlo paralelamente al bordillo y a dos metros o más respecto a paradas de autobús o taxi, estaciones de BiciMAD y otras reservas. No pueden estacionar en la acera cuando exista banda de aparcamiento.
“Estamos satisfechos con esta ordenanza, porque hay más sitio tanto para peatones como para aparcar las motos, y se favorece el tráfico de vehículos eléctricos”, afirmó en la presentación del estudio, este jueves, Ángel Arbizu, director de marketing de Coup, una de las cinco compañías de motosharing que operan en la capital.
El 8% de los habitantes de Madrid ya utiliza habitualmente las motos compartidas, reservándolas y desbloqueándolas a través de una aplicación de móvil, y pagando por el tiempo de utilización. Si los servicios ofertados para las distintas empresas son muy parecidos, existen algunas diferencias que es mejor tener en cuenta a la hora de escoger la moto que más se amolda a las necesidades puntuales de cada usuario.
eCooltra, máxima disponibilidad
La primera compañía de motos compartidas en aterrizar en Madrid ha sido eCooltra, a mediados de mayo de 2017. “Lanzamos nuestro motosharing 100% eléctrico en marzo de 2016 en Barcelona y, al constatar la aceptación que tuvo, abrimos en Madrid en la primavera del año pasado”, relata Almudena del Mar Muñoz, directora de comunicación de esta empresa de movilidad. Según datos de la compañía, eCooltra cuenta ya con 500.000 usuarios, repartidos en las cinco ciudades en las que opera (además de la capital y de la Ciudad Condal, están también en Lisboa, Roma y Milán).
En Madrid circulan 1.100 de sus motos Govecs, de fabricación alemana, con dos cascos, una autonomía de 50 kilómetros y una cilindrada equivalente a 49 centímetros cúbicos, lo que limita su velocidad a 45 kilómetros/hora. Para conducirlos, será necesario un permiso de conducir de tipo AM (ciclomotores). Aunque este carnet se puede sacar con 15 años de edad, una de las condiciones que se requieren para utilizar el servicio de eCooltra es haber cumplido por lo menos 18 años. Disponer de un documento que acredite la identidad, una tarjeta bancaria en funcionamiento, un correo electrónico, un móvil y un carnet de conducir, son las otras.
Las motos, así como el servicio de atención al usuario y mantenimiento, están disponibles todos los días de la semana, las 24 horas. La moto se puede recoger y se tiene que dejar en un lugar donde es posible aparcar estos vehículos, en la zona de servicio, de la que forman parte las mayorías de los barrios dentro del perímetro marcado por la M-30. “Contamos con la flota más amplia”, asegura Muñoz, “por lo que siempre habrá disponibilidad”.
Conducir una moto de eCooltra supondrá el desembolso de 26 céntimos de euro por cada minuto, aunque existen packs de 100, 250 y 500 minutos, que hacen descender el coste a 23, 21, y 19 céntimos de euro al minuto, respectivamente.
Muving, potente y veloz
Unos días después, a finales de mayo de 2017, a esta primera compañía se juntó Muving, que ahora tiene unos 60.000 usuarios registrados en la capital, y otros 240.000 repartidos entre Barcelona, Valencia, Sevilla, Córdoba, Granada, Málaga, Cádiz, Murcia, Zaragoza y Puerto de Santa María. La tarifa aplicada por Moving, 25 céntimos de euro al minuto, es muy parecida a la de eCooltra, y en este caso también existen bonos de fidelización que la abaratan, dejando el minuto a 23, 21, 19 o 15 céntimos si se compran 100, 200, 400 o 1.000 minutos, respectivamente. Durante el tiempo de una parada, se aplicará una tarifa reducida de 12 céntimos al minuto.
Su flota en Madrid consta de 600 Muvi, el vehículo eléctrico de fabricación española Torrot, con una cilindrada equivalente a 125 centímetros cúbicos y una autonomía de 60 kilómetros, y que requiere, para conducirlo, un carnet de conducir de tipo A1 o B1 con más de tres años de antigüedad. “Fue el primer escúter eléctrico de Europa en obtener la homologación, y entre sus ventajas figura la potencia y una mayor velocidad frente a otros modelos, lo que representa un motivo de peso entre los usuarios a la hora de elegirnos”, señala el director general de Muving, Miguel Ángel Martínez. De hecho, la posibilidad de alcanzar unos 65 kilómetros/hora permitió a esta empresa ser la primera en prestar servicio más allá del perímetro de la M-30.
No obstante, los vehículos –en cuyo baúl se encuentran dos cascos, uno de talla L y otro M– no están disponibles en cualquier momento. “Desde las 3 de la madrugada hasta las 6, aprovechamos la interrupción del servicio para realizar recargas y mantenimiento”, explica Martínez.
Ioscoot, con navegador incluido
El precio del minuto con las motos de Ioscoot –la compañía que empezó a operar en el mercado madrileño a finales del año pasado– es algo más económico con respecto a las tarifas generales de eCooltra y Muving: 20 céntimos de euros desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche, y 24 céntimos en la franja posterior de ocho horas.
Sus 500 escúteres The Core de Goinggreen, de una cilindrada equivalente a 50 o 125 centímetros cúbicos, tienen un límite de velocidad de 45 y 70 kilómetros/hora, respectivamente, y una autonomía de 70 kilómetros. Dotadas, cada una de ellas, de dos cascos, las motos de Ioscoot se encuentran dentro de la M-30 y sus baterías son constantemente recargadas por el equipo técnico, para evitar que circulen con energía baja o dejarlas inutilizadas durante demasiado tiempo.
Con respecto a sus competidores, la usabilidad de sus modelos de escúter resulta incrementada por “una pantalla parecida a una tableta, en la que el conductor del vehículo puede configurar el trayecto y recibir información como en cualquier navegador”, destaca Jaime Blanco, responsable de marketing de Ioscoot.
Su app tiene 18.500 usuarios, repartidos entre Madrid y Barcelona, aunque en la Ciudad Condal el servicio se encuentra “temporalmente suspendido por ajustes técnicos”, explica Blanco.
Movo, dos minutos gratis
Un soporte para móviles para que el usuario pueda utilizar el navegador para llegar a su destino, es una de las características distintivas de Movo, empresa que opera en Madrid desde abril. Su cofundador, Álvaro Pellejero, señala también la función pick&go, con la que es posible desbloquear una moto escaneando con la app el código QR.
Utilizar sus escúteres eléctricos NIU, modelo N-series de 50 centímetros cúbicos con un motor Bosch y una autonomía de 50 km, implica gastar 1,70 euros para los primeros 15 minutos y 1 euro por cada cinco minutos adicionales. Los primeros dos minutos son gratuitos, “para prepararse tranquilamente antes de iniciar el trayecto”, añade Pellejero. Asimismo, Movo ha eliminado el recargo que cobraba por cada parada de la moto sin que se tuviera que dar por terminado el viaje, y ofrece 5 euros de crédito al completar el registro.
Disponibles en cualquier día, en cualquier momento, sus 515 motos, dotadas con dos cascos, se encuentran dentro de la almendra central y en Madrid Río, Puerta del Ángel, Matadero y parte de Arturo Soria. “Está permitido salir de la zona acotada por carreteras que permitan circular a modelos de 50 centímetros cúbicos, siempre y cuando el recorrido finalice en ella”, subraya Pellejero.
Coup, gran autonomía
Un solo casco por vehículo y el límite mínimo de edad de 21 años para conducirlos (tres años más que en los demás casos), son una de las características distintivas de Coup, cuyas 850 motos Gogoro de 50 centímetros cúbicos circulan en Madrid desde hace apenas dos meses. El área de la capital en la que se encuentran es la comprendida por la M-30, más Hortaleza, Ciudad Lineal o las zonas de cercanías de Ramón y Cajal.
Su autonomía es sensiblemente superior a la de eCooltra, Muving, Ioscoot y Movo, al llegar a 100 kilómetros. El coste del servicio –3 euros los primeros 20 minutos y después 1 euros cada 10 minutos– nunca podrá superar los 25 euros de 7 de la mañana a 7 de la tarde, o 15 euros de 7 de la tarde a 7 de la mañana.
“Queremos que nuestros usuarios disfruten del trayecto, no solo que lleguen a tiempo a destino”, dice el director de marketing de Coup, Ángel Arbizu. Por ello, destaca que los escúteres de la compañía “tienen un diseño moderno y la mejor aceleración, así que es un verdadero placer conducirlos”.
Acciona Mobility, dos estilos de conducción
Las motos compartidas de Acciona, el gigante de infraestructuras y energía renovable, han sido las últimas en llegar en Madrid, el pasado 19 de octubre. Su servicio, sin embargo, se diferencia con respecto a sus competidores por algunos importantes elementos, que destaca la jefa de comunicación externa de Acciona, Ana Lorenzo Magán.
Sus 1.000 motocicletas, con una cilindrada equivalente a 125 centímetros cúbicos, tienen la mayor autonomía, 110 kilómetros. Disponen de dos modos de conducción: standard, a 50 kilómetros/hora, recomendado para la ciudad; y custom, a 80 kilómetros/hora, aconsejado para las vías rápidas. En ellas, se podrá utilizar también la manta protectora. El baúl contiene no solo dos cascos, sino también redecillas y toallitas húmedas.
Dos límites importantes a tener en cuenta son el carnet que es necesario para conducir estas motos, es decir, A, A1 o A2, y el hecho de que el servicio no es activo en cualquier momento, sino 20 horas al día, de 6 de la mañana a 2 de la mañana.
En la conducción standard, se aplicará una tarifa de 25 céntimos de euros por minuto, y en la custom, 27 céntimos. “Si tienes necesidad de detener momentáneamente la moto, puedes poner pausa desde la app sin perder la reserva y, durante ese tiempo, se te cobrarán 5 céntimos al minuto”, añade Lorenzo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.