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El FMI pone en números rojos a la economía argentina

El organismo rebaja desde 0,4 a -2,6% las previsiones de crecimiento para el país sudamericano en 2018

Federico Rivas Molina
Un hombre pasa frente a carteles de repudio el FMI en una calle de Buenos Aires.
Un hombre pasa frente a carteles de repudio el FMI en una calle de Buenos Aires.Reuters
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Argentina supera los peores vaticinios. A finales de julio, el Fondo Monetario Internacional admitió que el 2% de crecimiento del PIB que había anticipado a inicios de año alcanzaría apenas el 0,4%. Menos de tres meses después, aquellas malas noticias pecaron de optimistas. Según las previsiones de otoño que el Fondo ha presentado en Bali, Indonesia, la economía argentina caerá este año el 2,6%.

En julio, el Fondo ya había otorgado a Argentina un rescate financiero de 50.000 millones de dólares. Las expectativas de los técnicos del organismo sobre el éxito del plan de ajuste impulsado por Mauricio Macri, comprometido a reducir el déficit fiscal a cero para el año que viene, y de la política monetaria para sostener la depreciación del peso resultaron al menos exageradas. A finales de agosto, una nueva crisis cambiaria llevó al peso a una relación de 40 a 1 con el dólar, la peor desde 1991, y el Banco Central subió las tasas de interés al 60%. El FMI otorgó entonces a Macri 7.000 millones de dólares adicionales al acuerdo inicial y pactó un adelantamiento de las cuotas del rescate a 2019. Aquellas expectativas positivas de hace tres meses se han acomodado ahora a la nueva realidad.

“Después de crecer un 2,9% en 2017, se espera que Argentina se contraiga en un 2,6% en 2018, una gran revisión a la baja en relación con el pronóstico del FMI de abril de 2018 (…) Se espera que la economía se contraiga en un 1,6% adicional en 2019. Se espera un crecimiento del 3,2% a mediano plazo bajo la implementación constante de las reformas y el retorno de la confianza”, resume el informe del FMI en el capítulo dedicado al país sudamericano.

Las causas del derrumbe argentino, para el Fondo, hay que buscarlas en “las condiciones financieras mundiales más estrictas, junto con un escándalo de corrupción interna (la llamada “causa de los cuadernos”, donde constan presuntos pagos de sobornos vinculados a la obra pública durante el kirchnerismo) y una incertidumbre persistente sobre el éxito del plan de estabilización [de la moneda] subyacente al programa con el FMI”. El ajuste fiscal está pasando la factura al crecimiento y todo puede ser aún peor. El corsé monetario se ha achicado desde la semana pasada, cuando el nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, decidió “secar” de pesos el mercado para controlar la inflación, la otra cara de la pérdida del valor del peso.

La inflación ha sido la batalla más dura de Macri. En diciembre del año pasado, vaticinó una subida del IPC de 15%, pero las previsiones pronto se hicieron añicos. El FMI  prevé para este año una subida de precios del 40,5%, al menos del 42% que espera el Gobierno. Evidencia de ello es la disparada de las tasas de interés. El Banco Central ha pagado más de 70% para volver atractivos a los inversores unos nuevos bonos en pesos que llamó Leliq, el arma con que el Gobierno espera neutralizar la huida de la moneda local hacia el dólar.

El informe del FMI se concentra en el impacto que ha tenido el cambio de escenario internacional en las economías emergentes. Pero pone en evidencia la evidente vulnerabilidad de Argentina, dependiente del crédito en divisas. Si se deja afuera la anomalía venezolana, Argentina será el único país sudamericano que no crecerá este año. Brasil, en proceso de recuperación de la peor crisis de su historia, cerrará 2018 con una subida del 1,4% del PIB, pese a las turbulencias políticas de un año electoral. Ecuador, el segundo con crecimiento más bajo, lo hará al 1%. El país sudamericano que más crecerá será Paraguay, con un 4,4%, seguido de cerca por Bolivia, con el 4,3%, y Chile, con un 4%. En 2019, Argentina será una vez más la excepción regional, con el único registro negativo.

Para el FMI, Argentina va, sin embargo, por el buen camino. “Se necesita un ajuste fiscal inicial significativo para disminuir la carga de financiamiento y colocar a la deuda pública en una trayectoria descendente”, dice el Fondo. La duda de los inversores está en la capacidad de Macri para aplicar semejante ajuste. El año que viene, el Presidente irá por la reelección y su suerte dependerá del éxito del plan económico. Si los índices no dejan de caer, la crisis dará alas al peronismo, ya en proceso de búsqueda de un candidato no kirchnerista que lo represente.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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