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Bruselas reprocha a España la corrupción y la ineficiencia del gasto

Bruselas reclama más ajustes para 2018, exige una vuelta de tuerca a la reforma laboral y critica las políticas sociales del Gobierno

Claudi Pérez

El Sur de Europa tiene una copia defectuosa del Estado de bienestar escandinavo. En el caso español, con un agravante de rabiosa actualidad: un reguero de escándalos de corrupción que acaban de saltar las fronteras nacionales para llegar a Bruselas. La Comisión Europea utilizó ayer las recomendaciones específicas del Semestre Europeo para dar su tradicional receta: España no puede dormirse en los laureles de la recuperación por el ramillete de riesgos al acecho, debe seguir ajustando y le conviene una vuelta de tuerca a la reforma laboral, pese a que ha aprobado dos en un lustro. Pero Bruselas empieza a disparar en otras direcciones: lamenta la ineficiencia del gasto público y vuelve a situar la corrupción entre los males de la economía española.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.EFE

Ni rastro de la corrupción en los informes de la Comisión Europea sobre Finlandia o Suecia, o sobre las grandes potencias centroeuropeas: Alemania, Francia, Holanda y compañía. Pero en varios países del Este es todavía un lastre; en la ribera Sur del Mediterráneo, en socios como Italia y Portugal, es un “problema mayor”. España regresa a ese grupo: Bruselas asegura que ha habido “progresos” en la lucha contra la corrupción, pero inmediatamente después subraya “el incremento repentino de investigaciones” sobre casos que circunscribe a escala “autonómica y local”. Y, sobre todo, censura que el Ejecutivo de Mariano Rajoy no disponga de “una estrategia para prevenir y mitigar los riesgos de corrupción”.

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Caso Lezo. Caso Púnica. Caso Gürtel. Caso Taula. Caso Bárcenas. Caso Pujol. Caso ERE. Cada nuevo escándalo relacionado con la corrupción provoca un incendio que achicharra la imagen de la política española, y que erosiona el discurso del Gobierno y de Bruselas sobre la flamante recuperación económica. En pleno auge de informaciones que afectan al partido de Rajoy, la Comisión Europea reclama al Gobierno más contundencia a la hora de combatir el fraude y el desvío de fondos públicos. Bruselas lamenta “la falta de legislación para proteger a los denunciantes [de casos de corrupción]”, como sucede en otros países. Critica la falta de independencia de la Oficina de Conflictos de Interés. Y reprocha al Ejecutivo la deficiente regulación relativa a la labor de los grupos de presión.

Impunidad en los grandes casos

Y deja alguna que otra carga de profundidad: carga contra la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Con ella, el Ejecutivo persigue limitar los plazos de instrucción. Pero ese es precisamente el problema: Bruselas apunta que esa medida puede traducirse en “impunidad” en los grandes casos de corrupción. Los límites temporales establecidos en la nueva ley impiden “construir una acusación sólida” en los casos más importantes, según sostiene Bruselas.

Espaldarazo para Portugal y Croacia

En un mensaje optimista en el que se detectan "tendencias positivas", la Comisión Europea propuso ayer cerrar los procedimientos por déficit excesivo a Croacia y Portugal, ya que ambos han reducido el agujero de sus cuentas públicas por debajo del 3% del PIB, límite fijado por las normas europeas.

"Es un bello reconocimiento de los logros de croatas y portugueses para salir de la crisis, que ha tenido un impacto social fuerte", dijo el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Si el Consejo acepta esta recomendación, solo Francia, España, Grecia y el Reino Unido mantendrán abierto el proceso de déficit excesivo, frente a los veinticuatro países que en 2011 se encontraban en esa situación.

El resto del informe se corresponde con la narrativa al uso: la recuperación es sólida pero está plagada de riesgos, las cuentas públicas mejoran pero hay que hacer más, el sector bancario ha hecho progresos pero la abultada deuda sigue siendo un desafío, y así ad infinítum. Lo más sabroso está relacionado con la reforma laboral, que a juicio de Bruselas y Madrid es uno de los grandes motores de la reactivación española. A pesar de los pesares, Bruselas subraya que España sigue teniendo una tasa de temporalidad mayúscula. El abuso de los contratos temporales reduce la competitividad de las empresas y eleva los riesgos de pobreza, según Bruselas, que aun así recomienda una vuelta de tuerca. La Comisión, en fin, critica las incertidumbres legales relacionadas con la reforma y reprocha a España que las indemnizaciones por despido de los trabajadores indefinidos siguen siendo muy elevadas. Reclama, además, medidas “para impulsar la contratación indefinida”, al tiempo que critica las políticas sociales y de educación.

‘Spaghetti welfare’

Al margen de la corrupción, hay otra área en la que el Estado de bienestar español no termina de parecerse al escandinavo y se acerca a lo que el profesor Víctor Lapuente denomina spaghuetti welfare: la eficiencia del gasto público. Bruselas reitera la necesidad de llevar a cambo un “amplio” análisis de la calidad del gasto (que debe realizar la AiREF, la autoridad fiscal independiente) para “identificar áreas en las que mejorar la eficiencia”, incluyendo “medidas para fortalecer el marco fiscal y de contratación pública”, con la aprobación rápida de la reforma sobre licitaciones.

El documento, de apenas ocho páginas, identifica 11 áreas —de 28 posibles— en las que España puede mejorar. A ese texto vuelve la corrupción; a cambio, desaparece ese tono de plaga de úlceras que ha caracterizado los informes de Bruselas durante los años de plomo de la Gran Crisis.

Alemania debe invertir más y Francia reducir el déficit

La Comisión Europea desplegó ayer su clásico recetario para Alemania. El brazo Ejecutivo de la UE reclama a la economía más potente del continente que haga uso del margen fiscal que le proporciona el llevar varios años cuadrando unas cuentas públicas sin déficit. Así, podría apoyar la demanda interna y "lograr un avance inversor sostenible en el tiempo". Bruselas también recomienda a un Berlín que se ha propuesto no gastar un céntimo más del que ingresa que acelere la inversión pública en todos los niveles del Gobierno, "especialmente en educación, investigación y desarrollo, así como en abordar las carencias en infraestructuras". La Comisión también pide al Gobierno de Angela Merkel que cree las condiciones para impulsar los salarios reales, "respetando el papel de los agentes sociales".

Mientras Bruselas pide a Alemania que gaste más, a Francia le reclama exactamente lo contrario. La Comisión da a la segunda economía de la eurozona de plazo hasta finales de año para reducir el déficit por debajo del 3% del PIB. Sin nuevas medidas de ahorro, Bruselas teme que el agujero en las cuentas públicas de París caiga este año al 3%, pero remonte el próximo al 3,2%. "Francia debe estar lista para tomar nuevas medidas", dice categórica la Comisión.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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