El mercado laboral español se hace más pequeño y envejece
La población activa baja a 22,8 millones de personas, 643.000 menos que hace cuatro años
El paro no solo ha bajado por la creación de empleo. También lo hace porque mengua la población activa, el colectivo que está en edad y disposición de trabajar. Y esto no solo ha pasado en el último trimestre, cuando ha caído en 27.400 personas, o en el último año (-51.200), hasta bajar a 22,8 millones y quedar en una tasa de actividad del 59,28%, según la encuesta de población activa del tercer trimestre divulgada por el INE. Incluso sucede desde bastante antes de que comenzara a crearse empleo con vigor y el mercado laboral comenzara a crear empleo con fuerza. Además, esto se está combinando con un envejecimiento de la mano de obra disponible en el mercado laboral que, lógicamente, corre paralelo al envejecimiento de la población española.
La población activa en España llegó a su techo histórico en el verano de 2012. Había casi 23,5 millones de personas trabajando o dispuestas a hacerlo y la tasa de actividad llegó al 60,55%. Que la segunda recesión hubiera comenzado dos años antes, y que lloviera sobre mojado -la destrucción de empleo había comenzado a finales de 2007 y en 2008 y 2009 hubo un desplome sin precedentes- no había provocado un desánimo generalizado y continuado. Pero entonces comenzó un retroceso significativo y sostenido en el tiempo, que ha continuado en el último trimestre.
Este fenómeno ha tenido un papel imporante en el retroceso del desempleo, ya que la caída del paro puede darse por un doble fenómeno: creación de empleo y bajada de población activa. Este segundo factor ha supuesto una mengua de casi 650.000 efectivos en el mercado laboral en cuatro años. En el mismo periodo el desempleo ha bajado de 5,8 millones de parados a 4,3 millones. Esto supone que casi la mitad de esa reducción, el 43%, puede atribuirse a la reducción de personas en edad y disposición de trabajar.
Pero esta cifra agregada esconde la tendencia estructural de incorporación de las mujeres al mercado laboral, que solo se ha frenado en los últimos años. A mitad de 2007, la tasa de actividad femenina era del 49,3%; ahora se ha situado en el 53,61%. En el mismo periodo, la masculina ha pasado del 69,5% al 65,2%.
El mayor protagonismo femenino en el mercado de trabajo no es un algo exclusivo de la crisis. No obstante, en sus primeros compases sí que se dio el llamado efecto del trabajador añadido, un fenómeno que consiste en que cuando unos de los miembros del hogar pierde su empleo otros comienzan a buscarlo para compensar la pérdida de ingresos. Esto provocó más afluencia de mujeres al mercado laboral.
Por el contrario, en el caso de los hombres sí hubo desánimo. El desplome del mercado laboral no se puede explicar sin el hundimiento de la construcción y su industria auxiliar, sectores que demandan, sobre todo, mano de obra masculina. Hay que remontarse al tercer trimestre de 2008 (el momento en que cayó Lehman Brothers, el detonante de la Gran Recesión) para ver el máximo número de hombres en edad y trabajar, 13,2 millones. Ahora hay un millón menos.
Menos inmigrantes
Hay otro fenómeno que contribuye a explicar el retroceso de la población activa: la migración. En los años anteriores a la Gran Recesión, España vivió la llegada en aluvión de inmigrantes hasta que este tocó techo y se detuvo en los primeros trimestres de la crisis, 3,578 millones de trabajadores extranjeros en el comienzo de 2009. Más de siete años después, esta cifra casi de un millón menos.
La caída de población activa se conjuga con otro fenómeno demográfico muy propio de Europa, el envejecimiento, que también llega al mercado laboral. En el tercer trimestre de 2007, momento en el que España ha tenido más empleos que nunca, los trabajadores entre 20 y 49 años constituían el grueso de la fuerza laboral activas. Sumaban 17,4 millones de personas que representaban el 77,4% del total de la población en edad y disposición de trabajar.
Nueve años después ese colectivo, que ha envejecido, sigue constituyendo el mismo grueso de la fuerza laboral. Ahora entre 30 y 59 años suman 17,8 millones y suponen el 78% de la población activa. En cambio, los que ahora tienen de 20 a 49 años, solo suman 16,4 millones y su peso específico en el mercado laboral baja al 70%.
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