Presupuesto de ficción
El año pasado, para cumplir un objetivo que fue cambiado tres veces en ocho meses hubo que tomar muchas medidas adicionales en julio.
La economía española empieza a desafiar los manuales de economía y las leyes de la gravitación universal. Tras el cambio de criterio de contabilización de las devoluciones de impuestos, forzado por Eurostat tras el descarado retraso de devoluciones el pasado año, uno pensaría que revisarían el déficit al alza. Además el INE revisó a la baja en 20.000 millones el PIB nominal. Por tanto según las leyes de la aritmética, cuando disminuye el denominador aumenta la ratio.
Pues no. El presidente nos ha informado en una entrevista de televisión en Nueva York que el déficit de 2012 se ha revisado a la baja hasta el 6,8% del PIB. Entonces uno pensaría que al centrifugar déficit a 2013 no se podría cumplir el objetivo comprometido para este año. Además, los ingresos están estancados y se había presupuestado un aumento del 3%. Por tanto, el déficit debería ser al menos medio punto de PIB mayor.
Es cierto que se presupuestó un fuerte aumento de los gastos en intereses de la deuda y que han sido menores. Pero también ha sido mayor la destrucción de empleo y el déficit de la Seguridad Social. También sorprendió que en el segundo trimestre la contabilidad nacional registrase un aumento del gasto público del 3,5% anualizado. Los creyentes de la austeridad expansiva y la curva de Laffer de los neocon americanos ahora se han convertido en keynesianos y saborean los efectos políticos de aumentar el gasto público y sacar a la economía de la recesión.
En este escenario, cualquiera pensaría que el déficit de 2013 aumentaría y se desviaría de su objetivo. Pues no. El presidente nos informó por televisión que cumpliremos el objetivo de este año. El año pasado, para cumplir un objetivo que fue cambiado tres veces en ocho meses hubo que tomar muchas medidas adicionales en julio. Este año lo cumpliremos sin medidas adicionales y deshaciendo algunas de 2012, como la retirada de la paga extra a los funcionarios.
Eurostat y la Comisión tendrán mucho que decir en esto. Pero parece que están muy preocupados por el euroescepticismo que se reflejará en una abstención histórica en las próximas elecciones europeas y no es momento de aparecer como la señorita Rottenmeier. Otro filtro deberían ser los supuestos vigilantes de los mercados. Pero con todo este panorama bajan las primas de riesgos y los bancos de inversión titulan sus informes Viva España. En la entrevista de Bloomberg a Rajoy le preguntaron por Bárcenas, por financiación irregular de su partido, por destrucción de pruebas y discos duros, etcétera. Da igual, en esta España de ficción, nos quieren convencer que la corrupción ayuda a reducir la prima de riesgo y la incertidumbre.
En el mejor de los escenarios la recuperación en 2014 será sin empleo, sin consumo, sin crédito y con devaluación salarial, como acaba de reconocer el propio Gobierno en su cuadro macroeconómico. Por tanto, la recuperación de los ingresos ni está ni se le espera. Con una estructura fiscal similar a Italia, España recauda cada año 11 puntos menos de PIB. Estamos hablando tan solo de 110.000 millones de euros. El país pide a gritos una reforma fiscal que, sin subir los tipos impositivos, elimine deducciones y retorne a nuestros impuestos a su estado original de la reforma de 1977.
Pero ya saben, la reforma vendrá el año que viene, para que entre en vigor en año electoral y, por supuesto, con bajadas de impuestos. Fin de la cita. Mientras, vamos parcheando. Hacemos default a los funcionarios de nuevo y congelamos sus sueldos. Hacemos default a los pensionistas y cuasicongelamos sus pensiones.
La credibilidad fiscal de nuestra querida España está por los suelos, aunque todavía podemos seguir escarbando. En abril de 2012 este Gobierno envió un programa de estabilidad a Bruselas en el que anticipaba que en 2014 nuestro déficit estaría próximo al 2% del producto interior bruto (PIB) y la deuda pública próxima al 80% del PIB. 15 meses después manda otro en el que dirá que el déficit estará próximo al 6% y la deuda pública cerca del 100% del PIB. Además, el déficit de la Administración central en 2013 supera el de 2011 y el 2010.
Todo esto suponiendo que las primas de riesgo seguirán estables, que no habrá contagio por crisis en Grecia o en Portugal, que los países emergentes (principal destino de las exportaciones europeas) crecerán menos en 2014, que Merkel ha arrasado en Alemania y pronto volverá con más ajustes y más reformas, etcétera. El escenario central es tan incierto que no merece la pena seguir con los riesgos.
En su tercer año presupuestario el Gobierno apuesta por un triple mortal sin red. Recientemente leía a Francisco Comín en el libro Las crisis financieras en la España contemporánea. Relata la historia de las crisis de deuda pública y todo esto que he contado recuerda mucho a la historia. Lamentablemente, todas ellas acabaron con arreglos.
José Carlos Díez es profesor de Economía de Icade Business School.
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