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Portugal confirma la salida de la recesión

La economía lusa avanza un 1,1% intertrimestral gracias al tirón de las exportaciones La troika vuelve a viajar al país para negociar nuevos ajustes

Antonio Jiménez Barca

El Instituto Nacional de Estadística portugués (INE) ha confirmado la esperanzadora noticia que se aventuraba en agosto: Portugal creció en el segundo trimestre de este año un sorprendente (e inesperado) 1,1% del PIB con respecto al trimestre anterior, el porcentaje más alto de toda la Unión Europea, dando por terminada una recesión que duraba dos años y medio. No obstante, el país sigue afrontando serios problemas. La razón se debe a la vigorosa progresión de las exportaciones, que crecieron durante ese periodo un 7,3%.

Los expertos señalan que no solo se comportan bien las exportaciones a la Unión Europea (que constituyen el 80% de las ventas portuguesas) , sino a otros destinos a los que el mercado luso se está abriendo cada vez más: Angola, Brasil, Argelia, Marruecos o China, entre otros. También hay que tener en cuenta, a la hora de explicar este salto de las exportaciones, el comportamiento de la empresa petrolera lusa Galp, que tras las inversiones en varias plantas, ha aumentado su capacidad de refinado.

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No solo las exportaciones han mejorado. Los datos del INE señalan que la caída del consumo y de la inversión se suaviza, mostrando una tendencia, aún leve, de recuperación del músculo interno de la economía portuguesa. La inversión pasó de reducirse en un 15,9% a un 2,3%. Y el consumo, pasó de encogerse un 6% a un actual 2,6%.

¿Significa esto que la crisis, la más profunda y destructora de Portugal en toda su historia reciente, se esfuma? Los analistas y expertos son muy cautos y responden que nada de eso. Hay señales negativas: sin ir más lejos, los intereses de los bonos portugueses a diez años en el mercado secundario suben en los últimos días por encima de la fatídica frontera del 7%. El paro sigue por encima del 17%. Y el próximo 16 de septiembre desembarcan en Lisboa los representantes de la troika, con los que el Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho deberá discutir las próximas medidas de ajuste.

Muchos temen que, precisamente, estos próximos ajustes (el Ejecutivo se ha comprometido con la troika a ahorrar 4.700 millones de euros en gastos estatales a base, sobre todo, de despidos de funcionarios) se lleven por delante como un vendaval estos brotes verdes considerados muy frágiles.

De hecho, la prensa portuguesa asegura que el Gobierno portugués quiere renegociar con la troika a fin de que el déficit previsto para este año, el 4%, que ya fue modificado hace meses, se vuelva a cambiar a fin de aflojar la soga de la austeridad a machamartillo para dar algo de aliento y futuro a esta levísima recuperación económica. La oposición, por su parte, se teme —y así lo ha manifestado— que Passos Coelho espere a que pasen las próximas elecciones municipales, que se celebran el 29 de septiembre, para anunciar nuevas medidas de ajuste.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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