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Colombia, cuna de emprendedores

La pujanza económica y el gusto por la tecnología animan la creación de ‘startups’

Jóvenes emprendedores colombianos reunidos por la aceleradora de 'startups' Wayra en Bogotá.
Jóvenes emprendedores colombianos reunidos por la aceleradora de 'startups' Wayra en Bogotá.

Santiago Pineda es economista y aunque apenas tiene 24 años, podría ser uno de los emprendedores de éxito más jóvenes de Colombia. Todo empezó hace tres años, cuando descubrió que en su país no había herramientas de educación financiera en temas accionariales. Quiso entonces hacer un simulador de Bolsa de valores para novatos, pero el juguete costaba cerca de 20.000 dólares. Sin dinero en el bolsillo, se refugió en la biblioteca de su universidad para aprender a programar y terminó diseñando él mismo su simulador.

La idea se convirtió en la red social StarBull, donde los usuarios —no solo de Colombia, sino de Argentina, Brasil, Chile, México y Perú— aprenden a invertir en acciones. “No hay ninguna clase de riesgo. Se puede tener una moneda virtual y negociar acciones reales a precios reales, para así probar diferentes estrategias de inversión”, explica Santiago mientras camina por un pasillo atiborrado de otros jóvenes que han sido seleccionados por sus ideas como las mejores startups —proyectos de emprendimiento— colombianas.

Todos asisten a la primera reunión celebrada en Bogotá para unir lo que en el mundo de las startups se llama el “ecosistema emprendedor”, que está compuesto por aceleradoras, inversores y el Gobierno, además de jóvenes innovadores. Al mejor estilo de las grandes ruedas de negocios, la cita busca que estos jóvenes —en su mayoría, de Bogotá y Medellín— vendan sus ideas a inversores nacionales e internacionales. En total, al Colombia Startup & Investor Summit se presentaron 387 proyectos, de los que finalmente escogieron 46.

Santiago lleva un traje de ejecutivo, pero sin corbata. En muy poco tiempo se ha acostumbrado a las entrevistas y aclara que en su proyecto están involucrados dos amigos y un hermano. Hoy su red social tiene más de 15.000 seguidores. “Se trata de democratizar el conocimiento de los mercados bursátiles”, explica como el más experimentado economista. Es un joven perseverante, un requisito para cualquier emprendedor. Primero lo financió un programa chileno con 40.000 dólares; luego en Colombia lo hizo Wayra, la aceleradora de startups tecnológicas del grupo Telefónica, y en 2012, su idea fue catalogada en España como el mejor proyecto emprendedor en la categoría de servicios financieros.

Jóvenes empresarios

Hasta hace unos años, los emprendedores latinoamericanos buscaban el éxito viajando a Palo Alto (en California), a Nueva York o a Tel Aviv, donde están los grandes centros de innovación. Pero las cosas están cambiando. Doug Richard, un reconocido emprendedor británico que ha invertido más de 180 millones de dólares en proyectos de emprendimiento en todo el mundo, está a pocos pasos de Santiago, que lo escucha atentamente. “Colombia forma parte del grupo de países que están teniendo un crecimiento acelerado, pero muchas personas no lo han descubierto”, dice.

Si se hiciera un ranking de los países más emprendedores de América Latina, Richard no duda en contestar que Colombia ocuparía el tercer lugar, después de Chile y Perú. “Lo que más me ha sorprendido es la calidad de los emprendedores, las ideas que tienen y cómo han evolucionado”. Para este británico, a los emprendedores les une una especie de sensibilidad acerca de lo que ocurre a su alrededor. Pero advierte que no es un camino fácil. “Es un maratón, donde tienes que correr mucho para llegar a la meta”.

Esa parece ser la lección que aprendieron Jorge Torres y Alejandro Piraquive. Acababan de graduarse como ingenieros electrónicos y montaron una empresa que se dedicó a implementar un sistema de manejo de clientes. Les fue bien, pero querían más. Por eso viajaron a Australia con el sueño de entrar en Asia, pero descubrieron que lo que resultaba innovador para Colombia no lo era para ese país.

Sin embargo, el error los llevó a un descubrimiento. Los medianos y pequeños negocios en Australia querían montar programas de fidelización e hicieron la prueba con un bar. Diseñaron una aplicación móvil para que sus clientes pudieran obtener puntos y descuentos, y de regreso en Colombia el proyecto empezó a fortalecerse. Como le sucedió a Santiago, estos jóvenes recibieron apoyo del Parque del Emprendimiento en Medellín y de Wayra. El resultado es Allfreed, una aplicación que ayuda a los empresarios a crear su propio programa de fidelización en 10 minutos.

El reto ahora es encontrar

Colombia ha resultado ser una cuna de talentos. Así lo cree Gonzalo Martín-Villa, CEO de Wayra, que nació hace dos años precisamente en Colombia y ahora está presente en 12 países. “Queríamos que la gente no se tuviera que ir a otros sitios a buscar las oportunidades”, dice. A sus convocatorias en Colombia han llegado cerca de 4.000 proyectos, con los que han confirmado que la tecnología no es solo un asunto de nicho. El mejor ejemplo es Celator, un collar diseñado por ingenieros colombianos que detecta el celo de las vacas y envía las alertas a los móviles de los ganaderos como si se tratara de una red social.

Para Alfonso Gómez, presidente de Telefónica en Colombia, el país ha logrado tener una gran penetración de las tecnologías de la información en sus ciudades, por lo que hay mucha base de formación tecnológica que permite generar proyectos de emprendimiento. Colombia fue de los primeros en América Latina en tener campus party —festivales tecnológicos— y de los primeros en impulsar eventos en el que StarBull y Allfreed se reúnen cara a cara con inversores extranjeros sin salir de Bogotá.

A los inversores colombianos, novatos en apoyar a las startups, les genera confianza ver que hay extranjeros interesados. “En Colombia no hemos desarrollado la cultura de asumir riesgos, pero así funciona el emprendimiento”, explica Gómez. De ahí la estrategia de unir a colombianos con extranjeros que cuenten a los primeros cómo de 10 proyectos en los que invierten solo sale uno, pero que ese solo paga toda la inversión.

Otra de las razones para que Colombia reciba atención desde fuera es el apoyo del Gobierno con fondos y tecnología. El país ha adoptado 25 reformas institucionales y regulatorias en los últimos ocho años, facilitando la gestión empresarial, y tiene su propia ley que fomenta la cultura del emprendimiento. También tiene el plan iNNpulsa, que promueve la innovación empresarial.

¿A quién le importa Silicon Valley?

Andrés Barreto es conocido como el Mark Zuckerberg colombiano. Tiene 26 años, pero su historia como emprendedor comenzó a los 18. Con dos amigos de la Universidad de Florida montó el famoso sitio Grooveshare —“escuchas cualquier canción del mundo desde cualquier lugar del mundo”—, que hoy tiene 35 millones de usuarios. Lo mejor, dice Barreto, es que no fue necesario estar en Silicon Valley. “Descubrí que había una oportunidad grande para crear empresas globales desde América Latina”. En total, Andrés ha creado cinco empresas, la más reciente es Onswipe, una plataforma que adapta contenidos y publicidad a dispositivos táctiles y que recibió cinco millones de dólares de Ron Conway, accionista de Google y Facebook.
Andrés es ahora una especie de cazatalentos, y por eso fue uno de los invitados de lujo a la cita entre jóvenes empresarios e inversores en Bogotá. “Lo más interesante es que hay un grupo creciente de emprendedores que se están atreviendo a crear productos globales sin salir de Colombia”, dice. Atrás va quedando la vieja idea de clonar lo que funciona en EE UU para tropicalizarlo. “Nosotros tenemos más ventajas para competir globalmente porque tenemos el mismo acceso a la tecnología y al conocimiento que en Estados Unidos, pero la gran ventaja es que nuestros costes son mucho más bajos”.
Este emprendedor tiene muy claro lo que busca para invertir. Su fórmula parece sencilla. Quiere emprendedores que sean capaces de hacer realidad una idea, que tengan un producto para vender y que a la vez tengan clientes potenciales. En Colombia espera encontrarlos.

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