La justicia impide importar y exportar a Petrobrás

La empresa brasileña Petrobrás, considerada la joya de la corona del país, no podrá importar ni exportar con motivo de una deuda con Hacienda de 15.000 millones de dólares, informa el diario Folha de São Paulo.

La petrolera presentó este jueves al Tribunal Superior Federal de Justicia (STJ) una petición de suspensión de la decisión del Gobierno federal a través de una medida cautelar. El tribunal denegó la petición.

Sin el certificado de deudas, afirma Petrobrás, la empresa no puede importar el petróleo necesario para el abastecimiento del combustible en el mercado nacional. También "queda imposibilitada de exportar su producción y de participar en las licitaciones de la Agencia Nacional de Petróleo (ANP), incluso relativas al pré-sal [unas gigantescas reservas de hidrocarburos en el océano Atlántico]. Queda también vetada de los beneficios fiscales federales, etc”, afirma un comunicado de la empresa. Añade que, con la falta de tal certificado Petrobrás no podrá llevar a cabo regularmente sus actividades lo que, según ella “causa serios perjuicios no solo a la propia compañía sino a la economía nacional como un todo”.

La petición de la medida cautelar negada por el STJ cuenta con 718 páginas.

La deuda que motivó que Hacienda le negara el certificado se refiere a los impuestos recogidos sobre remesas del exterior en los pagos de plataformas petrolíferas móviles entre 1999 y 2002.

Los abogados de Petrobrás afirman que la deuda es muy grande y que la empresa carece de liquidez, algo que ya la había llevado a reducir el presupuesto relativo a las inversiones del pré-sal y la obligó a captar recursos en el exterior para poder hacer frente a las inversiones.

La petrolera brasileña acaba de ser también objeto de una investigación por parte de la Fiscalía de Río con motivo de la compra de una refinería de Texas (Estados Unidos).

Petrobrás lleva un tiempo sufriendo pérdidas considerables, lo que llevó a la presidenta Dilma Rousseff a cambiar a su antiguo director, Sergio Gabrielle, un político del Partido de los Trabajadores (PT), para colocar en su lugar a María Foster, una técnica de su total confianza que está luchando para devolver a la petrolera su antiguo esplendor.