Conducidos a la intervención
Mariano Rajoy y su equipo económico se han rendido a las presiones de Europa
El Gobierno de Mariano Rajoy se ha decidido por fin a solicitar al Fondo de Estabilidad Europea un rescate para la banca española, teóricamente circunscrito a las entidades financieras y, por lo tanto, de alcance muy difierente a las intervenciones aplicadas a países como Irlanda, Grecia o Portugal. Lo que ha sucedido lisa y llanamente es que Mariano Rajoy y su equipo económico se han rendido a las presiones combinadas de las autoridades europeas, el ceño fruncido de Mario Draghi, las advertencias de Christine Lagarde y, en fin, a las observaciones terminantes y nada diplomáticas de Barack Obama. El rescate que Mariano Rajoy consideraba innecesario tan sólo doce días atrás ya es una realidad, después de una rendición política del gobierno. La banca española podrá recibir, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, hasta 100.000 millones de euros del Fondo Europeo de Estabilidad Financniera y la gestión será supervisada por el Fondo Monetario Internacional.
¿Es distinto el rescate de la banca española de los aplicados en Grecia, Irlanda y Portugal? Formalmente sí. En teoría, España mantiene la autonomía en la gestión de su política económica; en teoría, las exigencias de Europa y del FMI se circunscribirán al sistema bancario. Pero la práctica será bien distinta; resulta difícil de creer que Alemania y sus satélites (Holanda, por ejemplo) concedan una línea de ayuda a la banca española sin aumentar las condiciones de austeridad. Ningún gobierno resulta a sus obsesiones favoritas si puede imponerlas a los demás. Tampoco hay que olvidar que el FROB está participado por el Estado y, por lo tanto, el Estado es responsable vicario de las consecuencias de la "intervención suave". El hecho de que en los próximos días no aparezcan de forma explícita condiciones de politica económica no significa que no existan. De hecho, es probable que que esas contrapartidas se paguen por adelantado. El Gobierno parece muy dispuesto a subir las bases imponibles del IVA, no tardará en admitir que el retraso en la edad de jubilación debe aplicarse en el menor plazo posible e introducirá nuevas modificaciones en la reforma laboral.
El Gobierno estaba negando el rescate hasta horas antes de que se concretase y ahora se dispone a disolver el propio término rescate en un océano de circunloquios
Inmediatamente después del rescate bancario surgen dos consideraciones básicas. La primera es que, al menos a corto plazo, no tiene por qué resultar una situación catastrófica. El hecho de que la ayuda se articule a través de una línea de crédito producirá probablemente una elevación de la prima de riesgo, puesto que los eventuales compradores de activos financieros españoles sabrán muy bien que sus bonos no tendrán preeminencia sobre el préstamo europeo en caso de impago. Para quien sí deberá ser una situación catastrófica es para el Gobierno español, que ha mentido descaradamente a sus ciudadanos; estaba negando el rescate hasta horas antes de que se concrete y ahora se dispone a disolver el propio término ‘rescate’ en un océano de circunloquios.
La segunda consideración es que la economía española sigue teniendo un problema de consolidación fiscal y sufriendo de una angustiosa recesión. Los bancos están o estarán rescatados; está por ver que ahora puedan ser salavadas las empresas y los parados.
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