El hombre de negro prepara la maleta
Bruselas ensaya en España una fórmula de rescate limitado e inédito
Bancos zombis, hombres de negro y un rescate que no se sabe muy bien si es fin o principio del secuestro. La crisis financiera en versión española ha puesto sobre la mesa ingredientes propios de un filme de suspense y ha alumbrado un modelo de rescate para salvar su sistema financiero completamente inédito. España sucumbe, acepta que no puede sufragar por sí misma la limpieza de la banca, pero ha logrado una vía indirecta para el auxilio: el fondo de rescate europeo inyectará dinero en el español para salvar a un sector financiero que presumía hasta hace poco de ser el más sólido del mundo.
Bruselas ha optado por inventar este rescate limitado para la cuarta economía de Europa, demasiado grande para dejarla caer, envenenada de créditos inmobiliarios problemáticos. El programa que ha empezado a tomar forma esta semana seguiría este curso: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (el fondo de rescate temporal, que vence en junio de 2013) o el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (que entra en vigor el 1 de julio) prestan el dinero al fondo de rescate español (el FROB) para recapitalizar a las entidades españolas que necesitan ayuda pública.
No se trata de que el Estado español sea incapaz de atender sus vencimientos de deuda y por eso se habla de un rescate suave, blando, descafeinado, parcial, limitado, light... Pero rescate al fin y al cabo.
Aunque lo crucial de esta solución a la española no tiene que ver con el léxico, sino con las contrapartidas que se le pidan a Madrid: el procedimiento no conlleva necesariamente la intervención de las políticas económicas del Gobierno, como ocurrió con los países rescatados (Grecia, Portugal e Irlanda) y los duros recortes a los que se les obligó. Por eso el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aseguró aquello de que "los hombres de negro" no iban a venir, es decir, que los inspectores de la llamada troika (la UE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) no desembarcarían en España para aplicarle un tercer grado a sus presupuestos.
Pero el programa que se ha empezado a diseñar para España sí prevé la entrada en escena de hombres de negro. Para empezar, porque el rescate bancario implicará no solo las auditorías ya encargadas, sino que las entidades rescatadas deberán acatar las inspecciones de la UE, el BCE y la Autoridad Bancaria Europea y nuevos planes de viabilidad. Además, la actual normativa del fondo abre un resquicio para presionar al Gobierno: el país beneficiario deberá mostrar que tiene un plan de política fiscal "sólido". Y no solo eso. De forma indirecta, Madrid se va a ver mucho más influida a la hora de aceptar como mandatos las sugerencias europeas: la última, por ejemplo, aplicar antes de lo previsto el aplazamiento de la edad de jubilación. "Adelantar la subida del IVA sería un buen guiño", apunta el catedrático Joaquín Maudos.
No se trata de que el Estado español sea incapaz de atender sus vencimientos de deuda y por eso se habla de un rescate suave, blando, descafeinado, parcial, limitado, light... Pero rescate al fin y al cabo
Los rescates financieros a países suelen implicar al menos una década de penurias: los mercados de financiación se cierran a cal y canto, el capital extranjero huye, los sacrificios sociales se agudizan y agravan la crisis y, de remate, la imagen exterior se hunde. El caso español es diferente, pero sus consecuencias están por ver. "Somos una prueba de laboratorio, no sabemos aún cómo van a reaccionar los mercados, pero lo que debemos hacer ahora es extremar la transparencia, explicar que los problemas están acotados", explica Maudos.
¿Qué pensarán los mercados de todo esto? Esta semana no se han llevado las manos a la cabeza: la Bolsa ha subido y el castigo a la deuda soberana se ha suavizado. "Dudo de que esta ayuda por sí misma expulsase a España de los mercados, pero la situación es incierta", apunta el analista Nicola Mai, de Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo. "Si España acaba expulsada, será probablemente por el temor a que no pueda llevar a cabo los ajustes, o debido a las expectativas de más recapitalizaciones bancarias, o por la falta de esperanza en el proyecto europeo", añade.
Los rescates financieros a países suelen implicar al menos una década de penurias: los mercados de financiación se cierran a cal y canto, el capital extranjero huye, los sacrificios sociales se agudizan y agravan la crisis
Mark Weisbrot, del Center for Economic Policy Research, tranquiliza: "El montante económico no creará un problema de deuda pública en España [la afirmación está hecha antes de saber que la ayuda puede llegar a 100.000 millones] este sistema funcionará si las autoridades cooperan". Pero la economía va mucho más allá de las cifras y, a partir del lunes, España se enfrenta a algo tan gaseoso como el estigma por haber pedido ayuda financiera, aunque sea suave, blanda, y un montón más de adjetivos.
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