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Los inversores empiezan a apostar por una quita de la deuda portuguesa

La prima de riesgo de la deuda sube 223 puntos en un día y bate su récord

Antonio Jiménez Barca

Todos los indicadores económicos portugueses rozan ya el “no va más”. La prima de riesgo, que es el diferencial de interés que pagan los bonos portugueses a 10 años respecto a la referencia alemana, lleva subiendo de una manera constante desde hace semanas. Desde que el 13 de enero la agencia de calificación de Standard & Poor’s rebajara la calificación portuguesa hasta equipararla a la de bono basura se ha incrementado en 491 puntos básicos (es decir, casi tres puntos porcentuales). Pero ayer, en una sola jornada, escaló 223 puntos básicos y llegó a los 1.560. Estas cifras, difíciles de sostener mucho tiempo, jamás se habían alcanzado en Portugal desde que se encuentra en la zona euro.

La razón de todos estos datos negativos es simple y terrorífica: los mercados dudan de que Portugal, haga lo que haga, consiga desligar su suerte de la de Atenas. Esto es: si Grecia, primer país que necesitó un rescate económico, necesita para evitar la bancarrota de una quita en la deuda (es decir, que los bancos renuncien a cobrar la mitad de la deuda), Portugal, colocado en segundo lugar en la lista, rescatado con 78.000 millones de euros en mayo de 2011, lo necesitará también.

La rentabilidad de los bonos portugueses a 10 años alcanzó el 15,7%, a un abismo del 1,7% de los de Alemania, el 4,96% de España o el 6% de Italia. Aunque la angustiada Grecia paga el 44%. Los bonos portugueses a cinco años llegaron al 20% (0,7% Alemania). El mismo día de la cumbre europea en que se debatía el complicado segundo rescate griego, subieron también las primas española (14 puntos, hasta 324) e italiana (26, hasta los 430), pese a que Roma subastó 5.574 millones en bonos a 5 y 10 años a un interés inferior al de anteriores subastas.

No hay confianza respecto al nuevo plan para Grecia y las Bolsas así lo reflejaron. La banca lastró las principales plazas europeas. Madrid sufrió la mayor caída, del 1,62%, seguida de París (-1,60%), Milán (-1,21%), Londres (-1,09%) y Francfort (-1,04).

Los bonos lusos a cinco años pagan un 20% de tipo de interés

El miedo en torno a Portugal también se palpa en que sube el coste para asegurarse contra una posible bancarrota portuguesa, una bancarrota que, según la empresa CMA, especialista en estos cálculos de riesgos, alcanza el 71%. El coste de asegurarse sobre un crédito de 10 millones de dólares a cinco años supera en estos momentos los 3,95 millones, cifra a la que hay que sumar unos 100.000 dólares al año, según CMA.

El primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, aseguró solemnemente la semana pasada, en una visita oficial de Mariano Rajoy a Lisboa, que Portugal “no necesitará más dinero”. Y el ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, mantenía hace unos días también que “se puede estar empezando a cambiar la situación” a la vista de la emisión exitosa de deuda portuguesa, ocurrida el 19 de enero. Ya entonces los especialistas avisaron: la deuda emitida era para corto plazo, a tres, seis y 11 meses. Y advirtieron de que los intereses para emisiones a más largo plazo no hacían otra cosa que subir.

Todas las grandes Bolsas europeas bajan lastradas por la banca

Detrás de toda esta sombría perspectiva económica se encuentra también la recesión en la que se hunde el país. Según el Banco de Portugal, el país vivirá en 2012 una contracción del PIB superior al 3%. El paro, que actualmente roza ya el 13%, subirá. Y el país gira en un círculo vicioso: el consumo y el latido económico roza niveles mínimos y las draconianas medidas de austeridad emprendidas por el Gobierno para enjugar la deuda (congelación de salarios, eliminación de pagas extras, subida del IVA, entre otras) no ayudan a levantarlo.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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