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Reportaje:2007 | DIÁLOGO CON ESTILO

Valentino responde

Eugenia de la Torriente

Celebra 45 años con una misión: encontrar belleza y rodearse de ella.

-¡Mucho más! Soy así desde niño. Me da muchos dolores de cabeza ser tan selectivo.

Quiero ver perfección y belleza en todas partes, y si no la encuentro, no me siento cómodo.Soy una persona muy complicada, muy complicada. ¡Y me arrepiento mucho! Admiro a la gente que está a gusto en cualquier parte y que no sufre si en un hotel encuentran sábanas malas.

-¿Puede convertirse en un incordio para los que le rodean?

-Siempre hay algo que no me gusta. Mis amigos me toman el pelo, porque antes de hacer cualquier cosa pido mil detalles y no doy un paso sin estar convencido de que todo estará a mi gusto. Es una desgracia, pero uno nace así. Cuando se es exigente, se es muy, muy complicado. (…)

"Odio el cotilleo y nada me gusta menos que el escándalo. Me entristece que hoy la gente sea mala una contra otra"
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Se ríe. Con una risa que no perturba sus esculpidos cabellos, que se instala solo en la parte inferior de su bronceado rostro. Valentino.Un hombre que ha fabricado un mito y que vive de acuerdo con él. A lo grande. Lo demuestra su suntuosa oficina en un palazzo contiguo a la Piazza Spagna, donde nos recibe tres días antes de los grandes festejos con los que celebrará sus 45 años en la moda. Una extravagancia de cenas y bailes, con inauguración de una gran exposición y desfile incluidos. Un cumpleaños que ha costado unos siete millones de euros. (…)

No es de extrañar que Roma le haya abierto algunas de sus más antiguas ruinas. Para algunos, Valentino Garavani es el hombre más famoso de la ciudad. Para otros, directamente, su rey. En todo caso, no fue aquí donde nació hace 75 años, sino en Voghera, al norte de Milán. Hijo de un comerciante de material eléctrico, creció cultivando su afición por lo brillante y su inquebrantable voluntad de liderato. (…)

Un gran piso en Via Condotti fue la primera parada romana de Valentino. Allí abrió en 1959. La gente hablaba del chico que había llegado de París. Pero él no supo rentabilizar la atención. (…) La bancarrota acechaba, pero Valentino no dejaba de vivir la dolce vita. En una de sus salidas nocturnas estableció una relación trascendental para su carrera. Y para su vida. Eran las once de la noche cuando Valentino y sus amigos entraron en el Café París, en la Via Veneto. Aquella calurosa noche de julio de 1960 no había ninguna mesa libre, pero sí una ocupada por un solo chico. Un estudiante de arquitectura que mataba el rato mientras esperaba que abrieran una discoteca. Se sentaron con él. Al final de la noche, el estudiante llevó a Valentino a su casa en su Fiat. Y ya apenas volvieron a separarse. Giancarlo Giammetti, que así se llamaba, pasó a ser el alter ego de Valentino. Su pareja, su socio, su familia. Se ocupó de los números, de la logística. Abandonó los estudios de arquitectura y aprendió cómo funcionaba la industria. "Siempre ha sido fantástico conmigo: se ha ocupado de todo lo que iba a distraerme, y eso me ha permitido vivir tranquilo y concentrado en diseñar", reconoce Valentino. (…)

El suyo ha sido uno de los dúos más sincronizados de un negocio propenso a las intensas alianzas entre creador y emprendedor. Una relación tan civilizada como romántica y extravagante, que escapa a las definiciones. Se supone que fueron pareja hasta los años setenta, pero Valentino, que se enorgullece de ser alérgico al escándalo y al cotilleo, no comenta semejantes detalles. "Para mí son como los abuelos italianos de todo el mundo, excepto por el hecho de que no están casados y son dos hombres", cuenta su amiga Gwyneth Paltrow. "Tienen esta relación durante toda su vida, que ha cambiado de forma varias veces, y son los mejores amigos. Pero para mí son un matrimonio. Se gritan, se pelean y se quieren. A veces no sabes dónde termina uno y dónde empieza el otro".

El espíritu familiar que durante décadas ha reinado en la compañía no es solo una mera extensión de los íntimos lazos que unen a su núcleo. De hecho, durante mucho tiempo fue literalmente cosa de familia. En 1961, Valentino trasladó a sus padres desde Voghera hasta el piso de Piazza Mignanelli donde vivía y trabajaba. Su madre solía hacer bocadillos para las costureras. Y Giammetti vivió con la suya hasta su muerte, en 1996. "Mi madre y la de Valentino eran buenas amigas. Eran muy diferentes. La de Valentino era muy práctica, muy fuerte, muy inteligente. Es increíble que esa mujer, nacida y criada en una ciudad pequeña donde sus preocupaciones eran si un árbol o un pollo crecían bien, tuviera un hijo así".

Costureras que llevan más de tres décadas con Il Maestro o ejecutivos que le piden a Valentino que sea el padrino de sus hijos han sido historias habituales en la casa. También las grandes peleas, los portazos y las despedidas entendidas como una traición. O tal vez sea más adecuado decir que lo eran. "Creamos esta casa hace muchos años y hemos trabajado durante mucho, mucho tiempo a nuestra manera", confirma Valentino. "Todo el mundo, en cierta forma, se quería. Pero las cosas han cambiado. Y se supone que tenemos que aprender a respetar ciertas cosas y a funcionar de otra manera. Forzosamente, han entrado muchas personas nuevas. Es imprescindible para poder ser grandes. Pero esto es mi familia, mis amigos, todo". (…)

La suya es una premisa simple. Como dice Nan Kemper, icono social y de estilo neoyorquino, además de seguidora " el del creador, este no solo viste a una mujer como si la amara, además aspira a que todo el mundo se enamore de ella. (…)

Muchos diseñadores poblaban la primera fila en el desfile del cumpleaños romano. Karl Lagerfeld, Tom Ford, Donatella Versace o Diane von Furstenberg. (…) "Mis colegas son muy amables conmigo. Tal vez porque nunca hablo de los demás y no tengo celos. Odio profundamente el cotilleo y a la gente criticona, y nada me gusta menos que el escándalo. Me apena que hoy la gente sea mala una con otra". Un peculiar concepto de la generosidad que, más allá de la vida grandiosa, explica su carisma. Nadie lo expresa mejor que Giammetti: "Es posesivo. Es controlador. Pero te transmite la sensación de que todo irá bien en tu vida. Es tan optimista que, de alguna forma, asumes la increíble creencia de que nada malo te va a suceder".

El libro <i>Valentino, una gran historia italiana, </i>editado por Taschen, formaba parte de la celebración del 45º aniversario. Incluía potentes imágenes de su carrera. Por ejemplo, una fotografía de sus trajes.
El libro Valentino, una gran historia italiana, editado por Taschen, formaba parte de la celebración del 45º aniversario. Incluía potentes imágenes de su carrera. Por ejemplo, una fotografía de sus trajes.MICHAEL THOMPSON
DAVID LACHAPELLE

Lo que sucedió después

Retirada. En enero de 2008, Valentino se despidió de la moda con un desfile de alta costura en París. Cinco meses después, el Museo de Artes Decorativas de la ciudad le dedicó una retrospectiva, y en 2009 se estrenó el documental Valentino: el último emperador, que retrataba sus últimos meses de trabajo.

Compleja sucesión. Tras su marcha, Alessandra Facchinetti fue contratada como directora creativa. Valentino rechazó de plano esa elección y aplaudió que fuera reemplazada. Al año, Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli, diseñadores de accesorios de la casa durante una década, tomaron el relevo.

Los archivos. En el castillo del siglo XVII que posee a las afueras de París, Valentino inauguró en el verano de 2010 un espacio de consulta de sus archivos.

Fin de una estirpe. La retirada de Valentino y la muerte de Yves Saint Laurent en 2008 dejaron a Karl Lagerfeld como el último superviviente de una generación formada en la era dorada de la alta costura.

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