"El problema de la corrupción nunca ha sido tan serio como ahora"
El jefe de la oposición brasileña reconoce que la presidenta, Dilma Rousseff, ha hecho lo que debía para atajar los escándalos de corrupción que solo en los últimos dos meses le han costado al Gobierno dos ministros clave, el jefe de Gabinete, Antonio Palocci, y el titular de Transportes y líder de un partido aliado del Gobierno, Alfredo Nascimento. Sin embargo, José Serra (São Paulo, 1942) cree que la presidenta ha actuado espoleada por la prensa, no por una convicción interna de que hay que limpiar el gigante sudamericano. "Lula también acabó por separar a los implicados en casos de corrupción, pero aquello que debió ser el comienzo de una política de transparencia se quedó en nada. Y fue un error, porque hay problemas en muchas áreas del Gobierno".
"La probabilidad de que Lula se presente a las elecciones en 2014 es muy alta"
Serra, de paso por Madrid para participar en el programa del Foro de Liderazgo Empresarial de IE Business School, opina que el problema de la corrupción "nunca ha sido tan serio" -por encima del escándalo que acabó con la presidencia de Fernando Collor de Mello (1990-1992)- y "que sus consecuencias políticas son aún imprevisibles porque no se sabe cuántos escándalos más habrá y de qué magnitud". El líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) afirma que la clave de la corrupción está en la decisión de los sucesivos Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) -desde la primera presidencia de Lula, que arranca en 2003- de entregar a los partidos que componen la coalición de Gobierno áreas donde ejercen un poder casi absoluto. "Como el PT ha exacerbado el sistema de prebendas y de favores, la situación se les ha ido de las manos".
El Ministerio de Transportes, centro del más reciente escándalo, estaba en manos del Partido de la República (PR), uno de los 17 que apuntalan al Ejecutivo de Rousseff. El PR aporta 40 diputados y 6 senadores de un total de 512 y 81, respectivamente, por lo que el malestar entre esta fuerza y Rousseff contribuye aún más a bloquear un Parlamento muy polarizado en el que el Ejecutivo necesita un acuerdo concreto para cada proyecto que quiere aprobar. La presidenta no solo tiene un conflicto con el PR, sino también roces con su socio más importante, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), una fuerza sin cuya alianza la gobernabilidad es imposible.
"La corrupción en Brasil no es el único problema y tampoco puede tratarse como una preocupación aislada. Provoca una desviación indebida de recursos, acentúa la ineficiencia y hace imposible la planificación. Esto quedaba ejemplificado en el caso del Ministerio de Transporte", una cartera clave en un país tan extenso y hambriento de infraestructuras.
Dicho esto, Serra reconoce que la "imagen internacional de Brasil sigue siendo buena. Que la economía sigue yendo bien tanto en el ritmo de crecimiento como en el de creación de empleo". Aunque muchas veces Lula insiste en que a la oposición "le molesta que un pobre tenga un coche nuevo", Serra dice que esas declaraciones del expresidente son pura retórica electoral. "Lula nunca ha dejado de estar en campaña", dice Serra.
Serra cree que "la probabilidad de que Lula sea candidato en las presidenciales de 2014 es muy alta". Pero ya el año próximo hay elecciones locales que pueden servir para calibrar la popularidad de Rousseff. El jefe socialdemócrata se resiste a hablar de si será candidato para la alcaldía de São Paulo, y mucho menos a hacer comentarios sobre sus planes para las generales de 2014.
La situación de Serra dentro del PSDB no es fácil. Ya acumula dos derrotas en el intento de conseguir la presidencia y tras la última -frente a Rousseff el año pasado-, uno de sus principales rivales dentro del grupo, el actual senador y exgobernador de Minas Gerais, Aecio Neves, ha ganado mucho peso dentro del partido. Serra es reconocido como un eficaz gestor tanto durante su etapa en la alcaldía como en la gobernación paulista. Siendo ministro de Salud del expresidente Fernando Henrique Cardoso, allanó en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC) el acceso de los países emergentes a los medicamentos genéricos en caso de emergencia sanitaria.
Sobre la política exterior de Rousseff, Serra cree que la presidenta comenzó bien, sobre todo en lo que respecta a la defensa de los derechos humanos, tomando distancias con Irán. "Sin embargo", dice Serra, "la posición de la presidenta comenzó a ser ambigua y ese ímpetu en favor de los derechos civiles se diluyó".
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