Esto no es Silicon Valley
La falta de cultura emprendedora y la excesiva regulación frenan la creación de empresas tecnológicas - Algunas iniciativas se atreven en un entorno hostil; otras prefieren marcharse
Al grito de "estás loco" o "con la que está cayendo", Miguel Ángel Díez Ferreira abandonó su cargo directivo en un grupo de comunicación para montar su propio negocio. Era una decisión arriesgada y muy poco frecuente entre profesionales españoles, sean del ámbito que sean. Consiguió financiación y montó una red social alrededor de la música.
Después de tres años operando con sede central en España, expandiendo la web por Japón y Estados Unidos, la original idea del karaoke online, RedKaraoke, fundada por los hermanos riojanos Miguel Ángel y Richard Díez Ferreira, busca ahora potenciar su actividad en Silicon Valley. Lugar adonde se desplazarán próximamente para continuar los avances de un sitio que ya tiene una versión en la multitudinaria Facebook. "Fuimos en abril y nos convenció tanto el ambiente como la facilidad para hacer contactos y mostrar nuestra empresa". Este emprendedor tiene claro que buena parte de la recuperación económica de nuestro país está relacionada con potenciar la creación de empresas: "Antes había menos apoyo social, pero, poco a poco, se va tomando conciencia y hay más ayudas. Si nos salvamos, será de esta manera. Eso sí, si quieres hacer algo global, España no es el sitio", argumenta Miguel Ángel.
Más del 95% de las nuevas compañías de innovación acaba cerrando
Hace falta que todas las ideas cuenten o tengan vías para realizarse
Operar fuera de España con empresas tecnológicas tiene en este momento más atractivo, como así ejemplifica la mudanza de varias compañías españolas. Masterbranch, página web especializada en oferta y demanda de empleo para desarrolladores web, ha sido otra de las que, tras su fundación en nuestro país, ha decidido emigrar a Silicon Valley. "No fuimos a Estados Unidos a buscar inversión, sino para cerrar acuerdos de colaboración con importantes comunidades de desarrolladores de software y para empujar el crecimiento de la empresa. Tras un mes allí hemos avanzado más que en seis meses aquí, así que hemos tomado la decisión de trasladarnos a San Francisco definitivamente", atestigua Ignacio Andreu, responsable de la empresa.
Las diferencias competitivas entre Estados Unidos y España son abismales, sobre todo, en dos aspectos: económicos (capacidad de encontrar inversores y la cantidad económica que están dispuestos a entregar) y legislativos (menores trabas y más agilidad en la gestión).
Pero es la barrera cultural la frontera más difícil de combatir. Una buena parte de los profesionales prefiere trabajar en grandes empresas, entregando su talento e, indirectamente, coartando su capacidad de innovación. Son pocas las compañías tradicionales que cultivan y potencian un clima laboral en el que el trabajador sienta que sus ideas pueden tener un recorrido o un simple reconocimiento.
Las grandes empresas tecnológicas proponen romper este esquema organizativo intentando no solo humanizar las relaciones con la empresa, sino poner al empleado en el centro. Más allá de futbolines, billares, restaurantes gratuitos, asistencia médica o confortables sofás de diseño en los que fraguar ideas, lo que se pretende es crear un lugar idílico en el que todas las ideas cuenten o tengan vías de llevarse a cabo. Una diferencia crucial entre Silicon Valley y el resto de complejos empresariales que va más allá del entorno y afecta al plano mental.
No obstante, la sensación de seguridad que da la pertenecía a una gran compañía suele ser más poderosa que los riesgos que debe asumir un emprendedor. Un riesgo que tiene una media muy disuasoria: más del 95% de las nuevas compañías que nacen en este sector acaban echando el cierre. Y si la coyuntura de la normativa no ayuda, la innovación se frustra o busca lugares más propicios donde desarrollarse. "Nuestra normativa parece querer regular Internet olvidándose de que es un fenómeno global, con lo que lo único que consigue es expulsar de nuestro país la iniciativa tecnológica. Un ejemplo de esto es la ley Sinde, que pone a cualquier web española a merced de las decisiones de una comisión participada por la SGAE que puede cerrar una web en cuatro días. ¿Qué emprendedor querría montar una empresa digital en este marco regulatorio? Es algo que no existe en ninguno de los países líderes de Internet", comenta Jesús Encinar, fundador de Idealista.
En España, los diferentes Gobiernos no han apostado por el desarrollo industrial en el campo tecnológico. La obsesión por el ladrillo y la fe ciega por el ingreso estacional del turismo, así como un cierto estado acomodaticio en los planteamientos de perfiles profesionales, más orientados a entrar en empresas que a crearlas, han originado que la tecnología fuese un campo minoritario. Y todo esto, enmarcado en un entorno de regulación desfavorable, aseguran varios empresarios de Internet en España.
Jesús Encinar piensa que la regulación actual es uno de los principales frenos, por encima de un marco de ayudas: "Los emprendedores no queremos que el Gobierno nos apoye con una mano mientras nos hunde con la otra. No queremos subvenciones ni incubadoras públicas ni centros de innovación municipal. Lo que queremos es que sea fácil contratar y despedir personal, que el IVA se devuelva puntualmente y que el tratamiento fiscal de las inversiones sea favorable, para que existan pequeños inversores a los que les salga más a cuenta invertir en start-ups que en pisos vacíos".
"No queremos mayor intervención pública, sino un marco fiscal y regulatorio que nos permita competir en pie de igualdad con centros como Silicon Valley", continúa. "¿Cómo vamos a competir si ni siquiera es posible en España tener planes de opciones para empleados?", apunta el empresario.
Países como Rusia se plantean imitar el modelo americano. Se cumple un año desde que Dimitri Medvédev, presidente de Rusia, visitara Silicon Valley, la cuna de las empresas de Internet localizada en San Francisco. El mandatario ruso venía gestando la idea de replicar un concepto de ciudad similar en su país antes de su estancia en California. Si le quedaba alguna duda, se le disiparon tras conocer las sedes de Twitter y Apple. En 2015 esperan tener terminado su complejo en Skolkovo, ciudad cercana a Moscú, que albergará a 15.000 habitantes.
Rusia cuenta con varias compañías de éxito en Internet. La más destacada es Yandex, un buscador que ha sido capaz de romper la hegemonía de Google en la ex Unión Soviética. Yandex cotiza en bolsa y es una pieza admirada en el mercado de los buscadores.
Medvédev apuesta por las tecnológicas como una inversión de futuro para su país. No solo en el plano económico, sino también en el de la retención de talento e impulso para la creación de empresas. La única vía útil para que tus ingenieros más cualificados no emigren a mercados que les ofrezcan mayores prestaciones en formación y posibilidades emprendedoras es que se lo ofrezcas tú. Además, los perfiles profesionales ligados a las nuevas tecnologías tienen una serie de ventajas en los conocimientos que adquieren más unidos a cualidades que empiezan a ser diferenciales de éxito, como el afán por la innovación, la tecnología o la fácil adaptación a la rapidez de los cambios derivados de los avances de las mismas.
España, al igual que Rusia, cuenta con varias compañías de éxito que poco a poco van reivindicando su enorme protagonismo. Han sido los emprendedores de éxito los que, además, están potenciando e incentivando el sector. Idealista, Tuenti (vendida a Telefónica), Privalia o BuyVip (adquirida por Amazon, el gigante mundial de comercio electrónico en el mundo) son algunos ejemplos de empresas de Internet españolas que están triunfando, revolucionando sus sectores y creando empleo para nuevos profesionales en empresas tecnológicas.
Ante las dificultades, la iniciativa privada se convierte en fundamental para el desarrollo de Internet. SeedRocket es un claro ejemplo. Está compuesta por más de 20 mentores de reputado prestigio profesional en el sector de las nuevas tecnologías que cada año apuestan por un número de start-ups para ayudarles a desarrollar su actividad. No solo les forman, sino que, de alguna manera, pasan a tener un contacto directo con los mentores y pequeños inversores para que les puedan ayudar en las necesidades de financiación que les vayan surgiendo. Empresas jóvenes de Internet como Teambox.com, Habistissimo.com, Ongest.com o Uvinum.es han pasado por esta incubadora de proyectos digitales.
Marta Sánchez, responsable de SeedRocket en Madrid, prefiere definirla como "una aceleradora para empresas de base tecnológica, en la que reconocidos emprendedores, con una dilatada experiencia en el sector, aportan su dedicación y conocimiento. Este año se ha superado la inversión de 1,2 millones por las personas que hacen posible la existencia de esta empresa".
En 2011, Palbin.com, una compañía dedicada a la creación automática de tiendas online, ha sido la gran protagonista. No solo por haber entrado entre las tres elegidas por SeedRocket (junto a Deporvillage y Kantox), sino por haber sido recientemente la ganadora del Open Talent 2011, una iniciativa de BBVA que apoya proyectos innovadores de base tecnológica. Los retos de Palbin.com están en la expansión y la generalización de servicios útiles para miles de empresas que quieran operar en Internet. "Podemos ayudar a un gran número de personas y empresas que todavía no están en Internet pero que quieren estarlo, porque son conscientes de que en el futuro quien no esté en la Red no existirá", asegura Enrique Andreu, uno de los fundadores de la empresa.
Marek Fodor, mentor de SeedRocket y creador de Atrapalo.com, pretende "contribuir con conocimientos, experiencia, recursos económicos y contactos" para que estas compañías obtengan el éxito. "Entre todos (los mentores de SeedRocket) estamos ayudando a crear el ecosistema tecnológico que nos hubiera gustado tener cuando nosotros estábamos empezando. Son avances lentos, pero muy necesarios. Sin ellos, en el futuro, el mejor talento tecnológico español emprenderá en Silicon Valley o Londres", asegura Marek. Una tendencia que este país quizás esté a tiempo de invertir.
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