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Gente

Cerrado por vacaciones

Los Franco blindan el pazo de Meirás de las miradas extrañas en agosto

Desde la muerte de Franco en 1975, su familia, encabezada por su única hija, Carmen, solo acude en verano y en la más estricta intimidad al pazo de Meirás. Y ese derecho a la privacidad que tanto reivindican los Franco volverá a ser una realidad en agosto pese a la histórica apertura al público, cada viernes desde abril pasado, de su emblemática propiedad, regalada por cuenta del pueblo en plena guerra civil al entonces autoproclamado caudillo de España. El calendario semanal de visitas al pazo de Meirás se suspende el próximo mes por vacaciones de la familia Franco.

Dicen sus allegados que a su octogenaria propietaria le gusta llenar cada verano de familiares este singular castillo de tres torres y magníficos jardines de seis hectáreas que fueron santuario literario de la condesa Emilia Pardo Bazán antes de convertirse en escenario estival de casi 40 años de dictadura. Hubo sonadas bodas y saraos familiares de los herederos del dictador en Meirás. La última fue en 2008, cuando su biznieta Leticia Giménez-Arnau Martínez-Bordiu se empeñó en contraer matrimonio en la vetusta propiedad en la que lo habían hecho sus padres 31 años atrás. Hubo que acondicionar para la ocasión un monumento con "un buen estado general de conservación", según Patrimonio de la Xunta, pero con deficiencias, muchas humedades, una instalación eléctrica peligrosa por vieja, y zonas, como las dedicadas a la servidumbre, en estado total de abandono. La familia Franco siempre insiste en que el grandioso inmueble es extremadamente frío y solo está acondicionado para el verano.

La familia casi no sale de la propiedad, solo para ir a misa
La casa huele a humedad y está decorada con cabezas de animales

Carmen Franco Polo, que también disfruta de otra insigne herencia en el corazón de la ciudad vieja de A Coruña, la Casa Cornide, suele instalarse en Galicia desde finales de junio hasta mediados de septiembre. Pero este año, por culpa del calendario semanal de visitas públicas impuesto por la Xunta, los descendientes de Franco recortarán su estancia en Meirás a agosto. No se sabe qué día llegarán. Pero sí que marcharán tras acudir, como cada año, a la misa en memoria del Caudillo que cada último domingo de agosto se celebra en la iglesia parroquial de Meirás. Es la única salida que hacen fuera del pazo.

Los Franco, discretos en sus idas y venidas, ya no mantienen contacto con las gentes de esta aldea rural de apenas 800 habitantes.

Solo desde la torre más alta y la única con balcón, bautizada La Quimera por Pardo Bazán, se ve el mar de la ría de Sada, distante tres kilómetros. No hay piscina en la inmensa propiedad, ni tampoco elementos o muebles veraniegos en su interior, sí un persistente olor a humedad y una decoración un tanto lúgubre por la profusión de cabezas disecadas de ciervos y otras piezas de caza con las que los Franco revistieron paredes enteras de la fortaleza construida a finales del siglo XIX.

Ya no queda huella de la refinada decoración interior que había impregnado a su refugio literario la condesa Pardo Bazán. Fue también ella quien ideó personalmente el exterior de esta "grandiosa construcción con aire militar y aspecto majestuoso", según Patrimonio. Aunque sí quedan repartidas por toda la propiedad de los Franco valiosas piezas históricas y artísticas, como la capilla ideada por la escritora con elementos románicos auténticos y acceso directo al dormitorio principal, en la primera planta. En los jardines también hay mucho patrimonio de gran valor que Carmen Polo, gran aficionada a las antigüedades hizo traer de monasterios y antiguos pazos de toda Galicia.

En septiembre, el pazo volverá a abrirse al público cada viernes. Ya no hay entradas disponibles hasta 2012 para los cuatro turnos semanales de visitas.

Una de las visitantes del pazo de Meirás, el pasado viernes.
Una de las visitantes del pazo de Meirás, el pasado viernes.GABRIEL TIZÓN

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