Nuestra obsesión por las listas
Es curiosa la obsesión que tenemos por las listas. Imagino que se trata de lo fascinante que a nuestra cultura le parecen las jerarquizaciones. Incluso los niños, al poco rato de sentirse dueños de una colección, tienden a organizar los objetos por orden de importancia -este es mejor que aquel-.
Pero algo en principio inocente -establecer un orden entre artefactos semejantes- termina por ser una maniobra perversa. Ocurre en los museos occidentales que se rigen por la historia del arte al uso: la denominación misma de "grandes maestros" no es si no la fórmula sofisticada de una lista, la entrada a un club exclusivo. Esa denominación regirá el destino de la obra: qué se expone, dónde, qué se ve más y, por tanto, de qué se habla más, cosa que en una maniobra rocambolesca equivaldrá de nuevo a qué será lo más visto. La trampa está servida: Velázquez "es mejor" que Murillo, pero ¿es El Greco mejor que Goya? Todo depende de quién nombra, de quién hace la lista. La historia hace la gran lista final, contestan algunos. Pero la historia no se escribe sola y el éxito no depende tan solo de la calidad. Picasso es un buen artista, claro, pero es además un artista famoso.
Así que la cosa se pone más emocionante si cabe al referirse a los artistas vivos. ¿Por qué está citado en la lista de los 10, 20, 100 mejores? ¿De qué depende el lugar que se ocupa en la jerarquización? A menudo, de los precios que las obras alcanzan en el mercado, aunque no solo. También depende de su proyección internacional, de los expertos que los nombren y de otros factores insospechados que tienen que ser directamente proporcionales a la mencionada calidad. En el fondo es cuestión de poder. Poder de quien aparece y de quien confecciona la lista. Piénsenlo un momento. Si la cosa de las listas no tuviera tanto que ver con el poder y lo consuetudinario, ¿no debería, entre los artistas vivos, haber más mujeres si se refiere uno a la calidad como único parámetro? Así que si no está usted en la lista, no se preocupe, y si no ha tenido que confeccionar una lista no se preocupe tampoco. Las listas son dudosas porque no es verdad que Ars longa vita brevis, sino que la vida es siempre más larga que el arte.
Babelia
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