La crisis de la deuda
Cuanto más honda se hace la interminable crisis que azota la UE, más artificial parece el paraíso perdido de los 10 años previos al incendio fiscal que se extiende por la periferia de la eurozona. Grecia pone a Europa cada vez más cerca de sus límites. Alemania rectificó en el último momento tras unas semanas de enorme tensión y Francia arrancó con fórceps.
En una playa de Normandía, o con la puerta de Brandemburgo al fondo: en los peores momentos de esa Europa sin ideas que lleva toda la crisis a la deriva aparecen siempre dos figuras, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy, para acordar una solución in extremis cuando todo parece perdido.
"Los mercados". Esta expresión se ha convertido en una letanía desde el comienzo de la crisis. Sirve para referirse a una especie de César posmoderno que, moviendo su pulgar arriba o abajo, tiene la capacidad de salvar o condenar a un país (y a sus ciudadanos) por su expediente económico.
En solo 24 horas, Italia y su estratosférica deuda pública, que superó esta semana el 120% del PIB, han entrado otra vez en el ojo del huracán. Por un lado, la agencia Moody's ha colocado el índice de solvencia Aa2 de Italia bajo revisión, anticipando así un posible descenso de la calificación de la deuda del país transalpino.