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Obama y Merkel ven urgente actuar por la estabilidad económica de Europa

Washington teme el contagio y desea que Berlín intervenga para evitar quiebras

Antonio Caño

Barack Obama y Angela Merkel, los líderes de las dos mayores economías de Occidente, advirtieron ayer que es necesario evitar que la crisis de la deuda en Europa ponga en riesgo la recuperación económica en el resto del mundo y coincidieron en la urgencia de actuar colectivamente para que los problemas en un país europeo determinado no amenacen la estabilidad de toda la zona euro.

No se refirieron a ningún país en particular ni aludieron al rescate de Grecia, Irlanda y Portugal o a las dificultades de la economía española, pero la conferencia de prensa del presidente de EE UU y la canciller de Alemania dejó claro que la situación económica en Europa y sus efectos en EE UU fue el tema dominante de sus conversaciones en Washington.

La canciller fue acogida en EE UU como la presidenta de hecho de la UE Obama: "

La visita de Merkel tenía otros propósitos, esencialmente el de fortalecer unas relaciones, vitales para la estabilidad internacional, pero que no habían avanzado de forma totalmente positiva desde que Obama llegó a la Casa Blanca. La negativa alemana a respaldar con su voto en el Consejo de Seguridad de la ONU la intervención militar en Libia fue el último de una serie de desencuentros que el presidente norteamericano ha tratado ahora de zanjar con una entusiasta acogida a la nueva dama de hierro europea.

Ceremonia formal de bienvenida, con salvas incluidas, cena de gala y la concesión de la medalla de la Libertad formaron parte de las distinciones ofrecidas a Merkel, quien respondió con sonrisas y con la promesa de que, si quiere, Obama puede regresar a Berlín y hablar esta vez desde la Puerta de Brandeburgo. La última vez que estuvo allí, en 2008, como candidato presidencial, pronunció su discurso en otro lugar ante las reticencias de Merkel a que usara tan simbólico escenario.

Los dos líderes dijeron coincidir ahora en que la solución para Libia es que Muamar el Gadafi deje el poder cuanto antes -"es solo cuestión de tiempo", precisó Obama- y mostraron también similares puntos de vista sobre Afganistán, donde Alemania es la tercera fuerza de la OTAN, tras EE UU y el Reino Unido.

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Pero donde Obama quiere verdaderamente contar con el liderazgo alemán y dónde éste puede ser más decisivo es en el manejo de la crisis europea. EE UU, que tiene sus propias y serias dificultades para reemprender el camino del crecimiento -el último mes el desempleo volvió a subir al 9,1%-, teme que los problemas económicos en Europa compliquen aún más la necesaria recuperación y pretende que Alemania garantice la estabilidad económica del continente.

"No puede permitirse que [la crisis de deuda en Europa] ponga en peligro la recuperación económica mundial", manifestó Obama. "Una quiebra en Europa sería una catástrofe". Sin decirlo abiertamente, Washington desea que Alemania acuda en ayuda de cualquier país de su área de influencia con problemas y que, si es necesario, se rescate a otras naciones que no puedan superar sus crisis por sí solas. Es consciente de la dificultad que eso representa en un ámbito político tan complejo: "Si fue difícil invertir aquí para evitar un desastre financiero, imagino lo que debe de ser tomar decisiones con otras 27 naciones respecto a los problemas económicos de los demás".

Hablar de otro plan de rescate, efectivamente, no es un asunto sencillo en Alemania. Pero Merkel admitió que la estabilidad de la zona euro es una misión colectiva y que su Gobierno asume las responsabilidades que le corresponden. "Si un país está en peligro", declaró, "y por tanto pone en peligro al euro en su conjunto, es de interés de cada uno de los países asegurarse de que el área monetaria no sea amenazada, y actuaremos de tal manera que la sostenibilidad esté garantizada".

Responsabilidad para garantizar la estabilidad de la zona euro fue, pues, es el mensaje principal que la canciller alemana quiso traer a Washington. Pero también hubo un mensaje para sus propios socios europeos. Merkel sostuvo que la estabilidad económica de Europa, a medio y largo plazo, no dependerá tanto de las ayudas que se presten hoy sino del grado de competitividad que sea capaz de mantener mañana. "La solidaridad es importante, pero también es importante mantener la capacidad de ser competitivos", manifestó.

Ser competitivos significa introducir en los países que lo requieran las reformas estructurales precisas -tales como las laborales, territoriales o de los sistemas de bienestar social- para modernizar sus economías. Obama aplaudió las medidas de ese tipo y animó a los europeos a persistir en ellas, aunque reconoció que se van a requerir "sacrificios y paciencia".

Esta era la primera vez en varios meses que el presidente norteamericano se involucra directamente en los problemas económicos de Europa, lo que habla tanto de su prudencia en esta materia como del reconocimiento que da a Alemania como su único interlocutor sobre los asuntos comunes de Europa. En esta visita, Merkel fue reconocida de hecho como la presidenta de Europa. Siete veces ha estado ya en Washington. Diez veces se ha entrevistado con Obama. EE UU, que es un país eminentemente práctico, intenta dirigir sus preocupaciones hacia aquel que puede resolverlas, no a estructuras que aquí resultan difusas e incomprensibles.

Angela Merkel y Barack Obama, durante una cena privada en un restaurante de Washington, el lunes por la noche.
Angela Merkel y Barack Obama, durante una cena privada en un restaurante de Washington, el lunes por la noche.JESCO DEZEL (EFE)

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