El mar se traga a 200 refugiados de guerra
Una barcaza con 300 subsaharianos que huían de Libia vuelca cerca de Lampedusa cuando era rescatada - El naufragio deja 20 muertos y más de 200 desaparecidos
Una barcaza que trataba de llevar desde Libia hasta Italia a unos 300 refugiados subsaharianos, la mayoría eritreos y somalíes, entre ellos mujeres y niños, naufragó en la madrugada de ayer en aguas maltesas del canal de Sicilia, a unas 39 millas al sur de la isla de Lampedusa. La barca estaba siendo socorrida por guardacostas italianos cuando volcó y se hundió. La tragedia dejó al menos 20 muertos y más de 200 desaparecidos. Hay 53 supervivientes, según el balance provisional.
El naufragio sucedió a las cuatro de la mañana, cuando la tripulación de la lancha 301 de la Guardia Costera italiana trataba de rescatar a los pasajeros de la barcaza, de 13 metros de eslora. Unas horas antes, los refugiados habían logrado enviar un SOS a Malta a través de un teléfono por satélite.
La mayoría son trabajadores eritreos y somalíes residentes en Libia
Los prófugos habían zarpado de Zuara, una ciudad libia cercana a la frontera con Túnez, dos días antes. "Pagamos 400 dólares [unos 280 euros] por el viaje. Íbamos unos 300 a bordo", contó uno de los supervivientes, un camerunés joven y delgado que llegó a Lampedusa sobre las once de la mañana a bordo de la nave italiana. Con él llegaron a la isla 20 cadáveres y otros 47 sobrevivientes, todos con síntomas de hipotermia aguda. Entre ellos había una mujer embarazada.
El hombre, que dijo llamarse Peter Hugo y tener 29 años, relató su historia en un inglés precario a un grupo de periodistas. "Estuve dos años prisionero en una cárcel libia y cuando me liberaron me puse a trabajar de empleado en casas. Al empezar los problemas, la policía de Gadafi me quiso enrolar para disparar contra los rebeldes, pero yo me negué. Me pegaron y me torturaron, y entonces decidí marcharme. No quería ponerme a matar a gente. Preferí echarme al mar".
"Iba con mi novia y un amigo. Salimos desde la playa de Zuara hace dos noches", continuó. "Todo iba bien hasta que, de repente, se hizo de noche y el mar se empezó a mover mucho. Entró agua y el motor se paró. Alguien llamó por teléfono para pedir ayuda. Cuando llegó la lancha, todos empezamos a gritar, a movernos, y mientras los marineros intentaban sacarnos, la barca se dio la vuelta y volcó. Llevaba a mi novia de la mano, pero se me escapó. A mi amigo también se lo tragó el mar. Había mujeres y niños".
Un portavoz de la Guardia Costera, el comandante Antonio Morana, explicó que las adversas condiciones del mar (que alcanzaba fuerza 6), un viento de 30 nudos y la oscuridad dificultaron el salvamento, en el que participaron dos barcos y un helicóptero. "Hemos tenido suerte de poder rescatar a 48. No era fácil", señaló.
Otros tres náufragos fueron rescatados con vida por el pesquero siciliano Cartagine, que navegaba por la zona. "Estaba oscurísimo, no se veía nada, pero oímos sus gritos y conseguimos subirlos a bordo", contó el capitán, Francesco Rifiorito.
Uno de los pilotos de la Guardia di Finanza (policía fiscal) que sobrevoló ayer la zona del naufragio en helicóptero descartó la posibilidad de encontrar más sobrevivientes. "Hemos avistado decenas de cadáveres. Hemos estado mucho rato esperando a ver si alguien levantaba el brazo, pero no ha ocurrido".
Cerca de 21.000 inmigrantes procedentes del norte de África, la gran mayoría tunecinos, han llegado a Lampedusa desde que empezaron las revueltas en el norte de África a principios de año. En las últimas dos semanas, han empezado a llegar también a territorio italiano desplazados de la guerra de Libia.
El arzobispo de Trípoli, Giovanni Innocenzo, alertó hace un mes de que miles de eritreos y somalíes residentes en el país estaban tratando de huir del país, y pidió a la ONU que les prestara ayuda. Hace dos semanas, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dio la alarma sobre la desaparición en el mar de una barcaza que había zarpado de Libia el 22 de marzo con 330 eritreos a bordo.
Mussie Zerai, un sacerdote eritreo residente en Italia, denunció que el mar estaba devolviendo a las costas libias los cadáveres de los pasajeros de ese barco, y que los cuerpos presentaban heridas de arma de fuego. La ONG EveryOne criticó la inacción de la Unión Europea y de las fuerzas navales de la OTAN ante la situación de los desplazados que tratan de huir por mar de las revueltas, y pidió a Italia, a la UE y a la ONU que abran una investigación sobre el suceso.
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