Ola de cambio en el mundo árabe
| Revolución democrática en Egipto
Hosni Mubarak contraatacó ayer de una forma brutal. El presidente egipcio decidió que solo un baño de sangre podía salvar su régimen y lanzó a miles de sus matones, camuflados como manifestantes, sobre la plaza de Tahrir, el centro simbólico de la revuelta.
"Táctica del miedo". Mohamed el Baradei hizo ayer esta acusación contra el Gobierno de Hosni Mubarak. Las calles de El Cairo se habían convertido en una batalla campal entre manifestantes progubernamentales y antigubernamentales que se enfrentaban después de que columnas organizadas irrumpieran en la plaza de la Liberación portando fotos del dictador.
La crisis, vista desde Washington y París
Estados Unidos incrementa la presión sobre Hosni Mubarak y rompe aceleradamente sus vínculos con él. La Casa Blanca, que habla ya en términos muy claros de que el presidente egipcio tiene que dejar paso a la democracia "ahora, no en septiembre", pidió ayer al Gobierno de ese país detener "inmediatamente" la violencia desatada por posibles agitadores a su servicio.
Las vacaciones navideñas en Túnez de la ministra de Asuntos Exteriores francesa, Michèlle Alliot-Marie y los permisos expedidos hasta última hora para enviar material antidisturbios para los policías del ex presidente Ben Ali han echado mucha más leña a la polémica sobre el comportamiento del Gobierno de Francia ante la revolución tunecina.
Represalias en el seno de la policía
NURIA TESÓN | El Cairo
Algunos policías que se negaron a disparar contra los manifestantes durante la protesta del pasado viernes fueron tiroteados por sus mandos
La crisis, vista desde los territorios palestinos
Las autoridades palestinas, como el resto de los Gobiernos árabes de la zona, siguen muy de cerca los acontecimientos de Egipto. Temen que el fervor popular se traslade a los depauperados territorios palestinos, en los que los ciudadanos acumulan frustración desde hace décadas.
La repercusión en Saná
Como en Túnez primero y en Egipto después, las medidas anunciadas ayer por el presidente de Yemen, Ali Abdalá Saleh, resultaron insuficientes y tardías para la oposición. A pesar de que Saleh se adelantó a la movilización popular y se comprometió a no presentarse a la reelección, y a entablar un diálogo con los opositores, estos rechazaron desconvocar el día de la ira.