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Análisis:Examen a la educación secundaria
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Necesita mejorar

Una primera lectura de los resultados del Informe PISA lleva a la conclusión de que la educación española necesita mejorar. El rendimiento del alumnado de 15 años sube un escalón en comprensión lectora, pero solo para situarse donde estaba en 2003. Con muy ligeros avances, se mantienen posiciones en matemáticas y conocimiento científico. Comparados los datos con el promedio de la OCDE, la puntuación es de aprobado bajo. Los resultados no permiten una lectura catastrofista (España a la cola europea en educación, por ejemplo), pero tampoco triunfalista (gran avance respecto a la evaluación anterior). En lo único que estamos junto a los mejores es en equidad educativa, es decir, en la capacidad del sistema educativo para ayudar al alumnado sea cual sea su procedencia familiar. Un dato muy positivo, sin duda, pero insuficiente para estar satisfechos.

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Dentro de España, hay tanto semejanzas como diferencias entre las comunidades (no todas han participado con muestra propia en el estudio). Una de las semejanzas que llaman la atención es el pobre rendimiento en la comprensión de textos no lineales (es decir, cuadros, diagramas, mapas, tablas...). La enseñanza de la lengua se ha centrado en los aspectos estructurales (teoría de la lengua), dejando muy en segundo plano los funcionales (uso del lenguaje para entender, para expresar ideas y reflexionar sobre ellas). En consecuencia, el alumnado español está mejor preparado, por ejemplo, para definir la diferencia entre polisemia y homonimia, que para comprender adecuadamente una tabla en la que se comparan las ventajas e inconvenientes de viajar en avión o en AVE, por ejemplo. Y menos mal que en las pruebas PISA no se evalúa la expresión de ideas por escrito, porque las elaboraciones de textos o redacciones apenas ocupan ya lugar relevante en nuestras aulas.

Algunas de las notables diferencias entre comunidades se explican por el retraso educativo de la población adulta. En concreto, los resultados de Baleares, Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla presentan perfiles preocupantes que se deben, en parte, a la mayor desigualdad económica y educativa del pasado. Pero justamente la tarea de la educación es contribuir a modificar ese estado de cosas. Los retrasos solo se recuperan si se avanza más y más deprisa, si el esfuerzo es mayor, si el compromiso con la mejora es más decidido y eficaz.

Por lo demás, las diferencias de rendimiento dentro de un mismo centro son más notables que las que se dan entre unos centros y otros, o entre unas comunidades y otras, lo que significa que es mucho lo que se puede hacer dentro de cada centro educativo para mejorar sus resultados.

Los datos de PISA no deben ser utilizados para defenderse de ellos con argumentos diversos, sino que deben ser un acicate para mejorar la práctica educativa, los contenidos y los métodos de enseñanza. Si no lo hacemos así, seguiremos batallando entre el suspenso alto de un año y el aprobado bajo de otro. Y lo que queremos para nuestros chicos y chicas es mejor que eso. PISA hace el diagnóstico. Cada autoridad educativa y cada centro escolar tienen ahora que acertar con el tratamiento.

Jesús Palacios es catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla.

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