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LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO | 'Inteligencia humana'

Los diplomáticos de EE UU espían a la ONU

El Departamento de Estado exige a sus embajadas que consigan información confidencial sobre el secretario general, países en crisis y Gobiernos

Juan Jesús Aznárez

El Departamento de Estado cursó el año pasado a los funcionarios de 38 embajadas y misiones diplomáticas una pormenorizada relación de la información personal -incluso los números de tarjetas de crédito- y de otra índole que deben obtener sobre Naciones Unidas, incluido su secretario general, y especialmente sobre los funcionarios y representantes vinculados con Sudán, Afganistán, Somalia, Irán y Corea del Norte. El personal diplomático y consular acreditado ante la ONU y ante los países a los que afectan las instrucciones son los encargados de ejecutar, según cables clasificados como secreto, este espionaje blando.

Además de la ONU, las instrucciones para realizar similar trabajo de recolección de información se enviaron también desde Washington entre 2008 y 2009 a numerosas embajadas en relación con diferentes asuntos de interés norteamericano, como el conflicto palestino, la situación en los Grandes Lagos o el fenómeno de los disidentes en distintos lugares. Pero es la información solicitada sobre la ONU la que más llama la atención por el carácter excepcional de esa organización, cuya sede principal está en Nueva York.

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Son datos requeridos, según se desprende de la lectura de varios documentos, para reemplazar archivos existentes en el Departamento de Estado desde 2004 y, en el caso de uno de los países afectados por la investigación, Paraguay, se solicita información más propia de una ficha policial: el escáner del iris, huellas dactilares y el ADN de cuatro candidatos presidenciales.

Los cables mencionados detallan lo que el Departamento de Estado denomina "human intelligence" (inteligencia humana), que parece aludir a la información lograda a través de contactos personales o mediante la relación informal. Aunque sin la expresa intervención de los servicios secretos, el espionaje encomendado a los funcionarios de embajadas y misiones abarca cientos de asuntos: las gestiones y apariencia física de los diplomáticos iraníes y norcoreanos en Nueva York, los planes e intenciones del secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, y su equipo, las relaciones de Hamás y Hezbolá, las armas nucleares o los choques militares, étnicos y guerrilleros africanos.

Toda la información conseguida debe ser enviada a una oficina del Departamento de Estado que sirve de enlace con los distintos organismos de inteligencia norteamericanos y que es citada en los cables como INR/B. "Los organismos de inteligencia dependen mucho de los informes de los funcionarios del Departamento de Estado", dice el cable. "Y las biografías informales

[de los interlocutores con información] recogidas a lo largo del mundo, enviadas por e-mail u otro medio, son vitales".

Varios despachos, firmados "Clinton" y elaborados probablemente por la oficina de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, contienen instrucciones precisas acerca de la miríada de averiguaciones a desarrollar en zonas de conflicto, en el mundo de los desertores y solicitantes de asilo, en la sala de máquinas del conflicto palestino-israelí, o acerca de Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China para conocer sus planes respecto a la amenaza nuclear de Teherán.

Estas son algunas de las informaciones pedidas para nutrir los archivos de inteligencia norteamericanos:

-"Planes, intenciones, objetivos y actividades palestinas relacionadas con las políticas de EE UU sobre el proceso de paz y el contraterrorismo".

-"Información biográfica, biométrica y financiera sobre los líderes palestinos y de Hamás, incluidos los de los movimientos juveniles, dentro y fuera de Gaza y Cisjordania".

-"Planes y actividades concretas de Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia respecto a las políticas de la Organismo Internacional de la Energía Atómica [IAEA por su siglas en inglés]".

-"Planes e intenciones de los líderes y países más influyentes de la ONU, especialmente Rusia y China, sobre derechos humanos en Irán, sanciones a Irán, suministro de armas iraníes a Hamás y Hezbolá y sobre las candidaturas que Irán presenta para ocupar puestos claves en la ONU".

El escrutinio pedido se amplía al ámbito privado al preguntar el Departamento de Estado por la rutina de los funcionarios de la Secretaría General de la ONU y de cualquier interlocutor susceptible de aprovechamiento: se pide la numeración de sus tarjetas de crédito y de viajero frecuente, teléfonos, correos electrónicos, direcciones URL, programas de trabajo y aspecto físico.

Las prioridades para la investigación en la ONU son: Darfur / Sudán, Afganistán / Pakistán, Somalia, Irán y Corea del Norte, seguidas por la reforma del Consejo de Seguridad, Irak, el proceso de paz en Oriente Próximo, los derechos humanos, los crímenes de guerra, la ayuda humanitaria, el terrorismo y la situación en Birmania. Se requiere también seguir con atención en Naciones Unidas los sucesos en África Occidental, al igual que las tácticas de los diferentes países en las votaciones de la Asamblea General.

Los funcionarios de las embajadas seleccionadas y de las misiones de Naciones Unidas en Nueva York, Bruselas y Roma deben indagar asimismo en las agencias humanitarias de la ONU y adentrarse en asuntos susceptibles de ser conflictivos o de perjudicar a los intereses de EE UU. Los agentes diplomáticos son instados a enterarse de "los cambios internos y proceso de selección de los puestos clave de la Secretaría General, agencias especializadas, comités, comisiones y programas oficiales en Nueva York, Ginebra, Viena y otras ciudades, así como de los asesores especiales y jefes de equipo".

Asimismo, deben proporcionar "detalles de las fricciones entre la oficina de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) y el coordinador de Seguridad de la ONU con sus oficinas sobre el terreno". También, "información sobre las actividades de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza, Jordania, Líbano, Siria y Cisjordania, y sus relaciones con Hamás y Hezbolá". Otro apartado pide "información sobre los criterios de los miembros del Consejo de Seguridad y de otros países sobre las candidaturas de Siria, Cuba e Irán para ocupar cualquier puesto de liderazgo en la ONU".

Las instrucciones generales sobre la inmersión en la vida de los funcionarios de Naciones Unidas se repiten en cables específicos sobre Paraguay, Bulgaria, África Occidental y la región africana de los Grandes Lagos, así como la situación de los palestinos y los desertores y solicitantes de asilo.

El cometido de algunas embajadas es casi policial, y la de Asunción debió acumular datos físicos de los aspirantes a la presidencia de Paraguay, en las elecciones de abril del 2008: la entonces ministra de Educación, Blanca Ovelar, el ex vicepresidente Luis Alberto Castiglioni, ex general Lino Oviedo y Fernando Lugo, que ganó las elecciones y es el actual presidente. Recaba de los cuatro datos biométricos, huellas dactilares, fotografías, escáneres del iris, DNA "y otras singularidades".

La Secretaría de Estado inquiere sobre la corrupción oficial, el lavado de dinero, las relaciones de Paraguay con Cuba, Venezuela, China, Taiwán y Rusia, la existencia de yacimientos de hidrocarburos en la región del Chaco paraguayo, el narcotráfico y la construcción de mezquitas en el país latinoamericano. La información apetecida alcanza todos los aspectos de la política, la economía y las relaciones sociales.

Sobre Bulgaria interesa el grado de progreso de la democracia y las finanzas nacionales, el alcance de la corrupción administrativa y la fragilidad de los tres poderes del Estado; la curiosidad alcanza el fenómeno de la pornografía infantil y la falsificación de las tarjetas de crédito y carnés de conducir.

Al ser incontables los problemas asociados al subdesarrollo africano, las instrucciones contenidas en los cables relativos a ese continente afectan a todos los órdenes de la vida. La lista de solicitudes comunes arranca con las relaciones intergubernamentales y la influencia política de los grupos rebeldes, sigue con el contrabando de armas y el terrorismo, y continúa con el estado de la democracia, la economía y la corrupción:

-"Esfuerzos de los grupos rebeldes y milicias u otros agentes no gubernamentales, especialmente entidades como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que agrupan a ruandeses que participaron en el genocidio de 1994, para obtener más participación en los Gobiernos nacional o local, y para hacerse con el control de los recursos naturales".

-"Personas y organizaciones que apoyan el terrorismo internacional, incluyendo empresarios y transacciones financieras".

-"Detalles de las minas de diamantes, cobre, cobalto, uranio y otros minerales, así como de la extracción de crudo; número y situación de las minas".

-"Detalles sobre corrupción y actividades criminales transfronterizas.

El Departamento de Estado demanda datos biométricos de los líderes africanos, estado de salud, pertenencia étnica, idiomas que hablan y su opinión sobre Estados Unidos. Para ser atendidas, algunas peticiones obligan al espionaje puro y duro: "Detalles sobre instalaciones militares, como aeropuertos y acuartelamientos, equipamiento militar, incluyendo número y estatus operativo [...]. Detalles de las armas adquiridas por el Gobierno y los rebeldes, incluyendo negociaciones, contratos, entregas, términos de la venta, calidad de las armas y precios".

Los requerimientos sobre los "asuntos palestinos" son enciclopédicos y de difícil cumplimiento con los medios que se supone a un diplomático y funcionario consular. Se piden precisiones sobre las actividades de los cuerpos de seguridad palestinos y sus planes de contraespionaje, indagaciones acerca de la presencia islámica y las relaciones con Israel, terrorismo, infraestructuras, comunicaciones, Cientos de preguntas sobre los contactos informales palestinos con Israel o las enfermedades infecciosas en la región completan el cable.

Los desertores y solicitantes de asilo son mencionados como una fuente que debe cuidarse al máximo habilitando interlocutores en los idiomas ruso, español, árabe, farsi, chino mandarín y coreano. Las instrucciones del despacho han sido coordinadas con el FBI, la CIA y otros organismos de inteligencia porque, según se advierte, los desertores y peticionarios de asilo pueden ser "enfermos mentales, traficantes de información, manipuladores, provocadores de servicios de inteligencia extranjeros hostiles o personas que tratan de conseguir información para grupos terroristas".

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La Asamblea General de la ONU reunida en 2007.
La Asamblea General de la ONU reunida en 2007.REUTERS
Detalle de una reunión del Consejo de Seguridad.
Detalle de una reunión del Consejo de Seguridad.GETTY

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