Una pregunta sin respuestas
Antonio Muñoz Molina rechaza el maniqueísmo sobre la Guerra Civil en el preludio del Hay Festival Segovia
Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) no sabe qué hubiera hecho en 1936. Se lo preguntó a sí mismo mientras escribía La noche de los tiempos, un novelón de 958 páginas que discurre por el convulso marco histórico de la Segunda República, la Guerra Civil y el exilio. Llegó al punto final reconociendo que seguía sin respuesta. "Cuando vivimos en circunstancias normales es fácil ser estupendo. Ser antifascista en 2010 tiene un mérito relativo, en aquellas circunstancias hubo personas que actuaron como canallas y otras que lo hicieron con decencia. Ser decente era muy difícil y ser un canalla, muy fácil", reflexionaba ayer minutos antes de participar en un coloquio sobre la novela, organizado en el Torreón de Lozoya como una suerte de prólogo del Hay Festival Segovia, que se celebrará entre el 18 y el 26 de septiembre.
A Muñoz Molina le irritan tres tendencias que observa alrededor de la Guerra Civil. El maniqueísmo: "Es insostenible la división entre buenos y malos". El esencialismo: "No hay nada genético que obligara a ir a la guerra, hay unas circunstancias". Y los paralelismos entre aquellos tiempos y los actuales: "Es una comparación frívola".
Y como nada tienen que ver, considera difícil responder a la dichosa cuestión de qué habría hecho entonces. "Ni corremos peligro de que nos maten ni podemos decidir si mataríamos, pero soy pacífico y quiero pensar que habría procurado no hacer daño", concluye antes de recordar que tanto los canallas como los decentes eran "como nosotros" y "no otra especie".
Así que Ignacio Abel, su protagonista, es un prototipo de aquella generación de ilustrados y reformistas con un toque de Arturo Barea y otro de Pedro Salinas, y con la misma falta de escrúpulos coyunturales que cualquier otra persona a la que le estalle una guerra el verano en el que se ha enamorado. Un hombre corriente cercado por la historia. Indagar sobre ello era uno de los objetivos del escritor y académico. Y ahí se sirvió un poco de sí mismo: "Los que estábamos en Nueva York el 11-S veíamos la tele para saber que estaba ocurriendo. Es difícil comprender las cosas cuando están pasando".
En los periódicos del 19 de julio de 1936 la noticia sobre la sublevación de los militares en África convive con la cartelera de espectáculos o los anuncios de hemorroides. "La gente no sabía la importancia que iba a tener ese día". Más que novelas y memorias de protagonistas de la época, Muñoz Molina se sirvió de la hemeroteca para urdir La noche de los tiempos con fidelidad a la atmósfera. "Novelas y memorias están bien, pero deformadas por lo retrospectivo".
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