Moody's dice que España, Reino Unido y EE UU encaran el mayor desafío fiscal
La agencia apunta a una rebaja de la nota de solvencia española en septiembre
Moody's sigue lanzando avisos acerca de la más que posible rebaja de la nota de solvencia de la deuda española . La agencia de calificación dio a España la triple A -una especie de matrícula de honor, que indica que la probabilidad de impago es nula- allá por 2001, cuando la economía crecía a una velocidad de crucero del 4%, y la ha mantenido desde el inicio de la crisis, mientras Standard & Poor's y Fitch iban pegando un palo tras otro a la economía española y al resto de países afectados por la crisis fiscal en Grecia. Moody's dio ayer otro martillazo en ese clavo al asegurar que España afronta "el mayor desafío fiscal de los países con triple A, salvo en los casos de EE UU y Reino Unido". Claro que esos dos países, con una deuda pública y un déficit mayores que el español en 2009, "cuentan con mayor vitalidad económica" que España.
Las perspectivas de España son las más débiles entre los países triple A
Esa es la clave. Las razones de Moody's para quitarle la triple A a España -lo que suele suponer un mayor coste en la financiación tanto de las empresas como de las Administraciones Públicas- son tan viejas como la crisis: "Las perspectivas de crecimiento de España son más débiles que las del resto de países con triple A", según el informe. Preguntada al respecto, Kathrin Muehlbronner, analista para España, aseguró a este diario que Reino Unido y Estados Unidos "tuvieron enormes déficits en 2009, pero sus economías crecerán más que la española y eso les permitirá obtener más ingresos impositivos y por tanto reducir más rápidamente su déficit en los próximos tiempos".
El ajuste derivado de la burbuja inmobiliaria se prolongará durante varios años, en los que el avance del PIB español será muy moderado. La agencia confía en la capacidad del Gobierno para reducir el déficit, aunque advierte de que encontrará "obstáculos" para alcanzar el objetivo de rebajarlo hasta el 3% en 2013, como el encarecimiento de los costes de financiación. Y vaticina que la deuda pública crecerá hasta rozar el 80% del PIB en 2014.
Moody's planea revisar el rating de España a finales de septiembre, tras haber amenazado con rebajarlo a finales de junio. En esas fechas, el Gobierno presentará los Presupuestos de 2011 -para los que aún no tiene claros los apoyos- y medirá la contestación social a su drástico paquete de ajuste con la huelga general, dos de los hitos que más preocupan en los mercados, a la espera del remate final a la reforma laboral y de la reforma de las pensiones. Standard & Poor's ya dejó la nota en AA- (algo así como un notable) en abril, y Fitch la rebajó a AA+ a finales de mayo .
Pero los problemas de España son, en mayor o menor medida, los de toda Europa. El bajo crecimiento económico del Viejo Continente -con la notable excepción de Alemania- apunta a que Moody's reducirá las calificaciones de solvencia de varios países en los próximos meses. Eso sí, "España es el único país en el que hay una fecha fija para revisar el rating, a finales de septiembre", avisó Muehlbronner. Moody's ya bajó las notas de Grecia en junio, y de Portugal e Irlanda en julio. Pero las advertencias afectan incluso a los intocables: EE UU, Reino Unido, Francia e incluso Alemania se han dejado margen y están algo más cerca de perder la triple A, aseguró la agencia la semana pasada.
No todo son problemas. La sorprendente fortaleza mostrada por la economía alemana en el último trimestre "podría proporcionar otras sorpresas" en varios países europeos si se mantiene, aunque de momento abre el interrogante de la convergencia. El norte de Europa, más rico, sale con más rapidez de la crisis. En el sur persisten las dudas en lo relativo a las primas de riesgo, y cualquier mala noticia en Grecia, Irlanda, Italia o España puede afectar al resto de países y resucitar la crisis de la deuda. "La convergencia es otro de los desafíos importantes a los que se enfrenta la Unión", según Moody's. Aunque solo sea por la política monetaria: si Alemania crece con fuerza, las presiones para subir tipos arreciarán. Lo que supondrá graves problemas para el resto de la UE.
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