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Entrevista:ESTILOS DE VIDA

Y se hizo la luz en Nina Ricci

Eugenia de la Torriente

Efervescentes, dulces y frívolas como un capricho de repostería. Ante una audiencia reducida, en los salones de la casa de Avenue Montaigne, las nuevas ninfas de Nina Ricci se presentaron en sociedad con el descaro y la ilusión de una debutante. Era el mes de octubre de 2009 y exhibían la colección de primavera-verano 2010, la primera firmada por Peter Copping. La levedad, en este caso, era de lo más trascendente. Suponía un cambio de rumbo radical en la dirección creativa de la firma, que se alejaba con una sonrisa del dramático paisaje al que la había conducido el diseñador belga Oliver Theyskens, que precedió a Copping en el cargo.

Nina Ricci fue una modista italiana que se instaló en París y abrió su propia casa de costura tarde, cuando ya había cumplido los 50 años. Lo hizo, con la ayuda de su hijo Robert, en 1932. Aunque sus románticos vestidos le dieron fama en la escena parisiense, su más exitosa creación fue un olor. L'Air du Temps no es solo un clásico de la perfumería, sino una institución del diseño desde 1948. En 1997, la compañía fue comprada por el grupo español Puig, que quiso dar impulso y calado a la división de ropa. Lars Nilsson estuvo al frente entre 2003 y 2006 hasta que Theyskens entró en escena. Este, que venía de Rochas, tuvo tanto éxito de crítica (Anna Wintour era su gran valedora) como dificultades comerciales y se despidió en marzo del año pasado con una dramática y teatral colección, la de otoño de 2009, llena de poética tortura.

"Mi ropa es fácil y apetecible, sin ser aburrida. No me gustan las cosas austeras ni demasiado complicadas"

Quién sería el elegido para sustituir al genial, si bien controvertido, belga fue el cotilleo favorito de la industria hasta que en abril se confirmó el nombre de Copping. Un candidato desconocido, pero no un recién llegado. Nacido en Oxford hace 43 años y formado en el Royal College of Art y en Central Saint Martins, el británico llevaba 12 años trabajando junto a Marc Jacobs en Louis Vuitton. Formó parte del equipo original que desembarcó con él en la casa de marroquinería francesa en 1997 y acabó siendo el jefe de diseño de la colección femenina. "Acepté el puesto porque era el momento y lugar apropiados para mí", explica en su luminoso estudio de París. "Sentí que era la persona adecuada para recuperar la feminidad y la ligereza que son la esencia de Nina Ricci. Y que se habían perdido últimamente. No hubo otra inspiración para la primera colección que eso".

No era la primera propuesta que Copping recibía para saltar a la primera línea de fuego y, habida cuenta del drama que rodeó a la despedida de Theyskens, tampoco la más fácil. Además, llegaba con la idea -compartida y promovida por los Puig- de darle la vuelta a la estética de la firma como un calcetín. De aparcar los largos vestidos de noche en favor de coquetas prendas de día que no piden disculpas por su pragmática feminidad. "Todo eso no me asustaba. Seguramente porque siempre he sentido que soy el hombre apropiado para el puesto. Y porque mi ropa es fácil y apetecible, sin ser aburrida. No me gustan las cosas austeras ni demasiado complicadas. Por supuesto, tuve en cuenta lo que había pasado con Olivier. Él tiene un gran talento, pero, de la misma forma que puedo decir que Nina Ricci es la casa apropiada para mí, creo que tal vez no lo fuera para él. Por eso no quiero preocuparme demasiado por el pasado y me parecía importante ofrecer algo enseguida, a los pocos meses de llegar [mostró una colección cápsula ya en julio de 2009], para señalar cuál era la nueva dirección de la casa. Hubo una buena reacción de inmediato por parte de los compradores, y eso me dio confianza para seguir por ese camino".

La seguridad de Copping tiene otro fundamento importante en la excelente conexión que desde el principio hubo con Manuel Puig, presidente de Nina Ricci. "Nos entendimos de inmediato y nos dimos cuenta de que teníamos el mismo punto de vista sobre la firma. Siempre estuve tranquilo, porque Manuel fue muy honesto conmigo", apunta Copping. "Esta casa necesita estabilidad, ha habido demasiados cambios últimamente. Hace falta tiempo para construir algo", opina Puig. "Diría que tres años es una medida apropiada para saber si la fórmula funciona. Un año es poco, y cinco, demasiado. Con una marca como esta tienes que mirar tanto a la creación de valor como a los beneficios. Es el equilibrio entre ambos factores lo que cuenta. No tenemos ninguna urgencia, somos una compañía familiar y vamos a tener paciencia. Hay que saber esperar".

La calma que transmite Copping sugiere un hombre de ideas reposadas en una industria convulsa. Nunca ha sentido la urgencia de poner su nombre en una etiqueta y se ha formado con una tranquilidad que no es común estos días, cuando todo el mundo aspira a ser un genio antes de los 25. Siempre tuvo claro que era la moda de París la que le interesaba y no consideró la posibilidad de buscarse la vida en la pasarela londinense. Al acabar los estudios se instaló en Francia e inició una carrera al servicio de otros que le llevó hasta Louis Vuitton tras pasar por Christian Lacroix y Sonia Rykiel. "Antes había recibido otras propuestas, pero ninguna que encajara tanto con mi sensibilidad. Me gusta esa forma de vestir tan parisiense, seductora y coqueta. Creo que puedo conseguir que esta casa sea un éxito y ya había hecho todo cuanto tenía que hacer en Louis Vuitton. Al principio, Marc Jacobs estuvo muy decepcionado, pero luego se alegró y me apoyó en mi decisión. Él quería lo mejor para mí: es una persona muy generosa".

Copping y Puig tienen muchos planes. Mencionan varias áreas a explorar por la marca, desde la bisutería hasta trajes de novia. Y es que, aunque para su segunda colección -la del próximo otoño- Copping se atreviera con tonos más sombríos, Nina Ricci mira hacia delante con la misma luminosa ilusión que preside cualquier boda. Cuando todo parece posible.

'Total look' de la colección para primavera-verano 2010 con la que Peter Copping debutó como director creativo de Nina Ricci. El desfile se celebró en los salones de la propia casa. Una vuelta a los orígenes.
'Total look' de la colección para primavera-verano 2010 con la que Peter Copping debutó como director creativo de Nina Ricci. El desfile se celebró en los salones de la propia casa. Una vuelta a los orígenes.DAVID DUNAN

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