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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Bollywood mira al 11-S

Javier Ocaña

Cuando se produce un hecho histórico dramático de gran relevancia mundial, el cine serio lo suele tomar con calma, quizá para ver con perspectiva las razones y las consecuencias del suceso. Sin embargo, pasado un tiempo, parece como si se abriera la veda para poder ahondar de una y mil formas en él. Es entonces cuando suelen llegar las aportaciones más sobresalientes, y cuando se cuelan por la rendija de la comercialidad disfrazada de melodrama los más abyectos acercamientos al incidente. Con los atentados del 11 de septiembre, en cambio, está sucediendo un hecho trágico: a pesar de las bondades técnicas de United 93, aún está por llegar la gran película sobre la caída de las Torres Gemelas y sobre la llamada guerra contra el terrorismo, mientras las basuras lacrimógenas envueltas en celofán de falsa trascendencia se suceden.

MI NOMBRE ES KHAN

Dirección: Karan Johar.

Intérpretes: Shahrrukh Khan, Kajol, Pallavi Sharda, Tanay Chheda. Género: melodrama. India, 2010. Duración: 125 minutos.

Más información
La lenta digestión del 11-S

Es lo que ocurrió hace un par de meses con el lamentable aprovechamiento de la tragedia que se hacía en Recuérdame, o las infinitas dosis de incredulidad que acecharán al espectador ante el melifluo carrusel de maniqueísmos inmersos en Mi nombre es Khan, producción de Bollywood (la poderosa industria del cine indio) con un punto de partida con inquietudes e inmensas posibilidades: un hombre con el sospechoso apellido del título, que busca por medio país al presidente Bush para poder decirle una única frase: "Mi nombre es Khan... y no soy un terrorista".

En poco más de dos horas, el relato adquiere esa forma tan reconocible de las películas-río-más grandes-que-la-vida, donde a un protagonista autista se le suman la mayor cantidad posible de circunstancias dramáticas, en una especie de cuento a lo Forrest Gump en el que la famosa (y para muchos babosa) escena de "la vida es como una caja de bombones" serviría a la audiencia como ejemplo de drama seco, duro y sin concesiones, en comparación con la grandilocuencia, el amaneramiento y la gazmoñería reinante en Mi nombre es Khan.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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