Preguntas
Si prevaricar es dictar resoluciones injustas a sabiendas de que lo son, ¿cómo se llama el asesoramiento gratuito que el juez Varela ha regalado a los abogados de Falange y Manos Limpias? Lo formulo entre interrogaciones, para que el Tribunal Supremo, tan susceptible con la libre expresión, no se sienta presionado por mi humilde persona. Y hablando de presiones, ¿por qué las críticas al Constitucional no se interpretan como tales, ni como faltas de respeto?
Dejando al margen la bochornosa imagen internacional que proyecta nuestro país, ¿por qué el tribunal no ha tenido en cuenta el dolor, la amargura de 113.000 familias que sólo aspiran a reivindicar la dignidad de sus seres queridos? ¿Cómo es posible que un tecnicismo legal sea más importante que el honor de los 113.000 españoles asesinados que siguen en las cunetas? Si sus herederos habían aceptado, con todo su retraso y sus limitaciones, la ley de Memoria Histórica, ¿quién crispa, quién desestabiliza, quién arriesga la convivencia? En ese sentido, ¿qué significa la airada imagen de Saénz de Santamaría chillando en el Congreso, cuando habría sido tan fácil para su partido homologarse de una vez con el resto de la derecha europea, poniéndose del lado de las víctimas? No habría hecho falta mencionar a ningún juez. Habría bastado con declarar que el PP apoya los derechos de las familias, imitar el ejemplo de Merkel, implacable siempre con las tentativas de neonazismo. ¿Por qué han preferido alinearse con Falange Española? ¿Y qué opina el Partido Popular Europeo de este posicionamiento?
Algún día, alguien tendrá que explicarnos todo esto. De momento, la única certeza que tengo es que Luciano Varela ha entrado en la Historia. Su nombre, y su doctrina, serán famosos por generaciones, y no sólo en España. Si eso era lo que envidiaba de Garzón, puede estar muy satisfecho.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.