Conmoción en Polonia
El mundo parecía pararse ayer en Polonia, cuando miles de ciudadanos se agolparon en las iglesias y plazas de todo el país para recordar a las 96 víctimas del accidente aéreo del sábado en Smolensk (oeste de Rusia), que acabó con la vida del presidente, Lech Kaczynski, y de altos cargos políticos y militares. Era una multitud callada, atronadoramente silenciosa y dolida.
No hubo ningún fallo técnico en el avión Tupolev-154 donde murieron el sábado 96 personas, incluido el presidente polaco Lech Kaczynski. Esa es la conclusión que han extraído los expertos rusos y polacos de las primeras grabaciones entre la tripulación polaca y la torre de control del aeropuerto ruso de Smolensk, tras corregir la cifra inicial de 97 muertos.
Su fidelidad a la memoria puede más que sus huesos. Jorge Semprún venció el dolor que domina estos días su osamenta y vino a Buchenwald a conmemorar el fin del campo de concentración que representa un símbolo del "archipiélago del infierno nazi", con Auschwitz y Birkenau.
La ciudad de Washington acoge hoy la mayor cumbre de su historia y Barack Obama emprende uno de los objetivos más ambiciosos de su presidencia: eliminar el riesgo de un ataque nuclear. Líderes o altos representantes de 47 países se reúnen durante dos días para detener el tráfico de material atómico y poner bajo control todo el uranio enriquecido y plutonio que existe en el mundo.
El partido de centro-derecha FIDESZ ganó de forma aplastante la primera ronda de las elecciones parlamentarias celebradas ayer en Hungría y ha acabado con ocho años de administración de los socialistas del MSZP, a los que ha desbancado como principal fuerza política.