_
_
_
_
_

El Centro Joven de Sexualidad subsiste bajo mínimos

Elena G. Sevillano

Subsisten en precario. Han tenido que despedir a la mitad del personal y ahora ya sólo quedan un administrativo, una sexóloga y una médica. El Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid, situado en la calle de San Vicente Ferrer, se resiste a cerrar sus puertas, pero puede que se vea obligado a hacerlo. "No creo que lleguemos a final de año", pronostica su directora, Ana García Mañas. La Asociación de Planificación Familiar de Madrid (APFM), la entidad que gestiona el centro, es una de las que pidió la subvención destinada a asociaciones sin ánimo de lucro que trabajan en salud pública en la convocatoria de 2009. Como el resto, no ha tenido respuesta.

"Llamamos para preguntar qué pasaba y nos dijeron que su intención era dejarlo correr. No hay fondos, y no van a dar las subvenciones este año", explica García Mañas. El centro, una consulta gratuita de atención sexual para jóvenes que contaba con varios médicos y educadores en plantilla, ha ido languideciendo lentamente. En diciembre de 2008, el Ayuntamiento de Madrid decidió no renovar en 2009 la aportación de 24.000 euros que sí le entregaba entonces y que la ONG empleaba para pagar al personal que trabajaba en fin de semana y los gastos de la oficina.

Más información
Los recortes en Sanidad llegan a proyectos de salud pública

Cierre en fin de semana

El centro tuvo que cerrar en festivo, pese a que entonces sólo había otros tres que prescribían la píldora poscoital en fin de semana. Además, era el único sin restricciones de edad y que abría en horario amplio, de mañana y tarde. El teléfono de información municipal remitía a él cuando se le preguntaba por la administración de la píldora en día festivo, antes de que las farmacias pudieran dispensarla sin receta. La subvención que recibió de la Comunidad de Madrid en 2008 fue de 41.335 euros.

"Llevamos seis meses sin un duro", reconoce la directora. "El futuro es muy negro. No podemos garantizar que sea posible mantener el centro". El dinero para los gastos más básicos está llegando del Plan Nacional del Sida del Ministerio de Sanidad y del de Trabajo, explica, además de financiadores privados. "Pero si las ayudas no se retoman, quedará claro que el centro no es querido en su propia comunidad", razona. "Eso significa que no tiene razón de existir. Si Sanidad quiere cubrir el servicio que damos nosotros, que lo haga. A ver si es capaz. Están ahorrando en embarazo adolescente y VIH. Ya se encontrarán los resultados".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_