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Cultura enseña la puerta a Duato

El INAEM quiere que la Compañía Nacional de Danza, que dirige desde 1990, aborde el ballet clásico - La ministra se reunirá con él a mediados de febrero

Jesús Ruiz Mantilla

Sobrevivir en España en un mismo cargo a nueve ministros y dos Gobiernos de diferente signo es un hito. Todo un mérito logrado por Nacho Duato al frente de la Compañía Nacional de Danza (CND). Hasta ahora. Porque, finalmente, Cultura le ha señalado la puerta de salida. Lo ha hecho de una manera pacífica. Sin traumas ni empujones.

De forma sutil, desde el Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM) plantean que la formación que Duato dirige debe afrontar la danza clásica y la neoclásica en el futuro. Dos disciplinas que este artista no ha abordado nunca. Sería igual que pedirle a un jugador de fútbol que practique baloncesto.

"No le imponemos nada", asegura Félix Palomero, director del INAEM. "Le hemos planteado la posibilidad a ver qué opina". Palomero le expuso a Duato esta cuestión en una reciente reunión. Pero la solución ha quedado aplazado hasta el encuentro que Duato mantendrá con la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, a mediados de febrero.

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La intención del INAEM, según Palomero, es que la compañía sea mixta: "Debe tener una parte académica muy fuerte y abordar repertorio clásico, neoclásico y contemporáneo. Esto es lo que hemos querido compartir con él".

La reacción de Duato, de momento, resulta un misterio (este periódico intentó recabar ayer su versión sin resultados).

Palomero sostiene que el resto del sector está de acuerdo con esta nueva orientación. "Es lo que me traslada la mayoría de la gente de la danza con la que he hablado", afirma. Entre otros, profesionales y estrellas españolas de compañías internacionales a los que se ha pedido opinión, como Tamara Rojo o José Carlos Martínez (dos de los nombres que suenan en todas las quinielas como cabezas de cartel para la nueva etapa).

Palomero ha desechado el proyecto de crear una compañía clásica específica junto a la Comunidad de Madrid. Fue una aspiración del anterior equipo dirigido por Juan Carlos Marset. Incluso se llegó a presentar a Víctor Ullarte como nuevo líder. Esta idea ha quedado definitivamente enterrado. "Cualquier iniciativa que tenga que ver con la danza clásica tiene que venir desde dentro, con estructuras que ya existen", aclara el director del INAEM.

Con esta nueva orientación, la compañía del Ministerio de Cultura recuperará su identidad originaria, que perdió con Duato, cuando el bailarín convirtió la formación en una compañía contemporánea. La mayor objeción: ¿cómo el ministerio consiente financiar con dinero público (prácticamente) a una compañía de autor?

Diferentes responsables políticos han venido manifestando también que, si bien sentían un profundo respeto por la figura de Duato, lamentaban la apropiación permanente de la compañía pública en favor de un nombre propio. El equipo actual de Cultura coincide con este reproche.

En esas decisiones contará mucho el dictamen del nuevo Consejo de la Danza -una nueva institución que también se creará para el teatro, la música o el circo-. Estos organismos, formados por gentes de especial relevancia pertenecientes a cada una de las disciplinas, no serán la nueva versión del código de buenas prácticas inventado por el equipo de César Antonio Molina. Aquel método, que tanto dio que hablar y que no llegó a ver la luz, no gusta al equipo de González-Sinde. "El criterio para futuras elecciones será también un criterio lleno de transparencia", comenta Palomero.

La nueva actitud hacia Duato resulta un mero cambio de estrategia política. Si en la época de Molina y Marset se decidió imponer una línea de tabla rasa y se anunció que todos los cargos saldrían en 2010, ahora, en vez de empujarles, a algunos se les abre la puerta y se les muestra, con delicadeza, el camino de salida.

De momento, las espadas están en todo lo alto. Duato ya ha sobrevivido a otros intentos de poner fin a su dirección al frente de la CND. La reunión con la ministra será clave. Todavía queda pendiente una posible prórroga de su contrato. Según el ministerio, para evitar un relevo traumático y que "él sea partícipe de la transición al nuevo proyecto".

Pero en el ministerio y en el mundo de la danza se plantean una vez más una pregunta de muchas respuestas: ¿se puede uno perpetuar durante más de dos décadas al frente de una institución pública?

Nacho Duato, de frente, en uno de los ensayos con la Compañía Nacional de Danza.
Nacho Duato, de frente, en uno de los ensayos con la Compañía Nacional de Danza.CRISTÓBAL MANUEL

Revolución aplazada

La decisión sacudió al sector. El entonces director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Juan Carlos Marset, anunciaba en mayo de 2008 que todos los responsables de su área cesarían en 2010. Aquello sonó cuando menos a purga. Unos, porque llevaban demasiado tiempo y otros, porque dejaron de convencer de la noche a la mañana al organismo encargado de producir gran parte de la cultura pública de España quedaba en suspenso.

Así, el futuro de Nacho Duato en la Compañía Nacional de Danza, de José Antonio en el Ballet Nacional, de Gerardo Vera en el Centro Dramático Nacional, de Eduardo Vasco en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y de Luis Olmos en el teatro de La Zarzuela quedaban en el aire. Pero todos siguen hoy en el cargo, lo que no es el caso de Marset, que abandonó su responsabilidad al salir César Antonio Molina del ministerio.

Aquella decisión fue tan controvertida y la forma de anunciarlo tan sorprendente que gran parte del esfuerzo del nuevo equipo del Inaem se ha ido en intentar volver a la calma. Aun así, el futuro de todos ellos es, hoy por hoy, todavía incierto.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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