Qué panorama

Mariano Rajoy el Sofronizado nos ha dejado imágenes inolvidables de 2009, aunque en lo que llevamos del nuevo año tampoco ha permanecido quieto. Quince días antes de que ustedes lean esto tengo aún las retinas planchadas al bies, después de verle -con chaqueta de cuero; que no cazadora: hay clases- apostado en una oficina de empleo, con aspecto de ir a buscar, en la cola, trabajadores baratos para que le reformen el chalé. No me cabe duda de que, en estas dos semanas que nos separan a ustedes y a mí, habrá más, mucho más. Por no hablar de su propuesta de abaratar el despido y congelar el sueldo de los funcionarios -eso incluye a los maestros, ¿no?-. Aún no se ha dado cuenta de que lo que desea parte de la población es que alguien abarate de una puñetera vez los vuelos en helicóptero para líderes de sus características.

"Intento reírme de que esta gente esté sacando ventajaen las encuestas"

El montaje con parados rebasa aquella secuencia de Mariano sujetando un chorizo con pinzas, vestido del cocinero de la Señorita Pepis. Todo iba bien mientras repartía cocido navideño en un comedor social. Nada que objetar a la patatica, al repollico, incluso al pedazo de oreja. Pero, con Gürtel a sus espaldas, ¿agarrar una pieza de chorizo de esas que tiran a morcillonas, pero roja como una mala cosa? Tanto trajín de envolturas me recuerda a aquella ministra rubia, ay, que no me viene el nombre, atractiva, madre fecunda, del Opus y con más de su peso en laca petrificándole la melena. Ah, sí, ya caigo. Isabel Tocino. No sé si es que yo estoy mayor o la culpable de mi olvido es ella, que simplemente no está. Doña Isabel poseía un repertorio de vestimentas a lo Barbie. Don Mariano va camino de lo mismo. Nada que oponer. Cada cual se realiza como puede. Pero ojo al chorizo y ojo al cuero con corbata de seda azul golondrino o gaviota retozón.

Dirán ustedes que frivolizo. En absoluto. Pero intento reírme un poco, aunque sea amargamente, del hecho de que esta gente esté sacando ventaja, en las encuestas, al partido en el Gobierno, que al menos en lo social, y con todos sus errores, vacilaciones, meteduras de pata y lo que quieran, les pasa la mano por la cara a estos opositores que no abren la boca cuando el obispo de Granada dice que "quien aborta da a los varones licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer". Esta putrefacción moral de los cristianos rancios paréceme del todo delicuescente, por decir poco, pero qué le vamos a hacer. Si la corrupción no es pecado a los ojos de la Iglesia, es lógico y sobre todo justamente recíproco que los meones en pilas de agua bendita no condenen a los eclesiásticos que estimulan el maltrato contra la mujer y tratan a las que abortan de asesinas hasta en las cabalgatas de Reyes.

Me lo estoy tomando a risa forzada y con bastante calma, considerado el panorama en todo su esplendor. El Cabanyal, Mari Cospe, Mari Rita, Mari Camps... La negativa a poner ordenadores en las escuelas, mientras en algunos lugares se descuelgan dotando a cada asilo de ancianos con uno de tales artefactos: los viejos votan; los niños, no.

Y van por delante en las encuestas. Es como para dejar de creer en el humano género, que cada año se parece más a la zarzuela, el género chico. Ya lo cantaba Quico Pi de la Serra, con ironía, allá por los sesenta: "Quina sort, de ser un home i no ser un porc". Qué suerte que soy un hombre y no un cerdo, y ras, acorde de guitarra que sonaba a guillotina.

Los adalides de la equidistancia y del saludable cambio de régimen, con su pan se lo coman, y con el nuestro. Yo también cambiaría de régimen o de gobierno cada cuatro u ocho años. Me parece sanísimo. Para eso tendría que estar... Cielos, no se me ocurre. ¿En Italia, con Mari Berlus cultivando el espíritu de Mussolini y con el lémur del Vaticano, siempre al acecho? ¿En Francia, con el egoesnifómano del Elíseo y su derecha en tacones cercanos? ¿O quizá en Gran Bretaña, que de Thatcher para acá camina de la miseria a la nada, y sin hacer gracia?

Habrá que huir. Porque eso sí que va a ser gótico.