La maniobra para devolver a Haidar eleva la tensión con Rabat
El ministro marroquí de Exteriores anunció el rechazo al embajador español
España intentó colar a Aminetu Haidar en El Aaiún el viernes por la tarde. No se trató de un engaño, pero sí de utilizar algunas argucias para que la saharaui, que lleva 21 días en huelga de hambre, regresara al Sáhara Occidental, de donde fue expulsada por Marruecos. La operación fracasó.
"España es incapaz de resolver la situación que ha creado conmigo. Es cómplice de Marruecos y ambos quieren empujarme hacia la muerte", declaró Haidar, a través de su abogada. Los médicos consideran que sólo le quedan "horas o días".
El Ministerio de Asuntos Exteriores intentó aprovechar una autorización técnica, concedida de manera rutinaria por la aviación civil marroquí, para trasladar en avión a El Aaiún a la independentista saharaui. Tramitó el permiso técnico mientras esperaba la respuesta a una autorización de aterrizaje solicitada más formalmente por la vía diplomática.
El Ejecutivo anima a la saharaui a "seguir su lucha por los derechos humanos"
Exteriores había planeado una treta para que Haidar se quedase en El Aaiún
La diplomacia española ha demostrado así una inesperada audacia para intentar resolver el caso Haidar que, sin llegar aún a convertirse en una crisis, está suscitando la mayor tirantez política entre España y Marruecos desde el incidente, en 2002, del islote de Perejil.
Su arrojo le ha valido de poco. Agustín Santos, el diplomático que lleva la relación con Haidar por encargo del Gobierno, lamentó ayer "profundamente" la decisión de Marruecos. Sus palabras son reveladoras del enfado del Ejecutivo socialista.
Omar Azziman, embajador de Marruecos en Madrid, recibió el viernes a las 15.45 (hora peninsular española) una llamada del Ministerio de Exteriores. Ángel Losada, el número dos de la diplomacia española, le quería ver urgentemente. Azziman acompañaba en ese momento a una delegación encabezada por Mohamed Cheikh Biadillah, el presidente del Senado marroquí. La dejó plantada.
A las 16.30, Azziman entró en el despacho de Losada, según la versión marroquí, y éste le remitió una nota verbal en la que le solicita "una autorización de principio, sin fijar fecha ni hora, para el sobrevuelo y aterrizaje en El Aaiún" de un avión en el que viajarían Haidar, Agustín Santos, director de gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, la diputada socialista Delia Blanco y personal médico. Losada instó a Azziman a que tramitara la petición con rapidez y éste se comprometió a hacerlo de inmediato. Se puso enseguida al habla con su ministro, Taieb Fassi-Fihri.
Mientras tanto, la Agencia Española de Cooperación Internacional fletaba un avión de la empresa Aerovalle, especializada en vuelos ejecutivos. La compañía aérea solicitó de inmediato a la aviación civil marroquí un permiso técnico para volar de Lanzarote a El Aaiún con seis pasajeros a bordo, cinco españoles y una mujer -Aminetu Haidar- presentada como marroquí, pero carente de pasaporte, según consta en la documentación entregada. Es un trámite consabido que obtiene casi automáticamente el visto bueno del control aéreo marroquí.
Esta vez, Aerovalle también lo logró. En cuanto llegó la luz verde, a las 17.15, Santos, acompañado de la delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias, avisó a Haidar y a sus acompañantes concentrados en la terminal del aeropuerto. Les pidió que guardasen el secreto durante tres horas. Minutos después se produjo, sin embargo, el primer estallido de júbilo entre los fieles de la activista en la terminal. La noticia había trascendido.
Para que Haidar viajase fuera de España, el director general de la Policía, Francisco Javier Velázquez, le preparó un salvoconducto que le reconoce "el derecho a abandonar libremente el territorio nacional". El documento recuerda que la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, "se ha dirigido [el jueves] al Gobierno español solicitando que se autorice la salida de España de la señora Haidar". Al día siguiente, António Guterres, alto comisionado para los Refugiados, secundó la iniciativa de Pillay.
Haidar, el diplomático Santos, la diputada socialista Delia Blanco y el médico Martín de Guzmán embarcaron a bordo del vuelo de Aerovalle, pero no así Inés Miranda, la abogada de la activista, que fue excluida. Minutos antes de las siete de la tarde (hora peninsular española), Santos estaba aún convencido de que media hora más tarde aterrizarían en El Aaiún. Una vez allí lo importante, señaló a sus acompañantes, es no ser devueltos a Canarias. "Si nos exigen regresar les diremos que no tenemos queroseno, que el aparato está averiado", comentó en la cabina.
El ministro marroquí de Exteriores se dio prisa en contestar a la nota verbal. Convocó a las 19.00 (hora peninsular española) al embajador de España, Luis Planas. Marruecos, le anunció, rechaza la petición de Losada. Por lo menos esta vez ha contestado. A la anterior nota verbal española, enviada el martes pasado, no ha respondido aún. En ella, Exteriores pedía formalmente a Rabat que proporcionara un documento de viaje a Haidar.
A bordo, el piloto, Víctor Martínez, inició las maniobras para despegar. La torre de control de El Aaiún confirmó la autorización. Minutos después volvió, sin embargo, a comunicarse y canceló el permiso de aterrizaje, pero, curiosamente, no el de sobrevuelo del Sáhara. Alegó que Aerovalle no había solicitado el aterrizaje con la suficiente antelación (24 horas). Era un pretexto. Estaba claro que el Ministerio de Exteriores marroquí "subsanaba" el despiste de su aviación civil.
Agustín Santos no se dio por vencido. Instó al piloto a despegar y poner rumbo a la antigua colonia española del Sáhara. "Ya intentaremos arreglarlo durante el vuelo", afirmó. El avión estaba aún en tierra, pero con los motores en marcha. La torre de control de El Aaiún retomó entonces el contacto. En esa tercera llamada precisó que tampoco había permiso de sobrevuelo. No hubo más remedio que abortar el despegue.
Santos estaba furioso cuando bajó por la escalerilla del aparato. Lo dejó entrever al día siguiente. "No necesitábamos confirmación diplomática" para despegar, declaró ayer en Lanzarote. Haidar, recalcó, "tiene derecho a regresar a su país y de ello se había informado [a Marruecos] mediante una nota verbal mientras los permisos se solicitaban por la vía técnica". "Era evidente que podíamos despegar y aterrizar".
Marruecos "no logra entender todas las versiones, especulaciones y comentarios que han ido rodeando la supuesta retirada de la supuesta autorización" de aterrizaje, replicó, en un comunicado, la Embajada marroquí en Madrid.
El íntimo colaborador de Moratinos desplazado a Lanzarote no tira del todo la toalla. "El Gobierno mantendrá abiertas las gestiones diplomáticas hasta que Marruecos cambie de posición (...)", declaró. Pero como esto no va a ocurrir a corto plazo, animó a Haidar a aceptar el estatuto de refugiado o la nacionalidad española, así como el traslado de sus hijos a España. La activista lo sigue rechazando.
Sin llegar a emplear el lenguaje del PSOE, muy crítico estos últimos días con Marruecos, Santos pronunció las palabras más duras hasta ahora en boca de un alto funcionario: "El Gobierno español invita a Haidar a continuar su lucha por los derechos humanos (...)". Marruecos sostiene que Haidar es "una traidora a sueldo de Argelia y del Polisario" y en el Sáhara no hay ningún problema de derechos humanos.
El Gobierno español, concluyó Santos, "continuará con la búsqueda de un acuerdo entre las partes que sea justo y permita el libre derecho" a la autodeterminación del pueblo saharaui.
Pero el disgusto del Ejecutivo no va más allá de las palabras. ¿No se protestará? ¿No llamará el Gobierno a consultas al embajador acreditado en Rabat? "El embajador está en su sitio, que es Rabat, para seguir haciendo gestiones", respondió Santos.
La huelga de Aminetu
- Día 13 de noviembre. Marruecos detiene a Aminetu Haidar a su llegada a El Aaiún y le quita el pasaporte.
- Día 14. Los marroquíes la expulsan y la obligan a subir a un avión con destino Lanzarote. Intenta volver, pero España no se lo permite sin documentación.
- Día 15. La activista inicia una huelga de hambre contra lo que considera un secuestro perpetrado por Marruecos y España.
- Día 29. España propone que recupere su pasaporte marroquí, darle asilo político o concederle la nacionalidad, pero ella exige volver a El Aaiún.
- Día 2 de diciembre. Rabat rechaza la petición española para trasladar a la mujer a su territorio.
- Día 4. España solicita una autorización técnica para volar a El Aaiún con Aminetu Haidar. Cuando el avión se dispone a despegar de Lanzarote, Marruecos le niega el permiso de aterrizaje.
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