China roja, China verde
El país asiático quiere convertirse en uno de los mayores exportadores de tecnología para el medio ambiente
Desde hace mucho tiempo, cada vez que los líderes chinos han tenido que defender su posición sobre la lucha contra el cambio climático, han insistido en la necesidad de que los países ricos den ejemplo y contribuyan con transferencias de tecnología a mejorar los procesos industriales en los países menos desarrollados. Pekín dio ayer un paso clave en este sentido. El presidente chino, Hu Jintao, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, anunciaron la creación de un centro conjunto de investigación sobre energías limpias y la firma de una lista de acuerdos sobre eficiencia energética, energías renovables, usos más limpios del carbón y vehículos eléctricos.
"Dado que somos los dos mayores consumidores y productores de energía del mundo, no puede haber solución a este desafío [el cambio climático] sin los esfuerzos de China y Estados Unidos", dijo el presidente estadounidense, bajo la mirada silenciosa de su anfitrión, en el Gran Palacio del Pueblo, en la plaza de Tiananmen. "Hemos acordado extender nuestra cooperación sobre el cambio climático, la energía y el medio ambiente", aseguró Hu.
Tras décadas de impulsar el desarrollo a cualquier precio, el Gobierno chino está basculando hacia un modelo de desarrollo más sostenible, consciente del gran impacto que la contaminación y el calentamiento global están teniendo y tendrán en el futuro sobre la economía y la estabilidad social en este país de 1.300 millones de personas.
Pekín se ha fijado como objetivo que al menos el 15% de su capacidad energética provenga del viento, el sol y otras fuentes renovables para 2020. El programa del Gobierno, que incluye también la energía nuclear, pretende no sólo disminuir la polución sino convertir el sector en uno de los motores de desarrollo del país. El viceprimer ministro Li Keqiang marcó el tono hace unos meses, cuando calificó la nueva industria energética y medioambiental de estratégica para el país.
Expertos medioambientales, reunidos el pasado fin de semana en Singapur, afirmaron que China puede erigirse en el mayor exportador de tecnología verde si lleva a cabo los planes en marcha. "China está en una posición en la que, como fábrica del mundo, abrirá mercados nuevos enormes si sigue el camino de la energía verde. Estoy totalmente convencido de que será el líder mundial en tecnología verde", afirmó Tim Flannery, presidente del Consejo Climático de Copenhague, un grupo que reúne a empresarios y científicos con el fin de promover soluciones para el calentamiento global que sean aceptables tanto para las empresas como para los Gobiernos.
Flannery aseguró que la industria verde será de "importancia vital" para la seguridad interna china, "porque los problemas medioambientales en China son abrumadores en algunas partes del país". El secretario de Comercio estadounidense, Gary Locke, aplaudió a Pekín por reconocer las oportunidades que presenta la energía verde. "Se dan cuenta de que ésta es una oportunidad económica, que proporcionará millones de puestos de trabajo", dijo. China se ha fijado como meta disminuir un 20% el consumo de energía por unidad de PIB (producto interior bruto) para 2010 respecto al nivel de 2005.
Obama explicó que durante el encuentro bilateral acordó con Hu Jintao trabajar "para lograr que la cumbre del cambio climático en Copenhague [el mes que viene] sea un éxito", y dijo que quiere que de la capital danesa salga "no un acuerdo parcial o una declaración política, sino un pacto que cubra todos los temas de la negociación y tenga un efecto operativo inmediato". "Este extenso acuerdo sería un importante paso adelante en el esfuerzo para reunir al mundo en la búsqueda de una solución para el cambio climático", añadió.
La reunión de Copenhague se presenta como un fracaso, después de que Estados Unidos y China comunicaran el fin de semana pasado al Gobierno de Dinamarca que no será posible lograr en la ciudad nórdica un pacto vinculante sobre la reducción de emisiones de dióxido de carbono, responsables del calentamiento global. Pero las declaraciones del inquilino de la Casa Blanca parecen sugerir que algún tipo de pacto podría aún ser posible.
Obama insistió en que problemas como el cambio climático —"uno de los mayores desafíos del siglo XXI", según dijo— "no pueden ser resueltos por ninguna de nuestras naciones solas". De ahí, la importancia de la cooperación entre Washington y Pekín y la firma de unos acuerdos que acercan un poco más al Partido Comunista Chino a su objetivo de construir una China verde.
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