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Reportaje:

Un río de medicamentos

Las aguas del Llobregat y el Anoia tienen cantidades relevantes de 29 fármacos - Los antiinflamatorios hacen engordar a caracoles y larvas de insectos

El río Llobregat se extiende desde su nacimiento en Castellar de N'Hug (Berguedà) hasta El Prat de Llobregat, donde desemboca en el Mediterráneo. Su área de influencia está muy poblada y es abundante en industrias. En su momento, fue uno de los ríos más industrializados de Europa con relación a su tamaño.

La vida en el río no ha sido fácil para las especies que lo habitan: la contaminación industrial de mediados del siglo XX se ha ido reduciendo reducido, pero su alto nivel de salinidad, producido por las tres minas de potasa que desaguan en él, se añaden los compuestos químicos que llegan al río por la actividad humana. Un estudio de científicos de la Universidad de Barcelona y del Instituto Catalán de Investigación del Agua ha analizado la cantidad de fármacos presentes en el río a través de la orina y cómo afectan a su ecosistema: no matan, pero engordan. La biomasa de gusanos, caracoles y larvas aumenta por culpa de algunos medicamentos.

"El agua que llega a los grifos está muy bien purificada", asegura una bióloga

"Una amplia gama de fármacos como analgésicos, antibióticos, esteroides, drogas cardiovasculares y medicamentos usados para tratar enfermedades mentales se vierten en los ríos tras la depuración de las aguas residuales", reza el informe, dirigido por Isabel Muñoz, bióloga del Departamento de Ecología de la UB "Estas concentraciones son muy bajas, pero están en un nivel subletal que modifica el ecosistema. No son alarmantes, pero producen cambios", explica Muñoz.

El estudio ha analizado 29 componentes farmacéuticos presentes en siete puntos del Llobregat y uno de sus afluentes, el Anoia: el diclofenaco, base del Voltaren; el ibuprofeno, elemento base en muchos antiinflamatorios; el ácido clofíbrico, utilizado para reducir el colesterol, y el Ofloxacin, un antibiótico, son los fármacos más presentes, con una cantidad media superior a los dos microgramos por litro de agua. La presencia de medicamentos es más elevada en verano, cuando el caudal del río baja. Con el agua, la mayoría de componentes se diluyen, y su rastro es mínimo.

La conclusión del estudio afirma que, de los principios activos analizados, los antiinflamatorios son los que más afectan al río. Los restos de Fastum Gel, de Voltaren y de todos los medicamentos que contienen ibuprofeno engordan a los invertebrados que pueblan el río. No afectan a las algas y a la vegetación, pero sí a los caracoles y larvas de insectos. "Se han detectado notables aumentos en la biomasa de estas especies causados por los antiinflamatorios", explica Muñoz. Los ciudadanos que beben agua del Llobregat, sin embargo, pueden estar tranquilos: "El agua que llega a sus grifos está muy bien tratada y purificada", precisa.

¿Hay solución? Sí, aunque complicada: someter las aguas residuales a una depuración más exigente, para que los restos de productos farmacéuticos no afecten al ecosistema del río. "Esto sería lo ideal, aunque es muy difícil filtrar los compuestos químicos dada la pequeñísima cantidad que llega al cauce", comenta Muñoz. Si ahora se conocen los productos que llegan al río, indica, es por la mayor precisión de los instrumentos que miden la calidad del agua.

Los efectos de medicamentos y otros compuestos en los peces ya se conocían, pero nunca se había estudiado en los invertebrados. Los anticonceptivos son los principios que más afectan a los peces. En su composición se incluyen compuestos conocidos como disruptores endocrinos y cosméticos y otras moléculas, comunes en detergentes y cosméticos, que producen alteraciones en los órganos sexuales de los animales. Un estudio de 2006 detectó en el río Ebro carpas macho con ovarios y truchas hermafroditas. Estas alteraciones venían originadas por la influencia de componentes químicos como el estradiol y el etinilestriadol, presentes en los anticonceptivos femeninos. "El Llobregat no es ajeno a estos productos, y seguro que hay vertebrados e invertebrados con alteraciones sexuales por la influencia de los disruptores endocrinos", apostilla Muñoz.

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