Una seca y soleada Oviedo, ciudad que amaneció más justa en términos meteorológicos que de costumbre, se entregó ayer a la primera jornada de agitación de la semana grande de los Príncipes de Asturias en una edición cuya nómina de premiados -sólidos, poco dados a la frivolidad- parece responder a la austeridad marcada por el signo de los tiempos.
La nueva Ley del Cine de Cataluña, cuyo anteproyecto se conoció en la noche del martes, continúa levantando ampollas: ayer, representantes de los exhibidores catalanes mostraron su rechazo de un texto que, según ellos, supone una injerencia en el sector privado.
El esquema se repite en las seis películas. Alguien se despierta en una celda o en un garaje encadenado a un artilugio terrorífico. En una especie de pasatiempo tétrico, deberá automutilarse o matar a un compañero de prisión para salvar su propia vida. Torturas dignas de las peores pesadillas de la Inquisición.