Un riñón a 50.000 euros para el 'turista del trasplante'
La ONU alerta del tráfico de órganos, impune en la mitad de los países - Una de cada diez operaciones es ilegal
El tráfico de seres humanos para extraer y comerciar con sus órganos no es un mito. Hasta un 10% de los trasplantes de riñón que cada año se realizan en el mundo son extirpados principalmente a mujeres y niños de países pobres, como China, Filipinas, Egipto o Pakistán. Así lo revela un informe elaborado por Naciones Unidas y el Consejo de Europa. Este crimen, en alza, no se denuncia, lo que convierte el tráfico de órganos en una actividad de bajo riesgo y muy lucrativa. En muchas ocasiones toma la forma de lo que se conoce como "turismo del trasplante". Los receptores de los órganos -habitualmente de regiones ricas- viajan a países donde no existen o no se aplican las medidas para prevenir el crimen o proteger la vida de los donantes.
4.000 personas mueren en Europa al año a la espera de una intervención
El precio del paquete para un riñón -incluye viaje y trasplante- se estima entre 47.000 y 108.000 euros. Y, como señala el informe, estos "servicios" pueden concertarse fácilmente en Internet. "El turismo de trasplantes lo que significa es que un ciudadano de un país rico acude a un país menos rico y allí alguien le vende el órgano. Suelen ser organizaciones de brokers que te ofrecen el paquete completo", explicó Rafael Matesanz, de la Organización Nacional de Trasplantes y uno de los autores de este informe. Filipinas y Pakistán son dos mecas para esta práctica. "Lo que hacen estos ciudadanos es ponerse los primeros en las listas de espera", añadió Matesanz, quien tiene más dudas sobre el rapto de personas para extraerles órganos, pero no descarta que ocurra. "El problema no es un mito, pero sí que hay leyendas urbanas, como la del riñón robado o el rapto de niños".
La falta de órganos disponibles en los sistemas nacionales de donación para transplantes alimenta este macabro trueque en el que el ser humano es usado como moneda de cambio. "Es el momento de adoptar una acción global", señala Beatriz Domínguez, que ha participado junto a Matesanz en este estudio debatido ayer en la ONU. Ambos insisten en que la única solución ante el problema del tráfico de órganos es que los países sean "autosuficientes" a la hora de hacer frente a la demanda. En el mundo, casi 100.000 pacientes reciben cada año un órgano, y sólo en Europa 4.000 personas mueren esperando un transplante.
De acuerdo con los datos aportados ayer, a final de 2007 en Europa había 58.200 pacientes en espera para un transplante de riñón, corazón o hígado. Se realizaron 25.900 intervenciones. La demanda de órganos es aún más alta en EE UU, con 95.150 personas en las listas de espera. Se efectuaron 25.300 transplantes. "Las cifras sólo muestran la punta del iceberg", remachan.
Además, se recomienda que se prohíba cualquier tipo de ganancia financiera con la venta de órganos y otras partes del cuerpo humano, un principio que ya existe en la Convención del Consejo de Europa sobre Derechos Humanos y Biomedicina de 1997 y que 55 países, de los 105 en los que se practican trasplantes, ya aplican y sancionan. El estudio insiste en la necesidad de establecer una definición internacional del tráfico de órganos, que rechace cualquier transacción al margen de los sistemas nacionales de trasplantes.
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