La policía ocupa Arenys para evitar choques entre soberanistas y falangistas
Un centenar de Mossos, la Policía Local y 70 voluntarios patrullan hoy la población
Arenys de Munt se despertará hoy con un ambiente muy alejado de la tranquilidad reinante en este balcón sobre el Mediterráneo cualquier domingo de septiembre. La celebración del referéndum soberanista organizado por una plataforma ciudadana, y a la que el Ayuntamiento no podrá dar apoyo logístico por imperativo judicial, ha obligado a un despliegue policial sin precedentes. Un centenar de Mossos d'Esquadra, efectivos de la Policía Local y hasta 70 voluntarios del pueblo tendrán que trabajar duro para evitar cualquier enfrentamiento entre partidarios de la consulta, que pasarán el día en la calle organizando actos de apoyo, y los detractores radicales que Falange Española de las JONS ha convocado en este municipio de apenas 8.000 habitantes para hacer notar su rechazo.
El alcalde anima a votar tras impedir el juez que el Consistorio apoye la consulta
Será difícil hoy encontrar términos medios en las calles de Arenys. Por una parte, y desde primera hora de la mañana, los organizadores y partidos como Esquerra Republicana y la Candidatura de Unidad Popular organizarán varios actos de apoyo, además de un almuerzo popular y actuaciones musicales. También piensan protestar contra la concentración convocada por Falange en la plaza de Catalunya. Los Mossos tendrán que velar por que no haya choque de trenes y para que los manifestantes falangistas, que llegarán en un autocar escoltado, no salgan del perímetro que se les ha delimitado. Nadie podía prever ayer cuánta gente de fuera de la población reunirá esta singular consulta, pero las tiendas y los restaurantes de la población se frotaban las manos no sin cierto temor a que las cosas puedan descontrolarse en algún momento.
En lo que a la consulta estrictamente se refiere, todo estaba planificado a última hora de la tarde de ayer. El Moviment Arenyenc per a l'Autodeterminació, una entidad completamente desconocida fuera del municipio hasta hace apenas 15 días, ultimaba los preparativos para que hoy los vecinos que lo deseen puedan responder con una papeleta a la pregunta de si quieren que Cataluña se convierta en un Estado independiente dentro de la UE.
Pero también quedaban incógnitas por cerrar. La principal de ellas era saber en qué local de la población se celebraría exactamente la consulta después que el juez haya prohibido hacerlo en un local del ayuntamiento. Los organizadores alegaron motivos de seguridad para mantener en secreto el emplazamiento hasta el último momento. "Lo mejor es que quien quiera votar se dirija al ayuntamiento; allí le indicarán", explicó a última hora de la organización. ¿Por qué tanto secretismo? "Lo hacemos por seguridad, pero también para evitar tentaciones a según quien de impugnar la ubicación o denunciarlo ante un juzgado".
Que el Ayuntamiento no colabore directamente en la organización del referéndum no implica que no lo siga alentando. El alcalde, Carles Móra, de la plataforma independentista Arenys de Munt 2000, no tuvo ningún reparo ayer en llamar a la participación. Además, hoy mismo tiene previsto ofrecer varias conferencias de prensa, la última de ellas coincidiendo con el cierre de las urnas.
Denuncias de espionaje
Por si las cosas no estaban suficientemente complicadas con la profusión de actos a favor y en contra de la celebración de la consulta el alcalde añadió ayer más leña al fuego denunciando supuestos actos de espionaje en el Ayuntamiento. Según el edil, en los últimos días se han utilizado cámaras ocultas para grabar en las dependencias municipales y en las reuniones de los voluntarios que organizan la consulta. "Han grabado de incógnito imágenes de nuestras salas municipales, de nuestras dependencias, de nuestro personal, y además utilizando comentarios de menosprecio", afirmó Móra sin concretar si piensa denunciar estos hechos ante la policía.
En cualquier caso el alcalde sí lanzó una llamada a la calma. Y es que muchos vecinos no escondieron su temor por la concentración de falangistas que la justicia ha autorizado en pleno centro de la población. La preocupación creció todavía más con la rumorología popular que hablaba de amenazas de incendio en los bosques de la población si el referéndum seguía adelante.
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