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La lucha contra el terrorismo

La UE choca con la OTAN en Afganistán

Los ministros de Exteriores sostienen que los ataques como el de Kunduz minan las labores de reconstrucción - Suecia exige a Kabul que combata la corrupción

Andreu Missé

El ataque aéreo de la OTAN en Afganistán el viernes contra dos camiones cisterna capturados por los talibanes, que causó más de 90 muertos, muchos de ellos civiles, cayó como un jarro de agua fría en la reunión de ministros de Exteriores de la UE en Estocolmo que ayer debatieron la sustitución progresiva de las iniciativas militares por las políticas en el país. Europa condicionará la ayuda al futuro Gobierno afgano a un compromiso más firme contra la corrupción, la lucha contra el narcotráfico y el respeto a los derechos humanos. Numerosos ministros censuraron ayer la estrategia de la OTAN por los daños ocasionados a la población civil.

Afganistán se encuentra en pleno recuento de votos de las elecciones celebradas el pasado 20 de agosto y sobre las que pesan más de 2.200 denuncias de fraude, de las cuales al menos 650 son gravísimas. También es un momento delicado para Occidente, ya que la intensificación de la ofensiva insurgente ha disparado las bajas militares. En lo que va de año ya han muerto 307 soldados de la Alianza, más que en todo 2008, y todo apunta a que será el periodo más sangriento en ocho años de guerra. [Ayer mismo, un cabo primero de la Armada española resultó herido leve de bala en un ataque talibán contra una patrulla afgana que estaba bajo protección de las tropas españolas cerca de la base de Qala-i-Naw, en la provincia de Badghis, informa Europa Press. Se trata del segundo militar español herido esta semana en Afganistán].

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Ante las crecientes dificultades para ganar la guerra y el cúmulo de "errores", la retirada está en la mente de algunos Gobiernos. El titular de Exteriores francés, Bernard Kouchner, señaló que "era preciso seguir para poder salir con la cabeza bien alta". Su homólogo italiano, Franco Frattini, afirmó: "No es cuestión de hablar de estrategia de salida, sino de transición".

El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, manifestó que era preciso condicionar la futura ayuda de la UE al nuevo Gobierno de Afganistán a normas más estrictas, especialmente en materia de lucha contra la corrupción. Solana señaló que "hay que acabar con el recuento de votos" y ver qué tipo de Gobierno surge de las urnas. "Tiene que ser un Gobierno", añadió, "comprometido con una actividad no corrupta y una cooperación más estrecha con la comunidad internacional". En su opinión todo el proceso deberá impulsar "la reconciliación" entre los ciudadanos afganos. El problema para Europa, no obstante, es que la estrategia militar está en manos de Estados Unidos y para implementar la asistencia civil y la labor de reconstrucción es preciso un mínimo de seguridad.

La nueva estrategia de la UE, esbozada en un documento debatido por los ministros, propugna un mayor protagonismo de las autoridades afganas en la gobernanza del país, una "afganización" mediante "un nuevo pacto político entre Afganistán y la comunidad internacional". El texto señala: "El nuevo Gobierno elegido y la comunidad internacional necesitarán priorizar los objetivos, especialmente en aquellas áreas en las cuales hemos visto un progreso limitado, tales como gobernanza, corrupción y derechos humanos". Para su desarrollo prevé "la celebración de una conferencia internacional en Kabul tan pronto como sea posible". La UE desea centrar su acción futura en las actividades civiles, como la formación de la policía afgana, la organización de las instituciones judiciales y administrativas y la protección de los derechos humanos, especialmente los de las mujeres.

La estrategia de la Unión, que pretende ir sustituyendo progresivamente la acción militar por la civil, habría sido tomado en cuenta por el jefe de las fuerzas occidentales en Afganistán, el general Stanley McChrystal, que en los próximos días presentará un informe al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. La idea principal que ha trascendido es que McChrystal está de acuerdo en que la crisis de Afganistán no se puede resolver sólo con la acción militar.

El bombardeo del viernes, llevado a cabo por la aviación de la OTAN a petición del Ejército alemán en la zona de Kunduz, ha disparado las críticas entre los ministros de la Unión. La gravedad del incidente ha motivado que el propio secretario general de la Alianza, el danés Anders Fogh Rasmussen, solicite una investigación urgente sobre lo ocurrido. Carl Bildt, titular de Exteriores de Suecia, país que ostenta la presidencia de la Unión, indicó que "cada muerto es una tragedia y no creo que se vaya a ganar esta guerra matando, sino que se hará protegiendo a la población". Bildt insistió en la necesidad de intensificar la lucha contra la producción de opio (el 90% de la heroína mundial proviene de Afganistán), reconociendo que aunque había descendido un 22% el año pasado, "había que hacer más".

Más contundente fue Kouchner, quien calificó el incidente de "un enorme error". En su opinión, "la estrategia en Afganistán debería ser principalmente trabajar con el pueblo afgano y no bombardearlo". Su homólogo luxemburgués, Jean Asselborn, aseguró que "este ataque jamás debió haber ocurrido". El responsable de la diplomacia de Reino Unido, David Miliband, cuyo país acumula más de 200 militares muertos desde que estalló la guerra en 2001, reconoció que el ataque "minaba" la estrategia de los occidentales.

Los resultados de las elecciones no se conocerán hasta el próximo día 17. Con más del 60% de los votos escrutados, el actual presidente, Hamid Karzai, cuenta con un 47,3% de los sufragios. Le sigue Abdulá Abdulá, que volvió a denunciar numerosos casos de fraude. Las sospechas de que hubo un fraude electoral masivo y la ineficiencia en la lucha contra la corrupción inquietan a los ministros europeos y ayer les resultaba muy difícil la incomodidad que les produce la situación. Aún existen muchas dudas de si será necesario efectuar una segunda vueltay si existen las condiciones y los fondos para realizarlas.

El general Stanley McChrystal, jefe de las tropas de la OTAN en Afganistán (izquierda), visita con otros mandos el lugar del bombardeo del viernes, a las afueras de Kunduz.
El general Stanley McChrystal, jefe de las tropas de la OTAN en Afganistán (izquierda), visita con otros mandos el lugar del bombardeo del viernes, a las afueras de Kunduz.AP

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