'Videocrazy', tres décadas de 'tele' berlusconiana y 'velinas'
En 1976, Tele Torino, una pequeña cadena local italiana, estrenó un programa llamado Spogliamoci insieme (Desnúdemonos juntos). El espacio transcurría en un estudio decorado como un bar donde los presentadores, sentados en una mesa frente a la cámara, atendían llamadas del público. Éstos hacían una pregunta al oyente y si éste respondía correctamente una señorita situada en el centro del plató procedía a quitarse una pieza de ropa.
El programa fue un auténtico bombazo y generó una polémica que se extendió por todo el mundo: las fábricas de la región llegaron a quejarse oficialmente, atribuyendo el bajo rendimiento de sus trabajadores al hecho de que trasnochaban frente al televisor con la esperanza de ver a la señorita quitarse la última prenda.
Tele Torino fue la primera emisora televisiva que compró Silvio Berlusconi y la formula del éxito, multiplicada por cien, puede verse hoy día en los canales propiedad del primer ministro de Italia. "No tengo ninguna duda de que Berlusconi vio algo en aquel programa que le hizo pensar que podía exportar la idea y enriquecerse con ella". Lo cuenta el realizador Erik Gandini (Bergamo, 1967) en una pequeña villa a escasos metros del hotel Excelsior del Lido de Venecia, donde su documental Videocracy (coproducido por Zentropa, la compañía de Lars von Trier) participa en la Semana de la Crítica de la Mostra.
Gandini es noticia en Italia después de que la RAI se negara a emitir el tráiler de Videocracy alegando que no era más que "una proclama política". "No voy a negarlo, para mí todo el tema de la RAI ha sido muy bueno: estaba previsto que estrenáramos con 25 copias y finalmente van a ser 70".
El documental se ocupa de ilustrar tres décadas de televisión berlusconiana y presta especial atención a la obsesión de las jóvenes italianas por convertirse en velinas, pocas semanas después de que el tema de Villa Certosa explotara en las narices de Berlusconi. "Todas quieren ser ricas, salir en la tele y casarse con futbolistas, y algo tendrá que ver con el sustrato de esta noticia que en este país el 80% de los ciudadanos italianos se informen únicamente a través de la televisión. Todo el mundo sabe que Silvio Berlusconi ha conseguido ser primer ministro gracias a la televisión". Videocracy muestra las tripas del imperio Mediaset ("nunca les dije que estaba rodando un documental, simplemente me presenté como un italiano afincado en Noruega que estaba haciendo un reportaje sobre el mundo de la televisión") y su universo de letterine, letteronze y schedine (sobrenombres que se otorgan a las chicas que aparecen en televisión) donde un machismo feroz campa a sus anchas. "La televisión italiana da miedo. También pena, pero, sobre todo, miedo", concluye Gandini.
Babelia
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