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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Mohamed Alí Seineldín, último golpista argentino

Veterano de las Malvinas, lideró rebeliones contra Alfonsín y Menem

Alejandro Rebossio

Se llamaba Mohamed Alí Seineldín, El Turco, pero era un militar nacionalista católico de Argentina, de familia libanesa. Fue el último que encabezó un levantamiento militar contra un Gobierno democrático, en 1990. Fracasó en el intento, en el que murieron 13 personas. Dos años antes, otra rebelión suya se había cobrado tres vidas. El pasado miércoles, la muerte le tocó aél, a los 75 años, en Buenos Aires, a causa de un paro cardiorrespiratorio.

Seineldín fue uno de los dos líderes del movimiento carapintada (se ponían betún en el rostro para camuflarse), que reunía a uniformados de extrema derecha del Ejército y se oponía al proceso democratizador de las Fuerzas Armadas y a los juicios contra los criminales de la última dictadura militar de Argentina (1976-1983). El otro era Aldo Rico. Ambos habían sido calificados en las Fuerzas Armadas como "héroes" de la guerra de las Malvinas (1982), en la que el régimen argentino intentó sin éxito quitarle a Reino Unido esas islas del Atlántico Sur. Pero ambos cobraron fama con sus levantamientos contra la democracia.

"El adelantado español llegó para convertir a los aborígenes", dijo

Pese a que el Gobierno del radical Raúl Alfonsín (1983-1989) había impulsado la ley de punto final en 1986, un modo de acotar los juicios contra los militares sólo a los miembros de las juntas superiores, los procesos continuaban. El teniente coronel Rico encabezó entonces la primera rebelión carapintada en la Semana Santa de 1987. Poco después, el Gobierno de Alfonsín apoyó otra ley, la de obediencia debida, que selló el perdón para los mandos medios e inferiores de las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, Rico escapó del arresto domiciliario al que estaba sometido para encabezar en enero de 1988 un segundo levantamiento. En diciembre de ese año, el coronel Seineldín lideró el tercer y último conato militar contra Alfonsín. Tomó el regimiento de Villa Martelli, en el norte del Gran Buenos Aires. En el combate murieron dos civiles y un policía, y otras 40 personas resultaron heridas. La rebelión fracasó y Seineldín terminó preso.

En 1989, el peronista Carlos Menem llegó al poder e indultó a los jefes carapintadas, como antesala de las amnistías que dictaría un año después a los jefes militares y guerrilleros de la década de los setenta. Rico inició entonces una carrera política que lo terminaría llevando al peronismo. En cambio, Seineldín, ya retirado del Ejército, catalogó a Menem como "agente del imperialismo" norteamericano y comenzó a reivindicar la dictadura y las rebeliones carapintadas. Sus dichos le valieron un arresto en un regimiento de la Patagonia, pero desde allí inició el único conato contra el Gobierno de Menem el 3 diciembre de 1990, dos días antes de la visita del presidente de Estados Unidos, George Bush (padre), a Buenos Aires. Los carapintadas tomaron el edificio central del Ejército, al lado de la Casa Rosada, y un regimiento de la capital. A diferencia de los otros levantamientos, aquella vez las Fuerzas Armadas leales a la democracia reprimieron a los rebeldes. Entre los muertos hubo cinco civiles que viajaban en un autobús sepultado por un tanque carapintada. Se contaron 350 heridos.

Un tribunal militar condenó a Seineldín a cadena perpetua, pero tras 12 años y medio de encierro, otro presidente peronista, Eduardo Duhalde, le otorgó en 2003 los indultos a él y a un ex líder guerrillero de los ochenta.

El Turco Seineldín había nacido en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos (este de Argentina), el 12 de noviembre de 1933. Fue instructor de comandos en el Ejército y, durante el Gobierno de Isabel Perón (1974-1976) participó del Operativo Independencia, que lideró el general Domingo Bussi contra el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Fue acusado del secuestro de un científico en la dictadura, pero él sólo reconoció que había organizado las medidas de prevención antiterroristas durante el Mundial de Fútbol de 1978. No fue procesado por delitos de la dictadura, pese a la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida en el Gobierno de Néstor Kirchner (200-2009).

Fue agregado militar en el Panamá del general Manuel Noriega (1983-1989), donde adiestró a las milicias del dictador, que más tarde sería derrocado por EE UU y condenado en ese país por narcotráfico. En los últimos años, desde la prisión y en libertad, apoyó al diminuto Partido Popular para la Reconstrucción (PPR). Tras el indulto de 2003, enseñó tiro y asesoró en seguridad privada.

En el PPR destacan sus tareas solidarias en las provincias norteñas de Chaco y Santiago del Estero. La prensa santiagueña da cuenta de sus reclamaciones ante la Policía para desahuciar campesinos de las tierras de uno de sus clientes. "El país tiene dos instituciones básicas: la Iglesia y las Fuerzas Armadas", escribió alguna vez Seineldín, "no se olviden de que aquí llegó el adelantado español con la espada y la cruz. ¿Y a qué vino? ¿A matar y a destruir? ¡No! Llegó para convertir a los aborígenes, para hacerles conocer la verdad".

Seineldín, durante su golpe de 1990, en Buenos Aires.
Seineldín, durante su golpe de 1990, en Buenos Aires.REUTERS

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