El Seprona denuncia 207 infracciones en 106 canteras de Girona

Las patrullas del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Girona han inspeccionado de enero a marzo más de 100 canteras a cielo abierto para controlar las extracciones de piedras de estos espacios y han denunciado 207 infracciones. La media es de más de dos denuncias por cantera. La más grave de las infracciones ha sido detectada en una cantera de Albons (Baix Empordà) cuyo propietario tenía escondidos entre la maleza 37 bidones con más de 7.600 litros de aceite.

Las patrullas de Puigcerdà, Girona, Peralada y Sant Feliu de Guíxols que han inspeccionado las 106 canteras a cielo abierto han levantado actas, sobre todo, por falta de la documentación necesaria, no tener bien delimitados los límites, mala gestión de los residuos o porque repercuten en zonas de interés natural o de dominio público hidráulico. La infracción más común, por la que se han levantado 42 actas, ha sido carecer de la autorización para la extracción y el vertido de aguas, seguida de la infracción por no presentar la licencia de urbanismo, con 35 denuncias. Los agentes también han alertado de la falta de licencia ambiental, de etiquetas incorrectas en envases y de abandono sin control de residuos tóxicos.

El dueño de un terreno escondió 37 bidones de aceite para reciclar

En el caso de la cantera de Albons, su propietario fue denunciado por 15 infracciones, entre ellas la de no reciclar correctamente aceite, además de esconderlo de la policía. Los agentes comprobaron dos situaciones de forma paralela. Por una parte, observaron como, a pesar de los litros de residuos de aceite que generaba la explotación, no había bidones pendientes de ser retirados por el gestor autorizado. Por otra, hallaron escondidos en la cantera la friolera de 37 bidones de aceite pendiente de reciclar. Para más inri, la fecha de retirada de los miles de litros de líquido había excedido de los seis meses preceptivos. En una segunda visita de los agentes a la explotación, éstos comprobaron que no había ni rastro ni de los bidones ni de la excavadora que días antes sí estaba allí y con la que los habría trasladado el propietario.