Más músculo y menos kilos

Son palabras mayores. Cambiar de modelo económico no es algo que se pueda hacer como se cambia de traje. Ni los expertos en la materia saben bien cómo se hace, pero todos dicen que es necesario hacerlo. Si la actual crisis económica se diferencia de otras es en que ya no se trata de una travesía por territorio escarpado, sino del final de un modelo que se manifiesta inservible.

"Una economía que gastaba el 10% más de lo que producía cada año tenía que reventar y ha reventado", afirma el presidente del Observatorio Económico de Andalucía, Joaquín Aurioles, quien relata que "el anterior modelo se ha acabado y nos deja muy tocados, con los índices de productividad por los suelos, un mercado de trabajo muy frágil y un gran déficit exterior". El frenazo en la actividad ha propiciado que en sólo un año haya 340.500 desempleados más y que la tasa de paro haya aumentado 10 puntos, hasta situarse por encima del 24% en el primer trimestre.

La innovación no sacará de la crisis, pero permitirá ser más competitivos

Una economía moderna requiere un sector industrial bien asentado

Aurioles explica que el modelo se ha basado en cuatro piezas que se han derrumbado: construcción, abundancia de liquidez, inmigración y fondos europeos. "Engordamos mucho gracias a la construcción, pero hemos cogido kilos, no musculatura", explica. "Aún es el 9% de la producción andaluza, y lo normal es que se redujera a casi la mitad", avisa Francisco Villalba, consejero delegado de Analistas Económicos de Andalucía.

Alguien que se ha caracterizado por su continuo cuestionamiento del modelo económico como el catedrático Juan Torres, saluda la iniciativa del cambio propuesta por el presidente del Gobierno. "Es imprescindible y merece un apoyo social amplio y sincero porque limitarnos a seguir el mismo camino seguido hasta ahora puede llevarnos, a medio plazo, e incluso una vez que se supera la crisis, a un callejón sin salida e incluso a condiciones mucho peores que las que ahora tenemos".

Un nuevo modelo, convienen los expertos, debe tener como instrumento imprescindible, la innovación. "El mayor instrumento de desarrollo económico de un país está ligado hoy por hoy a la innovación, de eso no hay duda. Es un atrevimiento y sería demagógico decir que la innovación nos va a sacar de la crisis, pero nos va a ayudar y nos va a preparar para ser más competitivos", explica el presidente de la Red de Espacios Tecnológicos de Andalucía (RETA), Felipe Romera.

El creador del Parque Tecnológico de Andalucía pone como ejemplo la tecnópolis malagueña, donde al cabo de 17 años hay "empresas innovadoras capaces de alcanzar producciones de decenas de millones de euros". hay que dar un salto, extender la red a toda Andalucía, como hace RETA, y procurar que las producciones sean mayores, que haya alguna empresa capaz de producir miles de millones. Es cuestión de tiempo, si hemos necesitado 15 años, igual necesitamos 15 más", explica.

Romera además elogia los pasos que se están dando en el campo de la innovación y la implicación de la universidad y la empresa en Andalucía, y asegura que no se están haciendo en otros lugares.

Para Aurioles, sería un error plantear que hay que buscar un sector que reemplace a la construcción, sino que hay que trazar estrategias integrales de desarrollo. Eso sí, los expertos coinciden en la necesidad de la reindustrialización, porque la industria es el sector que verdaderamente crea tejido, es la puerta de entrada a la innovación y tiene una gran capacidad de generar valor añadido.

"No podemos pensar en una economía moderna con un sector industrial no digamos ya potente, pero mínimamente asentado en el territorio", explica Francisco Villalba, quien insiste por ejemplo en el potencial en el segmento agroalimentario que tiene Andalucía, por ejemplo en la distribución ahora nula de aceite de oliva, en cuya producción es líder mundial, o en los productos elaborados de nueva generación.

Otra de las claves es la externalización, que, recuerda Aurioles, no consiste en exportar, sino en invertir en el exterior, buscar alianzas, socios y actividades.

Que haya consenso sobre la necesidad del cambio no es baladí, porque cómo hacerlo dependerá de medidas de reformas que competen a los gobiernos y que suelen motivar contestación social. "Recuerdo que en las elecciones del año 2000 ya se hablaba de propiciar un cambio de modelo económico, pero no se hace porque no es una cuestión tan fácil y seguramente requiere de medidas que no siempre son bien aceptadas", explica Villalba, que alude a eliminar rigideces en el mercado laboral, energético o comercial, entre otros. "El cambio de modelo necesita reformas que normalmente no se pueden pactar, sin pasteleos", avisa Aurioles.

"Hacen falta algo más que buenas intenciones", advierte también Juan Torres, quien lamenta que se pueda dar la impresión de que "lo que en realidad se busca es hacer sostenible el actual estado de cosas" porque "al mismo tiempo que se habla de cambiar de modelo, las ayudas e incentivos van a los mismos sectores de siempre".